Una cita que el Santo Padre quiso dedicar a los damnificados por el terremoto en Italia
En la víspera de la solemnidad de la Epifanía del Señor, recibiendo a numerosos damnificados por el terremoto, de la arquidiócesis italiana de Spoleto-Norcia, el Papa abrazó idealmente también a todas las poblaciones afectadas del Lacio, Las Marcas y Umbría, que han sido heridos de distintas formas por los terremotos que sacudieron el centro de Italia el 24 de agosto, el 26 y el 30 de octubre, de 2016, y el 2 de enero del nuevo año.
El Papa Francisco escuchó con profunda conmoción el testimonio de una familia de Accumoli localidad que quedó en escombros y el de un sacerdote, un párroco.
Reconstruir, recomenzar, esperanza, corazones y manos, respeto y ternura, cercanía…, fueron algunas de las palabras que destacó el Santo Padre, tomando nota de las que escuchó, reflexionando sobre ellas y haciéndolas suyas.
Queridos hermanos y hermanas, buenos días. Tengo aquí escritos los dos testimonios que hemos escuchado, y he subrayado alguna expresión, alguna palabra, que me ha tocado el corazón, y de eso quiero hablar.
Una palabra que ha sido como un estribillo, la de reconstruir. Lo que Raffaele ha dicho muy concisamente y muy fuerte: “Reconstruir los corazones antes que las casas”. Reconstruir los corazones. “Reconstruir ─ha dicho Don Luciano─ el tejido social y humano de la comunidad eclesial”. Re-construir. Me viene a la mente aquel hombre que encontré, no recuerdo en cuál de los pueblos que visité aquel día, y que dijo: “Por tercera vez comenzaré a construir mi casa”. Recomenzar, no dejarse llevar ─“he perdido todo”─, amargarse… El dolor es grande. Y reconstruir con dolor… Las heridas del corazón están. Aquí, hace algunas semanas, recibí a la pequeña Giulia, con sus padres, que había perdido al hermano, con la hermanita… Luego recibí aquella pareja de esposos que perdió a sus gemelos… Y ahora os encuentro a vosotros que habéis perdido gente de vuestra familia. Los corazones están heridos. Pero está la palabra que hemos oído hoy de Raffaele: reconstruir los corazones, que no es “mañana será mejor”, no es optimismo, no, no hay lugar para el optimismo aquí: sí para la esperanza, pero no para el optimismo. El optimismo es una actitud que sirve un poco en un momento, te lleva adelante, pero no tiene sustancia. Hay hace falta la esperanza, para reconstruir, y eso se hace con las manos, otra palabra que me ha tocado.
Raffaele ha hablado de las “manos”: el primer abrazo con las manos a su mujer; luego cuando coge a los niños para sacarlos fuera de la casa: las manos. Esas manos que ayudan a los familiares a liberarse de los escombros; esa mano que deja a su hijo en brazos, en las manos de no sé quién para ir a ayudar a otro. “Luego estaba la mano de alguno que me ha guiado”, ha dicho. Las manos. Reconstruir, y para reconstruir hacen falta el corazón y las manos, nuestras manos, las manos de todos. Esas manos con las que decimos que Dios, como un artesano, hizo el mundo. Las manos que curan. A mí me gusta, a las enfermeras, a los médicos, bendecir las manos, porque sirven para curar. Las manos de tanta gente que ha ayudado a salir de esa pesadilla, de ese dolor; las manos de los bomberos, tan valientes, tan buenos... Y las manos de todos los que han dicho: “No, yo hago, doy todo lo que puedo, lo mejor”. Y la mano de Dios a la pregunta “¿por qué?”, pero son preguntas que no tienen respuesta, así son las cosas.
Otra palabra que ha salido es la herida, herir: “Nos hemos quedado allí para no herir más nuestra tierra”, ha dicho el párroco. Precioso. No herir más lo que está herido. Y no herir con palabras vacías, tantas veces, o con noticias que no tienen respeto, que no tienen ternura ante el dolor. No herir. Cada uno ha sufrido algo. Algunos han perdido mucho, no sé, la casa, incluso los hijos o los padres, algún cónyuge… Pero no herir. El silencio, las caricias, la ternura del corazón nos ayuda a no herir. Y luego se hacen milagros en el momento del dolor: “Ha habido reconciliaciones”, ha dicho el párroco. Se dejan aparte antiguas historias y nos encontramos juntos en otra situación. Encontarse: con el beso, con el abrazo, con la ayuda mutua…, también con el llanto. Llorar solos hace bien, es una expresión ante nosotros mismos y ante Dios; pero llorar juntos es mejor, nos hemos encontrado llorando juntos. Estas son las cosas que me han venido al corazón cuando he leído y oído estos testimonios.
Otra frase, dicha también por Raffaele: “Hoy nuestra vida no es la misma. Es verdad, nos hemos salvado, pero hemos perdido”. Salvados, pero derrotados. Es algo nueva esta senda de vida. La herida se cura, las heridas sanan, pero las cicatrices permanecen para toda la vida, y serán un recuerdo de este momento de dolor; será una vida con una cicatriz más. No es la misma de antes. Sé, está la suerte de haber salido vivos, pero no es lo mismo de antes.
Luego, Don Luciano ha mencionado las virtudes, vuestras virtudes: “Quiero testimoniar ─ha dicho─ la fortaleza de ánimo, el valor, la tenacidad y a la vez la paciencia, la solidaridad en la ayuda mutua de mi gente”. Y esto se llama ser “bien nacidos”, no sé si en italiano se usa así, en españolo se usa “bien nacido”, una persona que ha nacido bien. Y él, como pastor, dice: “Estoy orgulloso de mi gente”. También yo tengo que decir que estoy orgulloso de los párrocos que no han dejado la tierra, y eso es bueno: tener pastores que cuando ven el lobo no huyen. Hemos perdido, sí, hemos perdido tantas cosas: casa, familias, pero nos hemos convertido en una gran familia de otro modo.
Y hay otra palabra que se ha dicho dos veces solo, un poco de pasada, pero era el núcleo de estos dos testimonios: cercanía. “Hemos estado cerca y permanecemos cerca el uno del otro”. Y la cercanía nos hace más humanos, más personas de bien, más valientes. Una cosa es ir solos, por el camino de la vida, y otra es ir de la mano con otro, cerca del otro. Y esa cercanía vosotros la habéis experimentado.
Y luego otra palabra que se ha perdido en el discurso, recomenzar, sin perder la capacidad de soñar, soñar el rehacerse, tener el valor de soñar una vez más. Estas son las cosas que más me han tocado el corazón de los dos testimonios, y por eso he querido tomar vuestras palabras para hacerlas mías, porque en vuestra situación lo peor que se puede hacer es dar un sermón. Solo he tomado lo que dice vuestro corazón y lo hago propio para decirlo con vosotros, y hacer una reflexión sobre eso.
Sabéis que estoy a vuestro lado. Y os digo una cosa: cuando me di cuenta de lo que había pasado aquella mañana, recién despertado, encontré un papel donde se hablaba de las dos sacudidas; dos cosas sentí: tengo que ir, tengo que ir; y luego sentí dolor, mucho dolor. Y con ese dolor fui a celebrar Misa aquel día.
Gracias por haber venido hoy y a algunas audiencias de estos meses. Gracias por todo lo que habéis hecho para ayudarnos, para construir, reconstruir los corazones, las casas, el tejido social; también para reparar con vuestro ejemplo el egoísmo que está en el corazón de los que no hemos sufrido eso. Muchas gracias a vosotros. Y estoy cerca de vosotros.
Fuente: vatican.va / romereports.com.
Traducción de Luis Montoya.
Verdad y libertad |
El Magisterio Pontificio sobre el Rosario y la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae |
El marco moral y el sentido del amor humano |
¿Qué es la Justicia Restaurativa? |
“Combate, cercanía, misión” (6): «Más grande que tu corazón»: Contrición y reconciliación |
Combate, cercanía, misión (5): «No te soltaré hasta que me bendigas»: la oración contemplativa |
Combate, cercanía, misión (4) «No entristezcáis al Espíritu Santo» La tibieza |
Combate, cercanía, misión (3): Todo es nuestro y todo es de Dios |
Combate, cercanía, misión (2): «Se hace camino al andar» |
Combate, cercanía, misión I: «Elige la Vida» |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía II |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía I |
El trabajo como quicio de la santificación en medio del mundo. Reflexiones antropológicas |
El islam regresa a España |
El trabajo como agente de la transformación social según san Josemaría |