La libertad religiosa está recogida en todo tipo de declaraciones de derechos humanos
El Mundo Castellón
Los suizos han prohibido en referéndum que se construyan minaretes, también llamados alminares. Es una mala noticia y un error ese referéndum. La libertad religiosa está recogida en todo tipo de declaraciones de derechos humanos y cualquier iniciativa que la cuestione es un retroceso.
Un riesgo de la democracia es pensar que todo puede decidirse por la suma de votos, sea lo que sea, ya sea atentar contra la libertad religiosa o contra la vida humana. El fin de las Declaraciones mundiales sobre derechos humanos es, precisamente, establecer una base común, humana y racional, para la convivencia. La vida, la libertad educativa o la libertad religiosa forman parte de esa base común.
Coincido con la ministra suiza de Exteriores, Micheline Calmy-Rey, que ha afirmado que este resultado le decepciona y lo lamenta. Pero también la Conferencia de los Obispos Católicos de Suiza se expresó en el mismo sentido, y antes del referéndum, y no veo que casi ningún medio de comunicación recoja su opinión de que los minaretes, como los campanarios de las iglesias, son un signo de presencia pública de una religión. Los obispos católicos basan su opinión en la mera coherencia con los principios de la libertad religiosa.
También han aprovechado los obispos católicos suizos para recordar que los derechos inherentes a la libertad religiosa y de culto no son respetados en algunos países de religión islámica, e incluso son perseguidos los católicos. La Iglesia Católica no basa su doctrina en votaciones populares ni en la falta de correspondencia, pero su actitud de ofrecer su mensaje y dialogar con otras religiones debería reconocerse con mayor frecuencia.
En Suiza prohíben los minaretes, pero el Tribunal Europeo de Derechos Humanos acaba de sentenciar en noviembre que los crucifijos en las aulas atentan contra la libertad de los padres: penoso. Y en España afloran orquestadamente los que piden suprimir los crucifijos.
Hay mucho intolerante o acomplejado, y la Iglesia Católica lidera la libertad y la coherencia en este confusionismo. Mientras, en España parece un deporte nacional ridiculizar, intentar acallar o ningunear a la jerarquía católica y a los católicos: es otra cara de los complejos y de una campaña orquestada. Hay mucho suizo a nuestro lado.