Gustavo Bueno: "No al aborto. No es una cuestión religiosa. Ni de izquierdas y derechas"
El filósofo Gustavo Bueno, nueva evidencia de las falacias del Gobierno al tratar de circunscribir el rechazo al aborto a cuestiones de fe: "No al aborto. No es una cuestión religiosa. Ni de izquierdas y derechas".
En una entrevista sin desperdicio realizada por Javier Neira y que publica La Nueva España, el filósofo asturiano se implica ante la reforma legislativa sobre el aborto que trata de imponer el Gobierno y no elude hacer manifestaciones sobre las declaraciones de la ministra Aído, que ha pedido a la Iglesia que se limite a hablar de pecado o no pecado, en la línea en la que lo hicieran antes otros dirigentes socialistas, como Leire Pajín. Bueno afirma, que desde sus postulados materialistas, llega "a la misma conclusión que la Conferencia Episcopal desde su verdad revelada: no al aborto".
Con ello, frente a las intentos de los promotores de la reforma de reducir la defensa del no nacido a cuestiones de fe, Bueno se suma a la oposición formulada públicamente por la Comunidad Científica a través de la Declaración de Madrid, a cuyos representantes no se les quiere escuchar; su une también a la demanda social, expresada en forma de marea roja el pasado 29 de marzo; se sitúa en la línea de las mujeres víctimas del aborto, de los padres y de quienes velan por el bienestar de los menores, de los discapacitados, de los profesionales sanitarios, a los que se les quiere impedir ejercitar su derecho a la objeción de conciencia... Se suma, en definitiva, a todas las evidencias que demuestran que la defensa de la vida no es cuestión de creencias religiosas ni de ideologías, sino de proteger los más elementales derechos humanos, de modo acorde con las evidencias científicas y la legalidad constitucional, internacional y sanitaria de carácter vinculante.
Nos afecta a todos
Así, en la entrevista Bueno destaca que el aborto "afecta a todos", y que ante la reforma "es imposible entenderse sobre todo con quienes pretenden mantener ideas racionales y progresistas. La ministra de Igualdad, por ejemplo, dice que su postura no es religiosa y que el debate se debe plantear en términos civiles y racionales. Pues no sabe lo que dice. Tiene la inocencia de la ignorancia. Como quienes la siguen, incluida esa comisión de supuestos expertos que mantiene".
No cabe poner plazos a la vida humana
"Cuando se habla y se propone una ley de plazos se da por supuesto que es progresista. Pero ¿cómo que hay plazos? Eso es lo que se debe demostrar. ¿Qué plazos? Los plazos se ponen desde fuera. Desde los primeros minutos, desde los 13 días, desde los dos primeros meses o lo que sea. Son plazos y divisiones extrínsecas. Es como dividir el tiempo en horas de sesenta minutos. El tiempo es continuo y lo dividimos en plazos por convención. Como los plazos de las letras de los bancos. Quien habla de la ley de plazos sin mayor crítica no sabe lo que dice, es un inconsciente", añade.
Insiste en el rechazo a hablar de plazos al añadir: "¿Cuándo empieza el cigoto a ser un individuo singularizado? La cuestión es qué es un individuo singularizado. García Bellido dice que la singularización se da en todas las células. De ahí que, como afirmaban los estoicos, no haya dos hojas iguales en un jardín. Por eso la idea de la clonación es absurda. Es imposible, habrá como mucho semejanzas e igualdades".
No existe el "derecho al aborto"
Ateniéndonos a la legalidad, Bueno recuerda que "las mujeres no tienen derecho a abortar, tienen la obligación de no abortar. El genio de Caamaño, el ministro de Justicia, dice que si pueden casarse a los 16 años también pueden decidir abortar. Confunden el tocino con la velocidad. Pondría multas durísimas a las que abortan por negligentes, por el despilfarro económico. La ministra Aído habla como una esclava, dice que tiene derecho a su cuerpo. Eso sólo lo decían los esclavos que no tenían otra cosa. ¿Qué derecho?, ¿natural o positivo? Si es natural no vale para un socialdemócrata, racionalista y progresista. Sería sólo una fantasía metafísica. El derecho siempre es positivo. Tendrá derecho a abortar cuando una ley lo permita. Decir que tiene sin más derecho es pedir el principio. Si lo tiene es porque se lo damos. Afirman que es una cuestión democrática, que el pueblo lo quiere. Entonces, si en el futuro el pueblo no lo quiere, se quita ese derecho y en paz".
Desde el materialismo, por el Derecho a Vivir
El filósofo lo declara con rotundidad y sin que dé lugar a dudas: "Desde mis postulados materialistas converjo plenamente con los obispos y su verdad revelada: no al aborto. No es una cuestión religiosa. Ni de izquierdas y derechas. Cuando ZP ganó las elecciones por segunda vez hace poco más de un año reunió a sus huestes y les dijo que había que dar un giro a la izquierda, así que iba a replantear la cuestión del aborto. ZP identifica el aborto como una seña de identidad de la izquierda. Oponerse sería el signo del clero reaccionario. Menudo argumento, menuda calaña. No saben nada. Da tanta pereza argumentar contra esos disparates que sólo provocan desprecio. Pero hablar de propiedad del cuerpo es individualista, lo contrario del socialismo".