Leo Messi dice que ellos le hacen vivir con los pies en el suelo
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"Estás ahíííí, hermaaaaaano, estas ahííí. Nos vamos a cenar a Puerto Madero. Hermaaaaano". Es Matías el que golpea la puerta de la habitación. Leo ríe. La entrevista está casi terminando y sus hermanos tienen ganas de ir a cenar. Les importa poco el asado que les espera pero es la última noche que Leo puede disfrutar con ellos. Maradona concentra al equipo en Ezeiza y ya no podrán disfrutar del reencuentro entre hermanos.
Se quedan todos en el mismo céntrico hotel y desde que se despiertan están juntos. Leo conduce el 'jeep' gris hasta el entrenamiento. Mientras atiende las órdenes de Maradona "jueguen, jueguen" Rodrigo, el mayor, Matías, el segundo, y un amigo preparado para solucionar cualquier imprevisto, observan el entrenamiento.
Los dos hermanos son padres de familia. Rodrigo tiene tres hijos con Florencia, a la que Leo considera otra hermana más. Matías es papá de dos niños, uno de ellos casi un hombrecito. En Rosario sigue Maria Soledad, la hermana pequeña. Allá están ahora los padres, Jorge y Celia, y todos sus primos, a los que adora.
"Hermaaaanoooo", sigue gritando Matías. Y le llama por teléfono. "Soy normal gracias a ellos cuenta Messi convencido, ellos no han cambiado... para qué cambiar. Es verdad que todo ha pasado muy deprisa. ¿Recuerdas la primera gira en China? ¿Y aquel partido en Hungría? ¡Buuufff!, han pasado cuatro años pero he vivido experiencias únicas, cualquiera querría cambiarse conmigo, sé lo que soy, un privilegiado, así que lo mejor es disfrutar de lo que tengo siendo el mismo de siempre. A mí me gusta Rosario, Buenos Aires es un caos con tantos coches, tanta gente, tanto movimiento. A mí me gusta la tranquilidad, por eso vivo en Castelldefels".
"Pasa, Matías". Pero 'Mati' no entra, se queda esperando en la puerta. "Siempre me hace reír, tenemos los dos estos hoyuelos señala las mejillas. Dicen que nos parecemos. Rodrigo dejó la cocina que era su mundo para dedicarse a mí, también Matías está siempre pendiente. Eso me ayuda, porque nunca estoy solo. Mi familia es buena, eso es importante porque siempre tienes a alguien de la familia que te dice, por ahí no vas bien, o te da consejos desinteresados. Ellos quieren que sea feliz. Algún tirón de orejas también, pero no me he merecido muchos, ¿eh?".
Un único vicio, los móviles
Leo no se siente atraído por el lujo, sólo tiene una debilidad: los teléfonos móviles. Su 'socio' en el vestuario es Abidal: "Él es el que me consigue los móviles de última generación. Si sale alguna novedad puedo estar tranquilo porque Abidal la consigue para mí. Aquí en Argentina llevo el iPhone, en casa una Blackberry por los mensajes con la familia y los amigos. Es cierto, me encantan los móviles. Con Abidal me río mucho, es un tipo muy ingenioso. Tiene sus días, como todos, pero es la bomba
".
¿Y Piqué? ¿Le hace muchas trastadas? "¡Noooooo!, que nos conocemos del León XIII, donde estudiábamos los dos... él un curso por delante, nosotros Cesc Fàbregas y yo un curso menos. Pero nos conocemos muy bien. A mí no me hace ninguna broma, me tiene respeto (risas), pero además está muy calmado esta temporada".
La fuerza de Gabi
Se pone triste cuando habla de Gabi Milito. "Ha retrasado su viaje a Barcelona, marchará el martes de la próxima semana. Tenía que hacerlo ahora pero bueno
Milito es como un hermano, saldrá adelante porque es una gran persona y tiene mucha fuerza, pero ha pasado un infierno
".
Leo se despide y abraza a su hermano. Matías sonríe como él. Rodrigo es más serio, más responsable. Leo dice que ellos le hacen vivir con los pies en el suelo. La realidad es que a Leo no le interesa cambiar, no le compensa cambiar, no lo necesita. Para qué, es feliz siendo el mismo de siempre.