Aborto e identidad perdida del progresismo
Ha fallecido Miguel Delibes. Recogemos de Scriptor.org Descanse en paz Miguel Delibes: amigo limpio y sobrio de palabras y obras, un artículo que D. Miguel publicó en ABC, el 20.12.2007, con el título de Aborto libre y progresismo
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Tiene plena razón Miguel Delibes en decir lo que hoy publica (Aborto libre y progresismo) porque, si no me equivoco, es lo que piensa y ha pensado toda su vida.
Entiendo que es muy recomendable leer el artículo completo. Está escrito con la misma prosa tranquila con que desgrana las cuentas de su alma entre las palabras de sus escritos periodísticos y literarios. Con la misma tersura de sus novelas, con la misma convicción de su vida, con la sencillez y el enorme peso del mismo sentido común que de ordinario sale de su pluma.
Estimado y admirado Miguel Delibes: estoy seguro de que a la Señora de rojo sobre fondo gris le habrá gustado ver este artículo.
Valgan estos párrafos como muestra, entre el arranque y el final:
En estos días en que tan frecuentes son las manifestaciones en favor del aborto libre, me ha llamado la atención un grito que, como una exigencia natural, coreaban las manifestantes: «Nosotras parimos, nosotras decidimos». En principio, la reclamación parece incontestable y así lo sería si lo parido fuese algo inanimado, algo que el día de mañana no pudiese, a su vez, objetar dicha exigencia, esto es, parte interesada, hoy muda, de tan importante decisión. (...)
(...) el feto aún carece de voz, pero, como proyecto de persona que es, parece natural que alguien tome su defensa, puesto que es la parte débil del litigio.
(...) Y el caso es que el abortismo ha venido a incluirse entre los postulados de la moderna «progresía». En nuestro tiempo es casi inconcebible un progresista antiabortista. Para estos, todo aquel que se opone al aborto libre es un retrógrado, posición que, como suele decirse, deja a mucha gente, socialmente avanzada, con el culo al aire. Antaño, el progresismo respondía a un esquema muy simple: apoyar al débil, pacifismo y no violencia. Años después, el progresista añadió a este credo la defensa de la Naturaleza. Para el progresista, el débil era el obrero frente al patrono, el niño frente al adulto, el negro frente al blanco. Había que tomar partido por ellos. Para el progresista eran recusables la guerra, la energía nuclear, la pena de muerte, cualquier forma de violencia. En consecuencia, había que oponerse a la carrera de armamentos, a la bomba atómica y al patíbulo. El ideario progresista estaba claro y resultaba bastante sugestivo seguirlo. La vida era lo primero, lo que procedía era procurar mejorar su calidad para los desheredados e indefensos. Había, pues, tarea por delante. Pero surgió el problema del aborto, del aborto en cadena, libre, y con él la polémica sobre si el feto era o no persona, y, ante él, el progresismo vaciló. (...)
(...) Si el progresismo no es defender la vida, la más pequeña y menesterosa, contra la agresión social, y precisamente en la era de los anticonceptivos, ¿qué pinto yo aquí? Porque para estos progresistas que aún defienden a los indefensos y rechazan cualquier forma de violencia, esto es, siguen acatando los viejos principios, la náusea se produce igualmente ante una explosión atómica, una cámara de gas o un quirófano esterilizado.
Descanse en paz Miguel Delibes, escritor y amigo comprometido sin tapujos con lo que es justo en la literatura y en la vida. Por eso, también, recibió el primer Premio Brajnovic, en 1997.