"Vagón-Bar" y Marc Argemí ponen en su sitio al New York Times sobre los casos de pederastia
Scriptor.org
He dado a tiempo con la magnífica anotación de Paco Sanchez en su vagón-bar, que con tres pinceladas pone en su sitio al New York Times y su penosa auto-justificación sobre el tratamiento periodístico (es un decir) a los casos de pederastia o abuso de menores por parte de clérigos católicos en los últimos 50 años.
Incluye, además, el texto sobradamente documentado de Marc Argemí, que permite hacerse una idea más cabal del asunto.
Como digo, el asunto queda "puesto en su sitio", aunque otra cosa es que unas humildes anotaciones en la red pretendan tener el alcance y el eco globales desplegado por el NY Times.
Alguien decía que Goebbels decía: Cuando oigo la palabra cultura, echo mano a la pistola. La cita fue luego parafraseada, cambiando pistola por chequera: "Cuando oigo la palabra cultura, echo mano a la chequera". Lo hizo Jean-Luc Godard, y lo puso en boca de un cínico productor cinematográfico en su película "Le mépris".
Despreciar o desconfiar de la cultura y el culto religioso a Dios forma parte integral de la cultura es tarea de gentes poco de fiar.
En este sentido, el NY Times ha tratado el abuso de menores por parte de clérigos católicos en un modo que no sé bien por qué ha traído a la memoria aquel personaje nazi y aquel otro personaje goddardiano: es un trato que implica un gran desprecio o desconfianza (es decir, miedo; aunque miedo peligroso: como el de Goebbels y el del productor de Goddard) ante el sentido propio de la cultura y por tanto de la religión; y en concreto, la cristiana católica, por más cercana a la verdad racional que a las "políticamente correctas" religiones mitológicas, clásicas y contemporáneas.
Y un trato que sabe que el asunto de los casos de pedofilía y su encubrimiento ocasional es algo socialmente mucho más global y sobre todo mucho menos clerical católico de lo que ha pretendido hacer ver el NYT, apuntando de modo sistemático a implicar y manchar al Papa.
Además, el NY Times nunca ha hablado ni dado a entender que se trata de "casos aislados", que es lo que ha habido, sino de "pederastia en la Iglesia", como si fuera algo institucionalmente constitutivo, que es un modo más bien de disparar o amedrentar con abuso de poder, más que de informar; y desde luego un modo ciertamente abusivo de pretender "comprar" el imaginario colectivo en este penoso asunto.
Gracias a Paco Sánchez y a Marc Argemí por el trabajo: Las explicaciones del New York Times y un resumen