"En los países católicos existe el peligro de que la gente dé la fe por sentada"
Alfa y Omega
Madrid, San Sebastián, Pamplona y Valladolid son las escalas que el escritor Joseph Pearce va a hacer en su visita a España para hablar de la literatura anglosajona contemporánea, y del papel que, en ella, han jugado los literatos católicos. Hoy afirma, la intolerancia se lo habría puesto difícil a estos autores.
Aunque ha investigado y dado a conocer a algunos de los grandes escritores del siglo XX, como Wilde, Chesterton, Tolkien, o Solzhenytsin, en España se le conoce sobre todo por su obra Escritores conversos, dedicada al renacimiento católico entre los escritores ingleses en los siglos XIX y XX.
El señor Pearce cree que, aunque hostil a la fe, el ambiente intelectual en el que se desarrolló el renacimiento católico inglés era más abierto que el actual. Hoy, «no se habría tolerado a Chesterton y otros grandes conversos literarios, y se habrían hecho esfuerzos para silenciarlos o marginarlos. Vivimos en una época de intolerancia, en la que la fe y la razón se excluyen sistemáticamente de una cultura dominada por el fundamentalismo secular. La moral tradicional no se tolera en nombre de la tolerancia». Con esta actitud, «el relativismo radical le ha dado la espalda a toda filosofía tradicional y a toda la teología».
Desgraciadamente, parte del cristianismo le ha seguido. Los últimos capítulos de Escritores conversos reflejan la inquietud que, entre muchos cristianos ingleses, causó la deriva progresista del anglicanismo, que hoy se ha agravado. «Creo afirma el señor Pearce que el anglicanismo se ha suicidado con el veneno del espíritu de este tiempo relativista. El catolicismo es ahora la mayor confesión cristiana en Inglaterra».
Algo positivo, pues «sólo el catolicismo puede salvar Europa; sólo la Iglesia puede salvar la civilización. Los católicos tienen 2.500 años de herencia intelectual y artística de la que sacar fuerza e inspiración. Desde las grandes mentes de la antigüedad clásica, como Sócrates, Platón y Aristóteles, a las grandes mentes de la cristiandad, como san Agustín y santo Tomás de Aquino, la herencia de la civilización occidental es la fortaleza desde la cual los católicos podemos defender nuestra cultura de la anti-cultura del relativismo».
Conversos y en países protestantes
Al conocer el renacimiento literario católico de la mano de Pearce, llama la atención que se produjera esa explosión de producción literaria católica, en bastantes casos claramente apologética, en un país mayoritariamente protestante y donde el catolicismo era una religión marginada hasta muy poco tiempo antes. Es inevitable la pregunta sobre la diferencia con países como Francia, Italia o España. En opinión de Joseph Pearce, «en los países católicos existe el peligro de que la gente dé la fe por sentada», mientras que «en los países no católicos existe el sentir de que la Iglesia es misionera, lo que lleva a un espíritu de evangelización saludable».
Al mismo tiempo, en estos países, lógicamente, es mayor el número de católicos conversos, y entre ellos están «muchos de los grandes pensadores católicos de los últimos 150 años, y de los actuales». En este celo, concurren dos circunstancias: «Son muy conscientes del regalo que han recibido y quieren compartirlo». Y, por otro lado, «conocen al enemigo, porque han pertenecido a él. Una vez que has experimentado la oscuridad, estás más agradecido que nunca por la luz. A veces, a los que siempre han tenido luz les resulta fácil olvidar el peligro de la oscuridad».
En esta elección radical «entre Jesucristo y el espíritu de la época, no hay término medio. Una vez que los católicos, conversos o no, entendamos que tenemos que evangelizar la cultura con el poder de la fe y la razón, podremos empezar a cambiar la corriente del secularismo». Sin embargo, para ello no basta con las palabras; antes, es necesario «hayan aprendido a unirse en la fe, amándose unos a otros como hermanos en Cristo, amando al prójimo, y a nuestros enemigos, como Cristo nos manda».
Lecciones de los grandes
«El hecho de que muchos de los mayores escritores en lengua inglesa se convirtieran al catolicismo en una época hostil a la fe muestra cómo las verdades del cristianismo tienen el poder de cambiar vidas y también la cultura». Se trata de uno de los signos de esperanza que ve Joseph Pearce en el renacimiento católico de la literatura inglesa, pero no el único: «Además, han producido algunas de las mejores obras de los últimos 150 años. La fe continúa inspirando el mejor arte, como ha hecho a lo largo de los siglos».
Que hoy se hubiera intentado silenciarles no implica que se hubiera logrado, pues «es difícil acallar a los grandes escritores», subraya Pearce, citando el ejemplo de Alexander Solzhenytsin: «Sufrió años de persecución por parte del Estado soviético y desafió todos los esfuerzos para silenciarlo».