Una propuesta de Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián
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El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha elaborado una propuesta de examen de conciencia en el que repasa las 15 tentaciones más frecuentes del ministerio sacerdotal, que son decantación de la meditación sobre el palio que Benedicto XVI realizara al inicio de su pontificado, y en la que exponía que «el palio indica primeramente que Cristo nos lleva a todos nosotros. Pero al mismo tiempo nos invita a llevarnos unos a otros». Desde esa perspectiva doble de oveja y pastor, el prelado propone reflexionar en dos bloques:
Tentaciones del sacerdote oveja
Monseñor Munilla señala las siguientes tentaciones: «Falsa seguridad»; sentirse «autodidactas»; «En casa de herrero, cuchillo de palo»; «rutina» y «falta de esperanza en nuestra propia santidad».
En este capítulo, el prelado subraya que «nuestra condición sacerdotal no nos preserva de la tentación del materialismo, del placer» y que los sacerdotes «tenemos una cierta tendencia a "autodirigirnos" y a "autoevaluarnos" como si fuésemos maestros de nosotros mismos».
Del mismo modo, monseñor Munilla pone de relieve que los presbíteros pueden «dar por supuesta, equivocadamente, la madurez de nuestra vida espiritual», que en ocasiones termina por «acostumbrarnos a lo sagrado, de no conmovernos ante la presencia real de Dios en la Eucaristía», y que «asumen el rol de "altavoces de Dios", dejando paradójicamente en segundo plano la llamada a la santidad que Dios nos dirige».
Tentaciones del sacerdote pastor
Más numerosas que las anteriores, son las tentaciones referidas a la función de pastores de los sacerdotes: «Falta de autoestima»; «desconfianza hacia la Providencia de Dios»; «necesidad de purificar nuestros criterios»; «falta de oración "apostólica"»; «vanidad»; «miedos que nos paralizan»; «falta de método»; «falta de cuidado personal»; «impaciencia» y la tentación de «los predilectos de Cristo y los nuestros».
En este campo, el obispo donostiarra pone el acento en el peligro de que la autoestima de los sacerdotes dependa «del grado de éxito cosechado en nuestros proyectos y no tanto del valor del tesoro que llevamos entre manos». También el riesgo de desbaratar la riqueza de las diversas «sensibilidades» con «ideologías» no purificadas. Otro de los flancos por los que el sacerdote puede ser tentado es el de la falta de oración apostólica, esto es, de no ser «testigos del mensaje que anunciamos» además de ser «maestros».
Monseñor Munilla no deja de señalar también que «en ocasiones, el miedo al fracaso nos lleva a no arriesgar», que los presbíteros pierden eficacia en su labor «por acusa de una forma desordenada de trabajar». Del mismo modo, el prelado asegura que también, debido a la soledad, muchos sacerdotes descuidan su alimentación, su descanso y hasta su aseo personal.