“Estoy muy esperanzado por poder encontraros; rezo por vosotros, por todo el pueblo americano y os pido por favor que recéis por mí”
El pasado 31 de agosto, el Papa Francisco habló mediante conexión con tres ciudades de Estados Unidos: la escuela Cristo Rey en Chicago (para jóvenes de ambientes desfavorecidos); un centro para los sin techo en Los Ángeles; y una parroquia en McAllen, Texas, junto a la frontera con México, donde son acogidos muchos inmigrantes.
El evento, utilizando el formato de preguntas y respuestas, fue moderado por el periodista David Muir, conductor del programa World News Tonight's Picks, de la cadena ABC News.
Periodista: Santo Padre, como puede ver, están todos muy emocionados. ¿Tiene un mensaje para la gente de Estados Unidos antes de su viaje a nuestro país?
Francisco: Un saludo grande. Un gran saludo a la comunidad católica de Estados Unidos y a todos los ciudadanos de los Estados Unidos. Ese es mi mensaje, un cariñoso saludo.
Valerie Herrera (joven con una enfermedad de la piel, que superó dificultades con la ayuda de la familia y como integrante de un coro. La música la ayudó a acercarse a la fe y a sentirse menos sola y diferente. Piensa entrar en la universidad −la primera de su familia que lo hará− y estudiar farmacia):
¿Qué espera de nosotros, la juventud? ¿Qué espera que hagamos o que seamos?
Francisco: Valery, me gustaría mucho escucharte cantar una canción tuya para mí. Lo espero. Adelante. Sé valiente (Valery canta una canción). Muchísimas gracias. Has sido muy amable. Mi primera respuesta a tu pregunta es esa: lo que espero de los jóvenes es que no caminen solos en la vida. Es el primer paso: espero muchas cosas más. Que se animen a caminar con el amor y la ternura de los demás. Que encuentren a alguien −tú has cantado a la Virgen que te llevara en los brazos, que te hiciera caminar de la mano− que los acompañe en la vida a caminar.
En la vida es muy difícil, muy difícil caminar solo; uno se pierde, uno se confunde, uno puede encontrar un camino equivocado o puede estar errando como en un laberinto, o lo peor, puede detenerse porque se cansa de caminar por la vida. Siempre caminar de la mano de alguien que te quiere, de alguien que te da ternura −tú le decías eso a Nuestra Señora−. Caminar de la mano con Jesús, caminar de la mano con la Virgen: eso da seguridad. Es lo primero que espero de los jóvenes: que se dejen acompañar pero con buenas compañías, es decir, que caminen bien acompañados.
En mi patria hay un refrán que dice: “Mejor solo que mal acompañado”. Eso es verdad, pero mejor que caminen bien acompañados. Cada joven tiene que buscar en la vida a alguien que le ayude en el camino, puede ser su papá, su mamá, un pariente, un amigo, un abuelo, una abuela −los abuelos aconsejan muy bien−, un profesor, alguien que te ayude a enfrentarte a las cosas de la vida.
Caminar acompañado, primero. Segundo: de los jóvenes espero que caminen con valentía. A ti te ha costado dar el primer paso en ese camino que te pedí de que cantarás una canción. Estabas emocionada, no sabías cómo hacerlo, pero fuiste valiente y diste el primer paso, y cantaste muy bien. Sigue cantando, cantas muy bien. O sea, la valentía para dar el primer paso, la valentía de ir adelante.
¿Sabéis lo triste que es ver un joven que no es valiente? Es un joven triste, un joven con cara de luto, un joven sin alegría. La valentía te da alegría y la alegría te da esperanza, que es un regalo de Dios, obviamente. Es verdad que en el camino de la vida hay dificultades, muchas. ¡No tengáis miedo a las dificultades! Sed prudentes, sed cuidadosos, pero no les tengáis miedo. Vosotros tenéis la fuerza para vencerlas.
No os asustéis, no os detengáis. No hay peor cosa que un joven jubilado antes de tiempo. Yo no sé a qué edad se jubila la gente en Estados Unidos, pero ¿os imagináis a un joven de 25 años jubilado? ¡Terrible! Siempre adelante, con valentía y con esperanza. Y Dios, si os lo pide, os dará esa esperanza. Esa es mi respuesta Valery. Y gracias por la canción.
Testimonio de Alexandra Vázquez. No hubo pregunta, pero el Papa comentó: Muchas gracias, Alexandra. ¡Adelante! Y que Dios te bendiga.
Marcos (19 años, sin hogar, sueña con ser músico):
Yo sé por qué usted es tan importante para mí, pero ¿por qué este viaje a Estados Unidos es tan importante para usted?
Francisco: Para mí es muy importante para encontraros a vosotros, a los ciudadanos de Estados Unidos que tienen su historia, su cultura, sus virtudes, sus alegrías, sus tristezas, sus problemas como toda la gente. Yo estoy al servicio de todas las Iglesias y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Para mí algo muy importante es la cercanía. Para mí es difícil no estar cerca de la gente. Cuando me acerco a la gente, como voy a hacer con vosotros, me resulta más fácil comprenderos y ayudaros en el camino de la vida. Por eso es tan importante este viaje, para hacerme cercano a vuestro camino y a vuestra historia.
Testimonio de Alisa (de 11 años, y de su madre Rosemary, madre soltera. Han vivido en un refugio para personas sin hogar. Ahora les han concedido una casa. No hubo pregunta, pero el Papa comentó:
Francisco: Gracias, Rosemary por tu testimonio. Quiero decirte una cosa. Sé que no es fácil ser madre soltera; sé que la gente a veces os puede mirar mal, pero te digo una cosa, eres una mujer valiente porque fuiste capaz de traer estas dos hijas al mundo. Podrías haberlas matado en tu vientre, y respetaste la vida, respetaste la vida que tenías dentro, y eso Dios te lo va a premiar, y te lo premia. No tengas vergüenza, ve con la frente alta: “Yo no maté a mis hijas, las traje al mundo”. Te felicito, te felicito, y que Dios te bendiga.
Ricardo (inmigrante en Texas, desde los 4 años. Después de un accidente de su padre, durante un tiempo tuvo que encargarse −a los 16 años− de su familia de seis personas. Pero luego su padre le ayudó a pagar sus estudios):
Con todos los problemas que hay en el mundo: la pobreza, nuestro sistema de educación, la inmigración..., ¿cuál piensa usted que es la solución a estos problemas?
Francisco: Evidentemente, escuchando tu historia te puedo decir que la vida te hizo padre antes de tiempo porque tuviste que mantener desde muy chico tu familia durante la enfermedad de tu padre. Pero lo supiste hacer porque tuviste un padre con el coraje de iniciarte en ese camino del trabajo y de la lucha, y el coraje después de hacerte estudiar a costa de sacrificios. En esta vida hay muchas injusticias, y como creyente, como cristiano, el primero que las sufrió, que las condensó en sí mismo, fue Jesús. Jesús nació en la calle, nació como un sin techo, no tenía su madre dónde parirlo. ¡Siempre mirar la figura de Jesús!
Me preguntas sobre el cómo. Mirando la figura de Jesús damos un paso más. Dios a veces nos habla con palabras, como en la Biblia, nos dice Su Palabra. Dios a veces nos habla con gestos a través de la historia, con las situaciones. Y Dios, a veces, muchas veces, nos habla con su silencio. Cuando veo −lo que tú me preguntas− la cantidad de gente que pasa hambre, que no tiene para crecer, que no tiene para salud, que muere niño, que no tiene para la educación, la cantidad de gente que no tiene casa, la cantidad de gente que hoy día −lo estamos viendo− emigran de su país buscando un futuro mejor, y mueren, ¡tantos mueren!, durante el camino, yo miro a Jesús en la Cruz y descubro el silencio de Dios.
¡El primer silencio de Dios está en la Cruz de Jesús! ¡La injusticia más grande de la historia y Dios callaba! Dicho esto, voy a ser concreto en la respuesta a otros niveles, pero no te olvides que Dios nos habla con palabras, con gestos y con silencios. Y lo que tú me preguntas solamente se comprende en el silencio de Dios, y el silencio de Dios solamente lo entendemos mirando la Cruz.
¿Qué hacer? El mundo tiene que tomar más conciencia de que la explotación de los demás no es camino. Todos estamos creados para la amistad social. Todos tenemos responsabilidad sobre todos. Ninguno puede decir: “mi responsabilidad llega hasta aquí”. Todos somos responsables de todos, y debemos ayudarnos de la manera que cada uno pueda. Amistad social, para eso nos creó Dios.
Pero hay una palabra muy fea que también aparece en la primera página de la Biblia. Dios le dice al demonio, al padre de la mentira, a la serpiente: “Pondré enemistad entre ti y la mujer”. Y la palabra enemistad fue creciendo a lo largo de la historia, y poco después de eso, la primera enemistad entre hermanos: Caín mata a Abel. La primera injusticia.
Y luego más: las guerras, las destrucciones. Y más: el odio. Hablando en términos futbolísticos, te diría que el partido se juega entre amistad social y enemistad social. Y la opción la tiene que hacer cada uno en su corazón, y nosotros ayudar a hacer esa opción en el corazón. La huida a través de adicciones o violencia no ayuda, solamente la cercanía y dar de mí lo que pueda, como tú diste todo lo que podías cuando de chico mantuviste a tu familia.
No te olvides de eso, amistad social contra la propuesta del mundo, que es enemistad social: “Apáñate tú y que el otro se apañe solo”. Ese no es el plan de Dios. Esto es lo que se me ocurre decirte, y además expresarte mi admiración: ¡la vida te hizo padre muy joven! Que ahora, cuando seas padre de verdad y tengas tus propios hijos, los continúes educando en el camino que aprendiste de tu padre. Gracias.
Testimonio de Vilma (inmigrante ilegal de El Salvador que lleva un grillete electrónico. Quería mejorar la vida de su hijo Ernesto que nació con una enfermedad congénita en los ojos que no le deja ver. Le pide una bendición al Santo Padre y él se la da).
Luego el Santo Padre pregunta por una religiosa que ha visto en la pantalla y le dirige algunas palabras. Se trata de la hermana Norma.
Francisco: Hermana, quiero agradecer en su persona a todas las religiosas de los Estados Unidos. El trabajo que las religiosas han hecho y hacen en Estados Unidos es grandioso. Os felicito. Sed valientes. Adelante, en primera línea siempre. Y os digo una cosa más: −¿queda feo que lo diga un Papa? No sé−: ¡os quiero mucho!
Testimonio de Wendy (de 11 años, acaba de llegar con su madre desde El Salvador por la violencia de las pandillas. La niña cuenta llorando los dramáticos días del viaje. Le muestra un dibujo del Papa. El Papa se lo agradece.
Al finalizar la videoconferencia regalan al Santo Padre un crucifijo hecho por los estudiantes de Chicago.
Periodista: Santo Padre, ¿tiene un mensaje final?
Francisco: Que estoy muy esperanzado por poder encontraros. Que rezo por vosotros, por todo el pueblo americano y os pido por favor que recéis por mí. Gracias.
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