Uno de los mayores temores que experimentan es sentirse marginados, tener pocos seguidores o poca aprobación en las redes
Cuando publicamos en una red social, quienes nos siguen manifiestan si les gusta o no lo publicado por medio de un click en la opción like. Es una práctica común en los Social Media. Habitualmente, el paso siguiente a la publicación es la revisión del número de likes que va obteniendo, ya que es muy satisfactorio recibir más likes que en ocasiones anteriores. Se trata de una reacción muy espontánea y frecuente, sobre todo en los más jóvenes.
En el tema de los likes, es común experimentar una especie de “paradoja existencial”: por un lado, existe la intención de publicar por la bondad o utilidad misma de lo que se comparte, sin depender de los likes recibidos. Por otro, descubrimos que somos vulnerables a la aceptación de los demás, y se corre el peligro de publicar pensando solo en el número de likes. Puede aparecer entonces una sensación desagradable, fruto de un excesivo deseo de afirmación.
En 2017 fue popular el vídeo en que Aimee Song, reconocida figura de moda, reveló sus sentimientos con una transparencia admirable. Entre los minutos dos y siete de una grabación durante la Fashion Week en París, hace una pausa para reconocer que gran parte de su vida “perfecta” es mera apariencia, poses que le han causado una profunda insatisfacción.
Otro caso aplaudible sucedió en 2015, cuando la modelo australiana Essena O’Neil subió su último vídeo a Youtube declarando que dejaría las redes sociales por estar cansada de fingir: “todo lo que hacía estaba editado… lo hacía para obtener más vistas, más likes…”, “vivimos en una sociedad que recompensa este perfeccionismo artificial”, “no es necesario poner a prueba tu valor en las redes sociales para sentirte valorado”, fueron palabras de la joven. La sinceridad de ambas chicas revela lo que puede suceder en el interior de una persona cuando el objetivo se transforma en obtener likes.
Cuando el proceso de madurez es todavía incipiente, como sucede en la adolescencia, el riesgo de ceder a la presión de los likes es más fuerte. Uno de los mayores temores que experimentan los adolescentes es sentirse marginados, tener pocos seguidores o poca aprobación en las redes. Por desgracia, se puede llegar a buscar la aceptación a cualquier precio, aun a costa del prestigio ajeno, de la intimidad o hasta de la propia vida. Hace pocos meses levantó polémica el caso del youtuber Jimmy Swingler que, para agradar a sus seguidores, introdujo su cabeza en un microondas lleno de cemento. Claro está que el cemento se secó e hizo falta el cuerpo de bomberos para salvarlo de la asfixia.
En la tarea educativa, se puede ayudar a los más jóvenes facilitándoles la reflexión sobre sus publicaciones en la red: con qué frecuencia viene a su cabeza la foto del día, de la semana, qué importancia se da a que se difundan las propias “experiencias” (término que parece describir gran parte del objetivo de vida de las nuevas generaciones), etc. En este sentido, pueden ser útiles algunas preguntas:
− ¿Quiero compartir esto porque es bueno (una noticia, una compañía, un lugar o momento especial)?
− ¿Publico sin la preocupación de cuántos likes obtendré?
− ¿Me entristezco cuando obtengo pocos likes con mi publicación? ¿Pienso en borrarla porque tal vez no gustó?
Nos encontramos ante una lucha constante que puede volverse un hábito: hacer popular el bien conviene más que ser bien popular.