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Nada, no hay manera. Llevo todo el día esperando que alguien les responda, pero es imposible: les han llamado de todo; pero argumentos, ni uno.
Veamos. En el documento que resumíamos anteayer, la Conferencia Episcopal viene a decir lo siguiente:
1. La mera voluntad de la madre no debería anular el derecho a la vida del niño ya concebido.
(Respuesta: no se metan en política y vuelvan a la sacristía, que ya están ustedes muy vistos. Y además la guerra de Irak estuvo muy mal)
2. El aborto no cura, mata.
(Respuesta: la Iglesia, como siempre, aún no sabe cuál es su papel. A ver si nos vamos enterando de que los pecados y los delitos son cosas diferentes. Queremos ser como "los países de nuestro entorno")
3. No existe un derecho al aborto. Matar a un inocente siempre será una atrocidad.
(Respuesta: la única Moral Pública la dictan las leyes. Las morales privadas se viven en privado. O sea, que a estudiar la educación para la ciudadanía. Y la guerra de Irak, horrible)
4. La nueva ley no apoya a la mujer para ahorrarle el terrible drama del aborto.
(Respuesta: para feministas, nosotros y nosotras. Además la guerra de Irak fue un desastre)
5. Se niega o se devalúa al ser humano para justificar su eliminación.
(Respuesta: ustedes son gordos y feos. Ah, además está lo de Galileo, los crímenes del franquismo y la guerra de Irak, por supuesto.)
Sólo Bibiana, nuestra querida Bibiana, cometió la grave imprudencia de agarrar el toro por los cuernos. Nunca le agradeceremos bastante que respondiera, sin salirse por la tangente, a aquella terrible pregunta:
¿Cree usted que un feto de trece semanas es un ser vivo?
¡Pobre Bibiana! Era demasiado joven y le faltaba experiencia. Aún no había aprendido que este tipo de cuestiones deben contestarse con una disertación bien preparada sobre las señoras de derechas que abortan en clínicas de lujo y la expulsión de los judíos y judías durante el reinado de Fernando e Isabel. Pero la pobre ministra se metió en un lío, dijo aquello de que ser vivo sí, pero humano no y temblaron las Facultades de Biología.
No hubo más remedio que amordazarla y darle unas clases de retórica política para que vaya aprendiendo.
Ved aquí el vídeo de Bibiana y, de paso, otro igualmente significativo. No sé, querida ministra, cómo se puede ser tan bruta y tan cándida al mismo tiempo.
Enlaces relacionados:
Claridad sobre el aborto, Editorial en ABC
La Conferencia Episcopal y el aborto, por Jesús Trillo-Figueroa, en Gaceta de los Negocios
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