Tanta campaña contra la familia, contra, la vida, etc., es como tirar piedras o escupir hacia el cielo, hacia su vertical...
AnalisisDigital.com
Hay una prestigiosa abogada matrimonialista, casada con su marido hace casi 50 años, que ha llevado algunos famosos divorcios y que defiende la institución natural matrimonial con uñas y dientes porque es verdaderamente fémina. No divide absurdamente la sociedad en machista y feminista. Entre otras cosas pienso yo porque ni somos iguales ni lo podremos ser nunca... afortunadamente. Así fue, es y será hasta que el mundo acabe por el designio de Dios.
Ni aún con la caída del Imperio occidental, que ya no se tambalea si no que se cae, y que está convirtiendo a la sociedad en un burdel se puede negar la verdad del matrimonio de uno con una para toda la vida. No somos iguales afortunadamente y la distinción abismal la marca la maternidad. Como decía Didier Decoin, Premio Goncourt: El nacimiento, la vida... es lo más importante del mundo. Por eso, los movimientos feministas me divierten... cuando pienso que una mujer es capaz de desfilar por la calle para ser piloto de boeing me dan grandes carcajadas; ¡como si ser piloto de boeing fuera alguna cumbre! La cumbre para ella es dar a luz un niño. Los hombres, escritores, pintores o escultores estamos orgullosos de nuestra obra; ¿qué es eso al lado de una pobre mujer bantú que va a traer un niño al mundo?
Siguiendo con Concha Sierra, que es la abogada a la que me refería al principio, podríamos preguntarnos que es lógico su favoritismo por el matrimonio porque vive de eso. Sin matrimonio no hay divorcio. Pero no es así, ella lo defiende netamente: El matrimonio es una institución admirable que ha existido siempre y seguirá existiendo. Afirma que ella se casó para toda la vida: El día de mi boda le pedí a Dios que no me dejara sobrevivir a mi marido ni un cuarto de hora. No concibo la vida sola, y a lo largo de estos años no he dejado de desear lo mismo. También le pedí a mi marido que escribiera sobre mi tumba el mismo epitafio que según Mark Twain, Adán escribió sobre la tumba de Eva: donde estuvo ella estuvo el paraíso.
Fundada sobre el matrimonio contraído libremente, uno e indisoluble, la familia es y ha de ser considerada como el núcleo primario natural de la sociedad, tanto la civil como la eclesial. No es la familia una creación del hombre al margen de la voluntad de Dios: algo así como una institución dependiente de una determinada cultura o resultado de la evolución social. El origen de la familia se debe a la disposición natural del hombre y a la voluntad positiva de Dios, que dispuso la conservación de la especie humana por el matrimonio.
Agradecemos al Cardenal de Madrid que se haga eco de millones de familias que vamos a estar físicamente o no con él en la Plaza de Colón el día 28, Solemnidad de la Sagrada Familia. Una vez volaba en un vuelo regular junto a un amigo mío piloto y le dije que me contara qué estaban haciendo en ese momento en la cabina sus colegas. Me explico todo minuciosamente hasta donde yo podía entender y al final le pregunté: ¿qué es más peligroso despegar o aterrizar? Y, sin dudarlo, me dijo: despegar. ¿Por qué?, insistí. Porque vas contra lo natural, contra la atracción de la gravedad. Luego esto me ha servido para pensar..., tanta campaña contra la familia, contra, la vida, etc., es como tirar piedras o escupir hacia el cielo, hacia su vertical... ¡La familia tiene la batalla ganada! Los que la fustigan han nacido en ella y en ella quizás en el desamparo del egoísmo morirán, pero la familia continuará.
Decía Juan Pablo II en una homilía dirigida a los matrimonios en Limerick (Irlanda), el 1 de octubre de 1979: Creed en vuestra vocación, en esa hermosa vocación al matrimonio y a la paternidad que Dios os ha dado. Creed que Dios está con vosotros, porque toda paternidad en los cielos y en la tierra recibe su nombre de Él. No penséis que hay algo que podáis hacer en vuestra vida que sea más importante que ser un padre y una madre verdaderamente cristianos. El futuro de la Iglesia, el futuro de la humanidad depende en gran parte de los padres y de la vida familiar que construyen en sus hogares. La familia es la verdadera medida de la grandeza de una nación, del mismo modo que la dignidad del hombre es la auténtica medida de la civilización.
Han resquebrajado en parte la familia con costumbres sucias, licenciosas y aberrantes pero lleva en su esencia, en su código genético un programa de autorecuperación aunque necesite algo de tiempo. La ignorancia y, sobre todo el desprecio al esfuerzo fuente de virtudes, ha conducido a ellos y a ellas a unos grados de inmadurez humana tremendos del que ellos los primeros aunque ni se den cuenta, sus hijos y la sociedad son los más perjudicados. Con frivolidad de adolescente, no es infrecuente que al poco de adquirir esta gran responsabilidad humana del matrimonio, piensen ya en... divorcios. Pobres. Divorciarse es como cambiar de tumbona en la cubierta del Titanic. Cambiar no libera del irremediable hundimiento en las frías aguas del Atlántico. ¿Por qué divorciarse como solución? La solución es navegar con cautela para evitar choque contra icebergs; en definitiva, la solución está donde el problema: uno mismo.
Europa y América se han narcotizado por el egoísmo. Ya ni sienten ni padecen. La penuria ablanda el corazón y el hambre hace valorar los bienes fungibles con la alegría de compartir, etc., pero la opulencia, el afán de vivir bien, aunque viven bien mejor que ellos los que tienen más porque no se crean necesidades, conduce a una carrera desenfrenada en busca de placer, de seguridad en el futuro terreno, violentando las hambres de eternidad que alberga el ser humano.
Así han ido cubriendo metas tristes: el divorcio, cegar las fuentes de la vida, el capricho in vitro de la maternidad yendo contra nuestra natural manera de venir al mundo en un clima de amor, una paternidad tan responsable que anulaba la paternidad. Ya no habla casi nadie y sigue vigente de la Humanae vitae, pero sí se ha dado paso al aborto libre, a la eutanasia, etc. ¿Caminamos hacia la extinción del ser humano? En absoluto. Estamos siendo invadidos por el islam que con la poligamia y el respeto a la maternidad, aunque en absoluto respeten a la mujer, ha encontrado su mejor y más silencioso aliado para conquistar el mundo. Y los políticos... entretenidos en sus cosas. Triste un pueblo que vota a egoístas.
Pedro Beteta López. Doctor en Teología y Bioquímica