La llamada al sacerdocio o al matrimonio, según Benedicto XVI
El Papa invitó hoy a los jóvenes a descubrir su propia vocación, que es siempre al amor, aunque se exprese de forma concreta en estados de vida distintos.
En su Mensaje a los participantes en el X Forum Internacional de los Jóvenes, que se está celebrando en la localidad italiana de Rocca di Papa, sobre el tema "Aprender a amar", el Papa afirma que el amor es central en la fe y en la vida cristiana.
En este Mensaje, hecho público hoy, afirma que por el hecho mismo de que Dios es amor y el hombre es a su imagen y semejanza, comprendemos la identidad profunda de la persona, su vocación al amor.
El hombre está hecho para amar; su vida se realiza plenamente sólo si se vive en el amor, subrayó.
En este sentido, instó a los jóvenes a descubrir su vocación al amor, como personas y como bautizados. Esta es la clave de toda la existencia.
Esta vocación toma formas diferentes según los estados de vida. Una de ellas es el sacerdocio: Llamados por Dios para entregarse enteramente a Él, con corazón íntegro, las personas consagradas en el celibato son un signo elocuente del amor de Dios para el mundo y de la vocación a amar a Dios por encima de todo.
Otra es el matrimonio, de la que el Papa invitó a descubrir su grandeza y su belleza. La relación entre el hombre y la mujer refleja el amor divino de manera completamente especial; por ello el vínculo conyugal asume una dignidad inmensa.
En un contexto cultural en el que muchas personas consideran el Matrimonio como un contrato temporal que se puede romper, es de vital importancia comprender que el verdadero amor es fiel, don de sí definitivo, subrayó.
Esta fidelidad no es imposible, pues Cristo consagra el amor de los esposos cristianos y se compromete con ellos; al contrario, la fidelidad es el camino para entrar en una caridad cada vez más grande. Así, en la vida cotidiana de pareja y de familia, los esposos aprenden a amar como Cristo ama.
Concluyó su mensaje citando a los jóvenes el domingo próximo, en la Plaza de San Pedro, donde se llevará a cabo la solemne celebración del Domingo de Ramos y de la XXV Jornada Mundial de la Juventud.
Este año el tema de reflexión es: "Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?". A esta pregunta, planteada por un joven rico, Jesús responde con una mirada de amor y una invitación a la entrega total de sí, por amor de Dios. ¡Que este encuentro pueda contribuir a la respuesta generosa de cada delegado a la llamada y a los dones del Señor!, añadió.
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