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Experta en internet, la periodista y consultora tecnológica valenciana Mar Monsoriu lleva 17 de sus 46 años analizando la red. Acaba de publicar un manual sobre redes sociales en internet, su tercer libro dedicado a la red mundial de ordenadores, en el que alerta de los riesgos de poner la vida privada al descubierto en estas webs que arrasan entre los más jóvenes.
Facebook, Myspace, Tuenti... y así hasta más de 3.000 redes sociales en todo el mundo. Estas plataformas web que conectan entre sí a personas, arrasan en internet. ¿Por qué cree que están tan de moda, especialmente entre jóvenes y adolescentes?
Por su facilidad de uso, porque vienen a aglutinar todas las herramientas que hasta ahora se utilizaba de forma dispersa: correo electrónico, webs, subir o ver y compartir vídeos y fotos, programas para chatear, blogs... Cualquier red social te permite hacer todo eso en una sola web sin saber ni una patata de informática. Además de ese atractivo está también el objetivo que tienen, que es poner en contacto a gente, que es la esencia de internet.
¿Qué peligros esconden?
El principal es la pérdida de tiempo. Son bastantes fascinantes y te enganchan. Una persona adulta perfectamente sensata puede tirarse tres horas sin darse cuenta mirando los perfiles y las fotos de sus amigos. Eso, trasladado a un niño o a un adolescente, pueden ser 6 ó 7 horas enganchadísimos. Otro de los grandes riesgos es la falta de privacidad. Nunca en la historia de la Humanidad tanta gente ha puesto al alcance de cualquiera tantos datos de tipo personal. Es decir, ya no hace falta que la CIA o quien sea nos espíe porque ya damos todos nuestros datos abiertamente al público en general. La gente está poniendo en las redes, desde un punto de vista totalmente imprudente, el lugar en el que vive, los nombres de su familia con fotografías incluidas, datos de los colegios de sus hijos, sus teléfonos... O sea, que tienen su vida privada al descubierto. Eso en manos de terceras personas con malas intenciones evidentemente te puede perjudicar.
¿Qué hacen las empresas que gestionan las redes con esa información?
La venden. Para escribir el libro abrí perfiles en alrededor de 50 redes, usando varios números de teléfono, correos... Me han llegado a llamar para hacerme una oferta comercial de venderme algo a números que sólo había dado a determinada red. Si tu pones tu móvil alegremente en las redes y lo venden a no sabes quien, porque generalmente son empresas norteamericanas, te pueden bombardear de publicidad.
Esta nueva forma de relacionarse está imponiendo entre los adolescentes, incluso es difícil encontrar algún menor de 15 años que no esté en alguna de ellas ¿Eso es peligroso?
Es muy peligroso. Los niños creen que lo normal, porque es lo que estan viviendo en esta eclosión de las redes sociales, es tener la vida al descubierto. No son conscientes de hasta que punto esa falta de privacidad, de intimidad, puede perjudicarles. Me parece gravísimo que niños de 11 años estén poniendo alegremente datos personales y fotos en las redes sociales sin la autorización de sus padres. Eso, además de ser ilegal, les pone en peligro ante pederastas, secuestradores, ciberacosadores, o cualquiera que les quiera chinchar. En México, los secuestradores están encantados porque seleccionan sus posibles víctimas a través de las redes sociales. Los adolescentes y jóvenes están compartiendo y aireando información bastante privada, como es la relativa a sus relaciones sexuales o al consumo de drogas. No se dan cuenta que el hacer publica esta información no recomendable les puede perjudicar.
¿Qué podemos hacer ante este lado oscuro de las redes sociales?
No soy partidaria de la prohibición, sino de fomentar la información y la educación. La mayoría de cosas que pasan es por culpa de la ignorancia. Muchos niños te discuten que las fotos sólo las ven sus amigos, y basta con entrar en ellas y demostrarles que no es así. Estas redes tienen unos fallos de seguridad monumentales y es muy fácil acceder a las fotografías. Los perfiles nunca son privados. Hay que hacer saber a los niños y jóvenes, y también a los adultos, que sus fotos las están vendiendo y pueden ir a parar a sitios que no les gustaría, como revistas de contactos de gays. Además, no hay que olvidar que todo lo que se sube a internet ya no se puede bajar. No hay marcha atrás. Por tanto hay que ser muy prudente antes de colgar una foto en la red.
Pero es difícil poder saber y controlar lo que hacen los hijos en internet. Mientras ellos son, como se dice, "nativos digitales", es decir que manejan internet desde niños, la red a muchos padres les suena aún a chino. De hecho la mayoría no saben que sus hijos navegan por las redes sociales.
Eso es verdad, un porcentaje bastante alto de padres desconocen que sus hijos estan en redes sociales. Todos los menores españoles a partir de 11 años, o un poquito más, las usan. Es rarísimo encontrar algún niño o niña que no las utilice. Es una cuestión absolutamente masiva. Si los padres no se lo permiten, da igual, irán a casa de un amigo, lo harán en una biblioteca, donde sea... Es la manera que actualmente tienen los menores de socializarse, de comunicarse entre ellos. No puedes ir contracorriente. Por narices, la educación de los hijos debe abordar el mundo digital, les guste a los padres o no.
Entonces, ¿deben de preocuparse con lo que hacen sus hijos en la red?
Mucho. Internet ocupa cada vez más la vida de los niños. No pueden pensar que se están autoeducando en la red. Eso es imposible. Son como una esponja que absorben tanto lo bueno como lo malo de la red. A los padres no les queda otra que conocer eso y sobre todo acompañar a sus hijos lo máximo posible en sus experiencias digitales, particularmente cuando son pequeños y explicarles razonablemente los contenidos que no son apropiados para ellos. Cuando ya son más mayores, hay que hablar, compartir y comentar con ellos lo que hacen en la red. Hay que hacerles ver que no es buena idea que pongan fotos suyas con ropa interior en las redes sociales, algo muy, muy común. Hay millones de niños españoles que están poniendo sus fotos en ropa interior en las redes sociales. Y los padres, cuando se enteran, ya es tarde...
¿Qué podemos hacer para que la red no sea una trampa para nuestros hijos?
No podemos dejar a los menores en internet a su libre albedrio, es como abandonarlos en la selva y que se apañen. El ordenador debe estar en el salón, en el sitio donde está la televisión y donde la familia pasa más tiempo, y bajo ningún concepto dejar que los niños se recluyan en sus dormitorios con los ordenadores porque así no los puedes educar. Ellos se tienen que acostumbrar a usar internet de manera pública y a compartirlo con la familia. Y lo mismo en la pareja, yo siempre digo que la pareja que chatea unida permanece unida.
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