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La Iglesia ha advertido de la repercusión moral negativa de todas las técnicas de reproducción asistida en la reciente Instrucción Dignitas Personae, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, unas técnicas mediante las cuales nace el 2% de los niños que nacen hoy en España.
En la siguiente entrevista concedida en exclusiva a ForumLibertas.com, el miembro de la Pontificia Academia para la Vida Justo Aznar dice que actualmente las leyes en España no ayudan al respeto y la defensa de la vida humana desde su inicio.
¿Cuáles son, en su opinión, las principales novedades de la instrucción Dignitas personae?
A mi juicio, la principal novedad de la instrucción Dignitas personae no son aspectos particulares en concreto sino la unidad del documento en defensa de la vida humana.
Como muy bien se sabe, desde el año 1987 en que se publicó la instrucción Donum vitae, los avances técnicos en estas materias han sido muy importantes, por lo que un documento global que abordara una valoración moral de los mismos era absolutamente necesario, no solamente para los católicos, sino para todos en general.
¿Hay algún apartado que a usted le haya sorprendido o interpelado especialmente?
Sí, me parece de especial interés el juicio negativo que se hace de todas las técnicas de reproducción asistida, por la especial repercusión moral que estas prácticas tienen, pues no hay que olvidar que aproximadamente el 2 % de los niños que nacen hoy en España lo son por reproducción asistida.
¿Qué acogida cree que está teniendo este documento en la Iglesia? ¿Y en el conjunto de la sociedad?
Es pronto para hacer una valoración global de la acogida que el documento ha suscitado, tanto en la Iglesia como en la sociedad en general, pero no me cabe duda que será un instrumento pastoral fundamental en la labor catequética de la Iglesia en estas materias y una orientación moral para el conjunto de la sociedad en lo que al inicio de la vida humana se refiere.
¿Cuál es el objetivo de la publicación de las orientaciones morales que contiene el documento? ¿Resulta especialmente difícil respetar todas sus indicaciones en nuestras sociedades?
La Iglesia, como madre y maestra tiene la especial obligación, yo diría que deber de amar, de orientar a los fieles en materias que pueden ser decisivas dentro de su vida personal y de su relación matrimonial, por lo que el objetivo de esta Instrucción es ilustrarnos sobre la valoración moral que la Iglesia realiza sobre estas materias.
En efecto, en ocasiones puede no resultar fácil seguir las indicaciones morales que en el documento se especifican, lo cual no sorprende en una sociedad en la que el hedonismo constituye uno de los objetivos personales y sociales más aceptados.
Amar pensando fundamentalmente en el bien del otro, especialmente cuando el otro es el más débil de los débiles, el no nacido, requiere en ocasiones un sacrificio que hay que realizar con amor.
¿Cree que la aportación de la Iglesia influye actualmente en el desarrollo científico o por el contrario no es escuchada?
Por desgracia no son muchos los científicos y los médicos que en su actuar profesional sigan estas indicaciones morales, pero lo que no cabe duda es que las mismas pueden ir creando un positivo caldo de cultivo sobre el que se desarrolle una actitud más acorde con el respeto que la vida humana, basándose en su intrínseca dignidad, merece.
De los últimos avances de la biomedicina que trata la Instrucción, ¿cuáles son los más beneficiosos o con más posibilidades y cuáles los más perjudiciales?
A mi juicio, los mayores beneficios para los pacientes se van a obtener como consecuencia del uso de las células madre adultas y de las células reprogramadas, las células iPS, en el campo de la medicina regenerativa y reparadora.
Sin embargo, por desgracia, gran parte de los avances en este campo se están produciendo después de que el documento fuera aprobado por el Papa, por lo que la posibilidad de referirse explícitamente a ellos no ha sido posible, pero creo que quedan implícitamente incluidos.
Sin duda, los campos más perjudiciales son aquellos en los que se manipulan y destruyen embriones humanos, especialmente los métodos contraceptivos que impiden la implantación del embrión, las técnicas de reproducción asistida, la reducción de embriones, la experimentación con los mismos, el diagnóstico genético preimplantacional, la producción de bebés medicamento y las técnicas de clonación humana.
En relación con ello, creo que es especialmente necesario recordar la baja eficiencia de las técnicas de diagnóstico preimplantacional y de la producción de niños medicamento, lo que implica una gran destrucción de embriones humanos. En efecto, para producir un niño medicamento que pueda ser útil para obtener de él material biológico adecuado para tratar a un hermano suyo, se necesita destruir no menos de 95 embriones, hermanos, a su vez del niño enfermo, lo que, sin duda, no parece una práctica éticamente admisible.
También merecen un juicio moralmente muy negativo todas aquellas técnicas que se basan en la selección de embriones por razones de salud es decir, en las que se eligen a los embriones sanos para implantarlos y se destruyen los enfermos, como ocurre en la selección de embriones por diagnóstico genético preimplantacional, pues estas técnicas son, como el documento acertadamente señala, claramente eugenésicas.
Algunos avances que actualmente suponen problemas éticos como la clonación, la reproducción asistida, ..., ¿podrían en el futuro ser aceptables si se encontrara alguna solución a los problemas que plantean actualmente? ¿Podría citar algún ejemplo?
Todas aquellas técnicas que requieren la manipulación de embriones o su destrucción no pueden ser éticamente admitidas en ningún momento, pues van en contra de un principio fundamental como es la dignidad humana.
El ser humano no se puede utilizar nunca como medio para obtener un fin, aunque sea bueno, esto es cosificarlo, restarle toda su dignidad personal, por tanto todas aquellas técnicas que afecten a este principio creo que nunca serán éticamente admisibles.
Sin embargo, sí que se abren otros campos en que las nuevas tecnologías abren esperanzadoras posibilidades, tanto desde el punto de vista ético, como técnico. Entre ellas cabe destacar, como ya se ha comentado, el uso de células madre adultas y de células adultas reprogramadas, las denominadas iPS, a partir de las cuales se pueden obtener células de todo tipo de tejidos, utilizables para tratar de curar graves enfermedades actualmente sin tratamiento específico.
Creo que esta vía terapéutica es la gran esperanza médica en este siglo XXI en el que estamos. No hay que olvidar que hace unos días la prestigiosa revista Science ha calificado a la reprogramación celular como el más importante descubrimiento científico de 2008.
La Iglesia parece no encontrar de momento una solución al problema de los embriones congelados. ¿Usted se imagina algún avance técnico que en el futuro pudiera ofrecerles una salida?
Ciertamente no existe una solución adecuada para esos pequeños seres que son los embriones congelados, parece que lo menos malo es mantenerlos en su situación actual sin manipularlos más.
Actualmente el problema de los embriones congelados pasa por que no se produzcan más y en este sentido es imprescindible legislar para que no se puedan fecundar más ovocitos de los que se puedan implantar; esto en nuestro país no parece que se vaya a lograr, pues las nuevas leyes de Técnicas de Reproducción Humana Asistida y Biomedicina dejan en manos de los médicos que llevan a cabo las técnicas de fecundación in vitro establecer qué número de óvulos se pueden fecundar. Dado que a estos facultativos y a las clínicas de reproducción lo que les interesa es la eficiencia y ésta ahora es muy baja, alrededor del 20 %, no me cabe duda que seguirán fecundando más óvulos de los que en el primer intento se implanten para poder así rentabilizar sus prácticas. Esta visión mercantilista hace que vea con pesimismo el que se dejen de congelan embriones humanos.
Me gustaría terminar afirmando que en un documento como esta Instrucción parece inevitable que existan prohibiciones explícitas de acciones moralmente inaceptables, pero el conjunto del mismo es un sí decidido a la vida, es una defensa entusiasmada y racional de la dignidad del ser humano desde la fecundación hasta la muerte natural y, consecuentemente creo que es un documento acorde con el principal de los derechos humanos, el derecho a la vida.
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