El respeto a la religión no es una calentura oportunista de Gorvachov
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La frase que titula estas líneas no es de una asociación católica o de un obispo español, es de Mijaìl Gorbachov, antiguo secretario general del partido comunista de la URSS y presidente de aquella confederación de naciones, para unos el sepulturero de un gran imperio y del sueño comunista y para otros el profeta del socialismo con rostro humano.
La frase forma parte de su entrevista en el Vaticano, con el Papa Juan Pablo II, en diciembre de 1989. Se recoge, en forma de diálogo, en un libro del dirigente ruso, Memoria de los años decisivos (1985-1990), editada por Acento Editorial en 1993, entre las páginas 77 a la 85: El encuentro de dos eslavos. Por cierto, la frase completa dice así: «Es necesario respetar el mundo interior de los ciudadanos creyentes».
No se explica muy bien cómo prácticamente veinte años después, el Gobierno socialista español sigue empecinado con su persecución a la religión católica desde posiciones ya superadas de materialismo dialéctico y de ateísmo, banderas del experimento soviético. Parece que los hechos históricos, como el desmembramiento de la URSS se quisieran silenciar. La caída del muro de Berlín y la desaparición del comunismo parece que no existen para los progresistas.
El respeto a la religión no es una calentura oportunista de Gorvachov. Se trata de algo muy pensado. Ya en el verano de 1988, el dirigente ruso se reunió con el Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Casaroli, desplazado a Moscú con motivo de la conmemoración de los mil años de Cristianismo en Rusia. En aquella ocasión dijo: «Por mi parte le expliqué que defendíamos de manera absoluta la libertad de religión y estábamos dispuestos a ampararla» (Pag. 880 del libro Memorias de Gorvachov, Plaza JanésCírculo de Lectores, editado en dos tomos).
Pero volvamos al encuentro de los dos eslavos: «Entre los derechos del hombre hay uno fundamental dijo en aquella ocasión el dirigente ruso que es la libertad de conciencia de la que se deriva el derecho a la libertad religiosa».
Sigamos con sus palabras, en el encuentro que comentamos: «Antes a la Unión Soviética, se le reprochaba que exportara la revolución, ahora se intenta exportar otros valores» y «en lo que concierne a los problemas religiosos, los tratamos según nuestra propia idea de los valores humanos universales. En esta cuestión, como en otras, cada individuo debe decidir qué filosofía o qué religión debe profesar».
«En nuestro país se producen otros grandes cambios, también en la esfera espiritual y mis reflexiones sobre los acontecimientos de los últimos años me dicen que sólo con la democracia no es suficiente, es necesaria la moral. La democracia puede traer el bien pero también el mal. Para nosotros es muy importante que en la sociedad rija la moral, las eternas verdades humanas como la bondad, la misericordia, la ayuda mutua...».
El dirigente ruso termina con las siguientes palabras: «Es indudable que la comunidad mundial tiene, en la figura del Papa Juan Pablo II, no sólo una de las personalidades religiosas más señaladas, sino también a uno de los grandes humanistas de nuestra época».
Octavio Roncero. Periodista