Déjame que te hable ya de esas muchas Cristinas −o hasta de algún Cristino−… De quienes tras volcarse en criar a sus hijos pueden sufrir y pagar un alto precio: luego no siempre encuentran trabajo… fuera de casa
Durante no pocos años Cristina le ha dado al pluriempleo. Y de qué manera. Parecía −entiéndelo bien− un “hombre orquesta”. Ahora, sin embargo, se las ve y se las desea para encontrar algo en el mundo de la empresa… por no tener “referencias”.
Cristina es una madre. Quizás como tú; o como la tuya. Aunque no os llaméis así. Una persona que ha pasado de ser cocinera, enfermera, maestra, asesora, psicóloga, contable, economista y hasta gerente (por no entrar en más desempeños profesionales)… a la lista del INEM.
Te menciono el INEM y me viene a la cabeza −y al corazón− un post que publicaba hace poco y que ha corrido como la pólvora: “Con más de 40 y en paro”. Puedes verlo aquí.
A las reflexiones de ese post puedes añadir las que, sobre conciliación laboral, nos ofreció Natalia Barcáiztegui (haz clic aquí).
Permíteme cuatro ideas antes de hablarte de Cristina.
1. En un ámbito como el nuestro, que tanto presume de “derechos sociales”, algo tan relevante como la maternidad y paternidad disminuyen y se retrasan contra lo que sería el deseo de los afectados. En mejores condiciones, muchas familias optarían por ser más numerosas o por tener hijos a edades más jóvenes.
2. La vida está muy complicada y en más de un matrimonio salir adelante exige que (si pueden conseguirlo) ambos trabajen fuera de casa. Sea esa su verdadera aspiración, su prioridad, o una pura necesidad.
3. Se habla sin parar de conciliación de la vida familiar y laboral, pero muchas de las entidades o instituciones que pudieran incidir en ello “predican” más que “dar trigo”. Vamos, que entre lo escrito o prometido hay mucho género novelesco. O al menos, más ruido que nueces…
4. Cuando la familia aumenta, en la mayor parte de las ocasiones, si el padre o la madre deciden (o han de) abandonar temporalmente su trabajo fuera de casa para volcarse en el cuidado de la “prole” es la figura materna la que suele sacrificar su ocupación laboral. A los datos me remito.
Además de todo lo que eso supone “hacia adentro” (para la familia), esa valiosa labor incide de manera esencial en beneficio de nuestra sociedad. Ayuda a sacar adelante a unos niños, luego jóvenes, luego hombres y mujeres, que −míralo ahora solo desde esa perspectiva− habrán de hacer viable nuestro “estado de bienestar”. Serán los activos que sostendrán a los pasivos (que crecen y crecen…). ¡Y hay que invertir en “activos”!
En Alemania no son tontos y en su día incluso impulsaron una campaña publicitaria de fomento de la natalidad de la que te di cuenta hace bien poco.
He apuntado que la labor en el hogar es impagable. En cualquier caso, me temo que por estos lares nadie ha intentado pagarla, así, en serio. A veces, ni siquiera hay “respeto” (o realidad) en el discurso: ¿verdad que te suena eso de “mi madre no trabaja”? ¡Ja! Pues si llega a hacerlo…
Déjame que te hable ya de esas muchas Cristinas −o hasta de algún Cristino−… De quienes tras volcarse en criar a sus hijos pueden sufrir y pagar un alto precio: luego no siempre encuentran trabajo… fuera de casa.
Una persona valiosa: en muchas ocasiones llena de méritos y demostradas capacidades pero… con un aparente “vacío” en su CV que más de un ignorante es incapaz de valorar.
Con este post pretendo dar voz, en Cristina, a todas las personas que, tras dedicarse a la crianza y educación de sus hijos, a sacar adelante su hogar, se topan con serias dificultades para retomar o acceder a un puesto de trabajo en una empresa. Porque se dan de bruces con un listo que les responde que no tienen referencias.
Mira este breve vídeo comercial. No sé si la actitud del chaval te dibujará una leve sonrisa ante esa cruda realidad. Pero sí sé que te hará pensar. Pensar sobre algo con lo que tenemos que intentar acabar. Porque quien se ha volcado en un proyecto tan importante y necesario para la sociedad no merece pasar tan mal trago.
Concluyo dando las gracias a quienes quisisteis, pudisteis o tuvisteis que renunciar ¿temporalmente? al ejercicio profesional para volcaros en el trabajo en el hogar. Algo no menos legítimo ni de menor valor que la decisión de aquellas personas que no pudieron, no quisieron o no hubieron de hacerlo.
A ver si esa gratitud viene de todos y va acompañada de hechos. Hechos en los que se constate el reconocimiento y apoyo del legislador, de las administraciones, de las empresas, de la sociedad. Porque obras son amores y no buenas razones.
Tienes, Cristina, las mejores referencias. Y las vamos a difundir.
José Iribas, en dametresminutos.wordpress.com.
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