Atlantico.net (Entrevista de Ana Baena)
Llamado "el cura" entre los fieles de sus parroquias, en Vigo, José Domínguez González recibió el sábado un homenaje de sus feligreses con motivo de sus bodas de oro en el sacerdocio.
Llamado "el cura" entre los fieles de sus parroquias, José Domínguez González recibió el sábado un homenaje de sus feligreses con motivo de sus bodas de oro en el sacerdocio. Es el primero de los tres religiosos vigueses que cumplen este mes 50 años de oficio. Plácido Vázquez, de Sampaio, y Avelino Rodríguez, de Cabral, le seguirán con sus celebraciones. Ayer, más tranquilo, don José (como le conocen en la parroquia), descansaba del ajetreo del día anterior y repasaba mentalmente la fiesta.
Supongo que su homenaje tuvo momentos de gran emotividad.
Todo estuvo muy bien: la misa en Montecastelo y la comida en el hotel Bahía. Fue extraordinario, magnífico. Uno de los componentes del Club Juvenil me hizo una serigrafía muy bonita, y antes del almuerzo me entregaron varios regalos, uno de especial valor para mí: un icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. El reencuentro con gente que no veía desde hace años fue el aspecto más emotivo de la jornada.
El propio día de su aniversario es el próximo sábado, ¿cómo lo va a celebrar?
Ese día siete sacerdotes de la diócesis cumplen 50 años desde su ordenación. Lo celebraré oficiando misa en Bouzas y luego asistiré a la comida homenaje al párroco de Sampaio, Plácido Vázquez, en el hotel Bahía.
En este tiempo ha recorrido distintas parroquias viguesas, ¿cómo han cambiado?
Han cambiado mucho y para mal. Tenía razón Alfonso Guerra cuando dijo que a España no la conocería ni la madre que la parió. Estamos en una época de crisis económica y de valores, y es la Iglesia la que da de comer a los pobres: En Madrid van a los comedores sociales los peinados, pero eso el Gobierno no lo cuenta.
En los 60 ya le conocían por el cura medio comunista.
Medio comunista no (risas). En esos años fui pionero en la organización de campamentos para los jóvenes y acudía a las cárceles para apoyar a los chavales. A algunos conseguía sacarlos bajo mi responsabilidad y rehabilitarlos.
"Un sacerdote se jubila cuando lo entierran"
¿Ha pensado en la jubilación?
Para nada, yo sigo haciendo mi labor en San Pablo. Creo que un sacerdote se jubila cuando lo entierran. El cristianismo es esto: la lucha constante. Hago mías las palabras que dicen los Evangelios: "no tengáis miedo a recibir a Cristo". Un cristiano es un hombre activo, con ilusión y optimista, pero sabedor de lo que hay.
¿La Iglesia vive malos momentos?
Es un momento difícil, pero así y todo los cristianos aumentan en todo el mundo con nuevos fieles.
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