Gaceta de los Negocios
John Odhiambo, rector de la Strathmore University (Kenia), trata de difundir la excelencia académica y el trabajo bien acabado a los jóvenes de la Strathmore University.
Ha venido a España para solicitar la ayuda necesaria que le permita poner en marcha una escuela de negocios en Nairobi, al estilo del IESE de Barcelona. Habla inglés con fuerte acento africano y lo hace despacio, como los buenos profesores que, primero, enuncian la idea; luego, la desarrollan; y, finalmente, la resumen. Antes de comenzar la entrevista nos da un dato sorprendente: Kenia destina a la educación el 7% del PIB; España, apenas el 4%.
Siendo un hombre de éxito en su país, ¿qué le mueve a dedicarse de lleno a la Educación?
Cuando era joven admiraba profundamente a mis profesores, pensaba que eran especiales, sobre todo el que yo tuve de Matemáticas. Cuando fui a la Universidad podía haber estudiado Ingeniería o Arquitectura, pero yo quería, algún día, enseñar Matemáticas a mis alumnos. Nunca imaginé que terminaría dando clase en la Universidad de Nairobi. Se puede decir que cumplí mi sueño.
En Strathmore University estudian 5.000 jóvenes, ¿es el mejor pasaporte para salir de la pobreza?
En general, sí; y en nuestro país también. La educación también les hace más libres. Strathmore empezó como college hace 50 años y nuestros alumnos ya son de clase media.
Ha dicho que en Suráfrica están buscando 260.000 profesores.
Sí, la necesidad de profesores es muy grande en todo el continente, aunque en Kenia el problema no es tan grave. En Strathmore queremos hacer una escuela de negocios a nivel mundial, donde se realicen másteres y doctorados de calidad. Por eso, cuando contratamos profesores de Harvard, de Yale o del Iese, les pagamos muy buenos sueldos, equiparables al mejor nivel internacional.
¿Le preocupa especialmente el tema de la corrupción?
Sí, porque en África hay mucha. Lo más interesante es saber que la corrupción va en contra de nuestra cultura y de nuestras raíces. Por eso, nos ocupamos mucho de impartir una formación humanística integral, con especial atención a las asignaturas de ética, filosofía, sociología para que los jóvenes entiendan mejor nuestra propia cultura y puedan luchar contra ese vicio.
¿La falta de educación y oportunidades se ceba especialmente con las mujeres?
Sí, sobre todo en algunas comunidades rurales. Yo pongo mucho interés en convencer a todos de la importancia de educar a la mujer, que luego educará a sus hijos.
Seguro que ha tenido alguna alumna de la que contar una bonita historia.
Hay muchas, sí (sonríe). Por ejemplo, la ministra de Deportes en Kenia vivía en una tribu en la que no permitían que los niños fueran al colegio. Ella lo consiguió y logró completar sus estudios en la Universidad. Ahora es un modelo para su tribu, y muchas otras mujeres han seguido su ejemplo. Cinco de ellas han sido elegidas para ocupar un sitio en el Parlamento.
¿Siente que sus gestiones en Madrid no han caído en saco roto?
Sí, creo que el mensaje que he traído ha sido muy bien recibido por las personas con las que me he entrevistado. Creo que volveré satisfecho a mi país.
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