El científico y filósofo Evandro Agazzi ofreció una conferencia sobre el impacto del Evolucionismo
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La ciencia, la fe y la razón se han encontrado muchas veces a lo largo de la historia. Uno de estos tropiezos tuvo lugar hace 150 años, cuando Darwin publicó 'El origen de las especies'. El presidente de la Academia Internacional de Filosofía de la Ciencia, Evandro Agazzi, estuvo ayer en el Colegio Mayor Albayzín de Granada, en el curso 'Ciencia, Razón y Fe en el Bicentenario Darwin', para discernir sobre el impacto científico y religioso que tuvo el naturalista inglés.
«La Teoría de la Evolución, desde el punto de vista filosófico y religioso, tiene dos aspectos cruciales: la creación y la naturaleza del hombre, que además son los focos de la posible polémica», explica el experto, quien añade que este enfrentamiento no tiene por qué darse. «Estas ideas no encuentran barreras dentro de la Biblia».
Agazzi subraya que el Evolucionismo puede contemplarse dentro del Creacionismo, y que no excluye el sentido religioso: «Esta polémica ha sido muy exagerada».
Según el experto, cuando se publicó el libro también hubo religiosos que apoyaron el Evolucionismo, así como científicos que lo criticaron: «Sólo hubo algunas voces, especialmente incisivas, que señalaron el trabajo darwiniano como una voz para el ateísmo».
Ciencia versus religión
Así, Evandro Agazzi opina que la ciencia y la religión no tienen por qué ser enemigos: «El mundo no tiene en sí mismo las razones que explican la existencia, por ello, éstas tienen que quedarse en un nivel que no es mundano».
El teórico destaca, además, que ambas perspectivas han estado muy unidas a lo largo de la historia, «los sacerdotes y los oficios religiosos solían ser también los científicos y médicos». Igualmente, han existido investigadores muy interesados en la religión, como Isaac Newton o el propio Darwin. Sobre este último, el experto detalla que en su obra hay pasajes tanto con tendencias teístas como ateas.
Así, en las últimas páginas de 'El origen de las especies' Darwin hace algunas menciones sobre el creador. Por otro lado, en una carta que el naturalista escribió antes de publicar 'El origen del hombre', declaraba sobre sí mismo que su postura era dudosa, y que se definía como agnóstico.
«Fue la presencia de tanto sufrimiento justificado, en su vida personal y en la naturaleza, lo que llevó a Darwin hacia tendencias más ateístas», añade Agazzi. Estudiar a los animales y ver cómo necesitaban comerse los unos a los otros para sobrevivir, así como la enfermedad que le acompañó buena parte de su vida y la muerte de su hija fueron algunas de las experiencias que le apartaron de sus principios teístas. Aunque Darwin, después de todo, no dejaba de definir su postura como dudosa.
El agnosticismo
«El término agnóstico fue creado por Thomas Huxley, uno de los grandes defensores del darwinismo», subraya el catedrático de Filosofía de la Ciencia, y añade que «la ciencia no es atea ni religiosa, sino agnóstica».
El experto sostiene que es posible un cierto sentido religioso, y sugiere que no se trata de entender la idea de la divinidad como algo que está más allá de la naturaleza, ni tampoco como producto de ésta, sino como un Dios que está dentro de ella. «Ésta no es la postura judía, ni cristiana, ni islámica... Quizá sí un poco budista».
En definitiva, según Agazzi, el trabajo de Darwin no supuso la polémica de la que se habla hoy en día. Y la rivalidad científico-religiosa que surge en torno al Evolucionismo no tiene por qué darse, ambas creencias se pueden solapar.