AlbaDigital.es (Entrevista de Gonzalo Altozano)
Algunos pensaron que se trataba de un expediente equis: Santi Rodríguez, el frutero de Siete vidas, en el IV Simposio sobre ¡san Josemaría Escrivá! Los incrédulos pueden encontrar en internet el " target=_blank>vídeo con su intervención.
¿Se arrepiente de haber asistido a aquel congreso?
No sólo no me arrepiento, sino que me alegro; la lástima es no haber ido a los otros.
Espero que tampoco se arrepienta de esta entrevista.
En absoluto. Hacer este tipo de cosas viene muy bien. Son como inyecciones que hay que ponerse de vez en cuando. Los cristianos debemos dar testimonio.
¿Por qué Escrivá?
Porque le tengo mucho cariño. Me viene de mis padres, que son de la Obra; del colegio, del que guardo un recuerdo maravilloso
Otros salieron tarifando.
A veces, oyendo hablar del Opus, me pregunto a qué colegio habrán ido algunos. ¿A uno en Sri Lanka? Lo que cuentan no tiene nada que ver con mi experiencia.
¿Me la cuenta?
Lo primero, dejar claro que no soy de la Obra, sino simpatizante. Dicho esto, en el Opus Dei me inculcaron unas creencias que han sido de gran ayuda en momentos difíciles. Por eso lo defiendo a muerte.
Conclusión: san Josemaría es santo de su devoción.
Siempre que me he dirigido a él me he sentido atendido. Por cierto, que, a veces, es la costumbre, me sale llamarle monseñor. Y le digo: ¡Huy! Perdona, que te he descendido de categoría.
De aquel simposio se fue con unos vídeos debajo del brazo.
Con charlas del padre, sí. Tenía el recuerdo de haberlos visto en el colegio y quería volver a verlos. También compré su biografía, que estoy releyendo.
¿Tanto le ha gustado?
Sí. Además, cuando me preguntan qué libro estoy leyendo, me divierte responder la biografía de san Josemaría. ¡Ponen una cara! Me gusta ir de transgresor.
¿También en lo religioso?
Es una lástima que manifestarse cristiano sea una forma de transgresión. Pero así están las cosas.
¿Cómo sobrevivir en el intento?
En mi caso, siendo un tío campechano. Eso me sirve para hacer apostolado, dar testimonio de Dios, demostrar que los católicos somos gente normal.
Normal, normal
Lo que no podemos es permanecer encerrados. Tenemos que salir del armario o de donde estemos metidos y decir aquí estamos. ¡Coño, que parece que han tirado una bomba nuclear! ¿Y la gente que veo en misa todos los domingos? Somos como seguidores del Atleti.
¿Del Atleti?
Orgullosos de nuestro club , pero callados.
Usted no se calla.
Antes medía más las cosas, me preocupaba el qué dirán. Ahora si me aceptan como soy, bien. Y si no, peor para ellos.
¿Ser católico es para ir presumiendo?
Pero con cuidado de no creer que lo sabemos todo y los demás están equivocados, de tratar de imponer nuestro criterio.
¿Alguna vez lo ha hecho?
Sí, y es el arma más ineficaz.
¿Cómo deshacer el entuerto?
Diciéndole al de arriba: Perdóname porque lo que he hecho no ha servido de nada. Y, encima, te he ofendido.
Aquel simposio, esta entrevista ¿Qué dirán algunos?
Lo de tantas veces: Santi, no te pega. Lo que por un lado me hace gracia y por otro me molesta. ¿Cómo que no me pega?
[Entrevista íntegra en el número 263 del semanario, desde el viernes 5 de febrero en los quioscos]
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