Las cuatro virtudes cardinales que debes enseñar a tu hijo para el manejo de las redes sociales
Para Charo Sábada, vicedecana de Investigación y Postgrado de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, el nuevo entorno digital pone de relieve que los problemas educativos de siempre han de abordarse con nuevos enfoques. Si, además, se tiene entre manos la responsabilidad de educar a niños o adolescentes, se genera entre los padres una gran inquietud, cuando no el temor a estar perdiendo de vista lo importante.
Tal y como apuntó en su ponencia durante la inauguración del 38 Congreso de Fepace, es responsabilidad de los padres del siglo XXI dar respuesta a estas preguntas y adentrarse a los retos con el fin de poder acompañar y ayudar a sus hijos a hacer frente con éxito a este aluvión digital.
En su discurso no pasó por alto la importancia de explicar a los menores el valor de mantener la privacidad e intimidad. «Con tecnologías en las que se comparte tanta información, debemos enseñarles que hay cosas muy valiosas de nuestra vida que no se deben compartir con todo el mundo porque, de esta manera, pierden su valor. Si todo lo que soy, pienso o he hecho lo difundo, se pierde la intimidad, que es una faceta muy importante de la vida».
Explicó a los 1.300 padres presentes en el Congreso que hay cuatro virtudes cardinales básicas para afrontar las nuevas tecnologías con los hijos:
—La prudencia: que les ayuda a valorar sus actos, a pensar en lo que van a publicar, en si uno se siente cómodo con que otros vean determinada información, a reflexionar si en un futuro les gustaría encontrarse esa información las redes sociales...
—La justicia: permite que respeten la imagen de los demás, no hablar mal de otras personas, aunque sea en grupos cerrados.
—La fortaleza: es la clave para la madurez. Consiste en plantear un tema y pensar en si se está de acuerdo o no con él para ganar confianza en las propias creencias y convicciones. Ayuda a ser coherente con uno mismo.
—La templanza: virtud que fomenta que se usen las cosas en su justa medida. La tecnología ocupa un lugar importante en su día a día, pero también debe haber espacio para ocuparse de otros asuntos: leer, hacer deporte, ayudar a los demás... De esta manera conseguirán disfrutar de una «dieta digital» saludable.
Todas estas virtudes cardinales «ayudan a formar el carácter de los menores y para que su felicidad sea posible −señaló Charo Sábada− educación y tecnología deben estar aliados».