Esta crisis económica está haciendo surgir una serie de valores arrinconados
RevistaMision.com
En estos tiempos de crisis económica, muchas personas pueden sufrir episodios de ansiedad y desesperación. El empresario lo pasa francamente mal. La empresa en la que ha puesto tanta ilusión se puede venir abajo y sufre por la situación de la gente que tiene a su cargo. El empleado mirará a sus superiores, bien con orgullo si observa que está poniendo toda la carne en el asador, o bien con impotencia, si no cumple con sus compromisos.
Por otra parte, el empleado casi siempre cuenta con subsidio de desempleo, ayuda que el empresario muchas veces no tiene. Juegan un papel importante los valores morales y los recursos emocionales que cada persona haya cultivado en su vida. El optimista y el creyente sacarán siempre fuerzas y no se dejará arrastrar por el derrotismo.
Sin embargo, las personas que carecen de estos recursos sufrirán el doble y deberán pedir ayuda a un especialista si la desesperación va en aumento. A todos ellos les recomiendo que aprendan a distanciarse del problema, que inviertan tiempo en buscar soluciones, que agudicen la imaginación y la creatividad, y que valoren lo que tienen en lugar de aquello de lo que carecen.
Pienso que esta crisis económica está haciendo surgir una serie de valores arrinconados: la austeridad, el esfuerzo, el altruismo, la laboriosidad y, sobre todo, el valor de la familia. El ser humano se crece ante las adversidades y debe encontrar todo el apoyo y la comprensión en la familia.
Algunos padres me preguntan si deben trasladar a sus hijos las dificultades económicas, y les digo rotundamente que sí, pero sin dramatizar, con optimismo realista y dando explicaciones a cada uno de ellos según su edad. Los hijos deben arrimar el hombro.
Paulino Castells
Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona
Especialista en Psiquiatría, Pediatría y Neurología