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Polonio: ¿Qué leéis, mi señor?
Hamlet: Palabras, palabras, palabras
Ciudadano 1º: Amigo, ¿Qué oyes en el Parlamento?
Ciudadano 2º: Palabras, palabras, palabras
¿Te interesan esas palabras?
Mucho.
¿Sirven para algo?
Para nada.
¿Nada, nada?
Nada serio, quiero decir.
¿Qué es lo serio?
Lo grave, lo que tiene peso.
Hombre, la economía, las leyes, los pactos, la "responsabilidad" o "irresponsabilidad" de los gobernantes. Incluso los insultos son cosas graves ¿no?
De nada sirven.
¿Disculpa?
Están vacías de vida.
Bueno, los parlamentarios hablaban cargando y descargando grandes dosis de adrenalina.
De nada sirve.
Pesimista te veo. ¿Eres de derechas o de izquierdas?
Me interesa la vida.
¿A los parlamentarios, no?
No parece. No han hablado una sola palabra de vida. Si las palabras no versan sobre la vida, carecen de vida y son portadoras de muerte. Cultura de la muerte.
¿Cómo es eso? ¿Es que no resulta vital el tema de la crisis?
La crisis económica solo es posible porque hay crisis de vida.
¿La economía no es vida?
Si no hay vida no hay economía ni nada. Y si la poca que hay la matan o callan y otorgan, menos aún. Nada dicen de la pirámide demográfica a no ser para pensar de dónde sacar las pensiones, no para crear vida.
¿Y cómo se crea vida?
Como siempre: en el seno de las mujeres, de las familias, del matrimonio de una con uno para siempre. Cuando no es así, surge el problema de las pensiones, por envejecimiento de la población y todos los demás problemas. Por déficit de vida.
Cuando hay déficit de vida biológica humana es porque hay déficit de vida humana moral. Las crisis económicas son crisis de vida humana moral, crisis de justicia moral, crisis de valores morales. El despiste general sobre los valores conduce a las crisis económicas y a muchas otras.
¿Entonces, cuál es tu diagnóstico sobre Estado de la Nación?
Agonizante. Casi en coma moral.
¿Terapia?
Una resurrección que venga de lo alto. Solo creando vida. O sea, recuperando la generosa humanidad del amor y, como consecuencia natural, la procreación.
¿Así de fácil?
Fácil no, sencillo. Esta crisis económica y política, si prescindimos del famoso Estatut, más de lo mismo, la profeticé hace cuarenta años, por simple aritmética y un poco de sentido común. Te lo puedo demostrar por hemeroteca. Ya entonces hablé de la escalera de los siete escalones. De la contracepción a la eutanasia.
Nadie me hizo caso, es un decir, ni a los que piensan como yo. Así les va en los debates, debates, debates, debates... ¿Sobre la vida? No. ¿Sobre la protección de la familia? Para nada. Y es lo básico. Sin esto, los castillos están en el aire y la tierra, ciertamente, es del viento. Como niños que juegan con muñecas mientras se está incendiando su casa.
¿Y el fenómenos de la corrupción?
Todo viene de lo mismo.
¿Hay esperanza?
Si no se hace caso a la profecía aritmética, ninguna. Pero la esperanza no se pierde nunca porque los políticos son flor de un día. Hay ciudadanos. Necesitan un despertador. Un líder. Ser corredores de fondo.
Para Dios, reza un Salmo, un día es como mil años y mil años como un día. Más aún, mil años son como el día de ayer que ya pasó. La vida es de los corredores de fondo. Los que ya tenemos una edad, lo vemos claro. Hay algo permanente e indestructible a pesar de Sartre y toda la modernidad que le ha creído: la naturaleza humana.
Hay naturaleza humana porque hay un Dios, dador de vida, que la ha concebido. La naturaleza misma, al traidor le pasa siempre una factura inmensa. Ya aquí, en este mundo, en el que parece que nada es verdad ni mentira. Las apariencias, a veces, solo a veces, engañan. La Verdad existe. Es corredor de fondo. Es como el Guadiana: parece que desaparece. Pero está ahí y siempre aparece de nuevo.
Introducción a la serie sobre “Perdón, la reconciliación y la Justicia Restaurativa” |
Aprender a perdonar |
Verdad y libertad |
El Magisterio Pontificio sobre el Rosario y la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae |
El marco moral y el sentido del amor humano |
¿Qué es la Justicia Restaurativa? |
“Combate, cercanía, misión” (6): «Más grande que tu corazón»: Contrición y reconciliación |
Combate, cercanía, misión (5): «No te soltaré hasta que me bendigas»: la oración contemplativa |
Combate, cercanía, misión (4) «No entristezcáis al Espíritu Santo» La tibieza |
Combate, cercanía, misión (3): Todo es nuestro y todo es de Dios |
Combate, cercanía, misión (2): «Se hace camino al andar» |
Combate, cercanía, misión I: «Elige la Vida» |
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La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía I |
El trabajo como quicio de la santificación en medio del mundo. Reflexiones antropológicas |