César Nombela valora el caso de Eluana Englaro, fallecida ayer en Italia
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César Nombela, catedrático de Microbiología en la Universidad Complutense de Madrid, valora en Páginas Digital el caso de Eluana Englaro, fallecida ayer en Italia después de tres días sin alimentación ni hidratación.
¿Cree que podemos aprender algo de cómo se ha producido la muerte de Eluana Englaro?
Son muchas las lecciones, sobre todo que los partidarios de la eutanasia seguirán tratando de abrir camino a sus propuestas a partir de las situaciones límite. No es común el que una persona pueda permanecer en coma tantos años, pero si abdicamos del principio de que la dignidad de cada persona persiste, aunque cesen algunas de sus funciones, se seguirá dando paso a la idea de que hay seres humanos prescindibles por carecer de valor como tales.
¿Es un caso claro de eutanasia?
Se trata de un caso flagrante de eutanasia, en el que ni siquiera concurre la condición en la que más insisten los defensores de esta práctica, es decir, la voluntad o deseo de la persona. Es el padre quien decide que la hija debe morir, aun habiendo personas dispuestas a su cuidado. De hecho, cada vez está más claro que no existe voluntad ni consentimiento personal en muchos de los casos en que se aplica la eutanasia.
La circunstancia de que existieran vías legales para detener este proceso, que podían materializarse en poco tiempo, hace particularmente inquietante el que no se haya esperado para confirmar su viabilidad, como si se tratara de hacer todo irreversible cuanto antes, a pesar de las dudas. No queda en buen lugar la deontología de quienes han colaborado sin objetar en función de principios y valores médicos.
El portavoz de la Santa Sede ha asegurado: "Ahora que Eluana está en la paz, esperamos que su caso, después de tantas discusiones, sea motivo para todos de una reflexión serena y de búsqueda responsable de los mejores caminos para acompañar a las personas más débiles, con amor y cuidadosa atención, con el debido respeto del derecho a la vida". ¿Qué le parecen estos comentarios?
Están en la línea de una visión cristiana de la vida que puede ser también compartida desde posiciones humanistas. La desvalorización del débil, del dependiente o gravemente disminuido conduce a una pérdida de autoestima que a todos nos afectaría en algún momento.
La evolución cultural propia de nuestra especie, o la ley inscrita en nuestra propia naturaleza, en la que muchos creemos, eleva a la especie humana por encima de una existencia puramente biológica. La máxima expresión es considerar que todos nuestros semejantes tienen dignidad y derechos, sea cual sea su condición y su situación. El progreso de la humanidad consiste en atreverse a proclamar y practicar ese principio.
A veces da la sensación de que la vida dependiente es menos vida.
Así sucede cuando nos lanzamos por el despeñadero de aceptar la eutanasia sobre bases engañosas. La pretensión de evitar sufrimientos a algunos puede esconder la búsqueda de una vida más cómoda para los demás.