Mons. Echevarría sugiere convertirse cada día a Dios, en algún punto concreto de nuestra existencia
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La Cuaresma es el tema central de la Carta del Prelado y hace especial mención al Mensaje que el Santo Padre ha dirigido con este motivo.
La práctica de la justicia, dar a cada uno lo suyo, en el ámbito de las relaciones humanas, es presupuesto indispensable para el desarrollo de una sociedad justa, verdaderamente humana; y en este sentido, cada uno ha de esforzarse por cumplir lo mejor posible sus deberes hacia los demás, sea individualmente, sea en el seno de la comunidad a la que pertenece: familia, empresa, sociedad civil. Pero, afirma a continuación, no podemos conformarnos con eso, y recuerda lo que San Josemaría aconsejaba: «Practica la justicia, ampliándola con la gracia de la caridad».
La honradez, la rectitud en el cumplimiento de los deberes hacia los otros, forma la base de una convivencia civil rectamente ordenada, no es suficiente e insiste con palabras de San Josemaría: «Convenceos de que únicamente con la justicia no resolveréis nunca los grandes problemas de la humanidad. Cuando se hace justicia a secas, no os extrañéis si la gente se queda herida: pide mucho más la dignidad del hombre, que es hijo de Dios. La caridad ha de ir dentro y al lado, porque lo dulcifica todo, lo deifica: Dios es amor (1 Jn 4, 16). Hemos de movernos siempre por Amor de Dios, que torna más fácil querer al prójimo, y purifica y eleva los amores terrenos».
Anima a todos a fomentar en este tiempo de Cuaresma el deseo de renovación espiritual, cuidando mejor la preparación para acercarnos a la Confesión con la frecuencia debida, y esmerándonos en la preparación diaria para recibir al Señor en la Eucaristía. Además, hagamos lo posible para que las personas con las que tratamos habitualmente recorran esta misma senda
En este itinerario, afirma, adquiere gran importancia el esfuerzo por convertirse cada día a Dios, en algún punto concreto de nuestra existencia. Estos sucesivos cambios quizá en cosas pequeñas, pero con la misma decisión que si se tratase de cuestiones grandes resultan momentos de gran importancia para nuestra santificación, y asegura que tendremos más facilidad para recorrer sin cansancio este camino, si permanecemos muy cerca de la Virgen Santa, nuestra Madre, y de San José, su castísimo Esposo. Acudamos a Ellos con gran confianza, en este año mariano que hemos comenzado a recorrer en la Obra, con la urgencia de renovar en la fiesta del Santo Patriarca nuestra dedicación en la Obra.
Recuerda su rápido viaje, el mes pasado, a Valencia y a Palma de Mallorca, donde la labor de la Prelatura está creciendo con fuerza (
) y, como siempre, que emprendo estos desplazamientos, me apoyé en la oración de todas y de todos. ¡Seguid acompañándome siempre!
Al final de su Carta sugiere recurrir privadamente a la intercesión de D. Álvaro del Portillo (el próximo día 23 se cumplirá un nuevo aniversario de su tránsito) para que las gracias de este año mariano calen profundamente en vuestras almas, y a San Josemaría (el día 28 se conmemora un nuevo aniversario de su ordenación sacerdotal) pidiéndole por el Papa y sus colaboradores, por los demás Obispos, por los sacerdotes del mundo entero, por las vocaciones sacerdotales y religiosas, por la santidad de todo el pueblo de Dios, que Jesucristo ha adquirido al precio de su sangre.
Texto completo de la Carta del Prelado del Opus Dei
Enlace relacionado:
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