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Ahora se habla mucho de transparencia y, mucho me temo, que quizá sea en parte para justificar la deslealtad, la hipocresía, la ambigüedad, etc., de tantos que quieren justificar sus desvaríos. No es infrecuente que pregunten qué opinas y al escuchar lo que no desean; es decir, la verdad, arremetan.
Hace unos días ha tenido lugar un desmentido de la casa real matizando unas afirmaciones de una mujer querida por la mayor parte del pueblo español que dijo lo que cualquier madre sensata diría en uso de su libertad. ¡Qué más da que sea la reina! La verdad, la libertad de pensamiento y expresión cuando se hace respetuosamente sólo puede ser causa de persecución por parte de los sectarios, pero eso será siempre mejor que maltratar la verdad. Duele que en aras de la política o de la diplomacia se lastime la verdad. ¡Tamicen antes las palabras pero no desmientan!
¿Qué madre quiere tener un hijo homosexual o una hija lesbiana? Pero aquellos que los tienen les dan todo el amor de su alma, les comprenden y les respetan. Pero para los interesados y sus padres, los que no tenemos esa situación, vaya de nuestra parte toda comprensión y afecto, pues nada hay de malo en ello como no lo hay en sentir encabritarse en nosotros las malas pasiones mientras éstas sean dominadas. Todos hemos de luchar contra nuestras peores inclinaciones y mientras no las ejercitemos vamos bien.
No es pecado ser homosexual sino ejercer la homosexualidad como no lo es lo aborrecible mientras lo desechemos y no lo realicemos ¿O es que para justificar el adulterio, el concubinato, la corrupción, el homicidio, etc., tengo que hacer un grupo de presión exaltando esas cuestiones e insultando a los esposos fieles, a la gente honrada, a la familia, etc.? Así se comportó siempre la Iglesia Católica: comprensión con el pecador y claridad ante la maldad del pecado. Miren, miren, lo que hacen las religiones sectarias y fundamentalistas con quienes no piensen como ellos Para muchos la comprensión que exigen a los demás es que se pasen a su partido.
Esta mujer de 70 años tan querida, no ha hecho más que tras largos años de atractivo y no obligado silencio abrir su alma en confidencia de hija, esposa y madre a una leal periodista, en uso democrático de su libertad que no sabe de monarquías ni repúblicas. ¿Se le han echado encima los republicanos? No. La dictadura totalitaria. Bien claro lo dice quien tiene conocimiento y autoridad máxima moral en el planeta: La absolutización de lo que no es absoluto, sino relativo, se llama totalitarismo. No libera al hombre, sino que le priva de su dignidad y lo esclaviza. No son las ideologías las que salvan el mundo, sino sólo dirigir la mirada al Dios viviente, que es nuestro creador, el garante de nuestra libertad, el garante de lo que es realmente bueno y auténtico [1].
De hecho, la reina, es una cristiana conversa que quiere a su Iglesia y al Vicario de Cristo, el Papa. Precisamente el mismo día 30 decía Benedicto XVI esas mismas ideas que expresa ella. El Papa afirmaba que la libertad no puede ser invocada para justificar ciertos excesos, que podrían llevar a una regresión en el concepto de ser humano, especialmente en cuestiones como la vida y la familia. Es necesaria, continuaba el Papa, una redefinición del sentido de la libertad, cada vez más apreciada como un derecho intocable del individuo, mientras que se ignora la importancia de sus orígenes divinos y su dimensión comunitaria. Según esta interpretación, el individuo sólo podría decidir y escoger la fisonomía, las características y las finalidades de la vida, de la muerte y del matrimonio, decía Benedicto XVI [2].
Es fácil destruir pero no lo es construir. Es fácil escribir contra los que investigan y trabajan aportando a la sociedad valiosos descubrimientos y la verdad siempre tiene cumbres que alcanzar, pero ellos, sectarios y fundamentalistas, que si no piensas igual te llevan a la hoguera o a los leones, se quieren erigir en dueños absolutos de su verdad, que no lo es. Transparencia y verdad. ¡Qué bien decía aquel místico moderno que por ser santo tenía los pies en el suelo: ser transparente consiste más en no tapar que en querer hacer ver... qué hay que ver! Se escribe una historia, inventada con la memoria del odio señalando con el dedo lo que quieren que veamos al grito de ¡viva la transparencia!
El tiempo, que no la política, pone a cada cual en su sitio y la verdad como el aceite queda arriba. El mundo lo mueven los santos, no los sabios. Los santos tienen ideas de largo alcance como los grandes artistas que otean senderos por los que caminará en el futuro el arte y procuran abrirlos ellos mientras los demás nada vemos. Aunque mueran en la indigencia y hagan ricos a los herederos o a los que comercien con sus obras ideas materializadas ya hechas realidad, no les importa. Así es la vida. Esos que abren caminos e iluminan con la verdad no envidian ni codician en general a los otros. Ser es más que tener. ¿Dónde buscar la causa? En el desconocimiento de la realidad humana por alejarse de Dios. Se ha perdido el sentido de Dios y, en consecuencia, el del pecado.
Los filósofos influyen mucho también. El hombre que enseña el arte de ser hombre de manera recta y que enseña a saber vivir para saber morir, es también digno de admiración por parte de los demás hombres. Claro que desde muy antiguo hubo lenguaraces que se hacían pasar por filósofos, pero al final sucede como con la música sólo la buena permanece. El interés por la verdad de los filósofos honrados ha sido una constante y cuando nos topamos damos con ellos vale la pena hacerse eco de sus aportaciones. Además, es muy reconfortante y alentador hacerlo pues hay que repetir lo bueno que, desgraciadamente, lo malo se repite solo. También los filósofos serios y honrados se equivocan. La rectitud de intención es esencial pero no avala poseer la verdad. El desliz suele venir cuando se alejan de la realidad tangible cosa que no les pasa a los santos que tocan lo divino y lo humano con la misma sensibilidad ya que la realidad posee un valor metafísico inequívoco.
Han desvariado, sobre todo, los que han subrayado una cualidad humana sin armonizarla con las demás. Quienes han dado preponderancia a la razón racionalismo a ultranza han llevado a aberraciones metafísicas incompatibles con la capacidad natural de alcanzar la verdad; para aquellos otros que la voluntad es dueña totalitaria robotizan la persona al mecanismo de aquella y para quienes como rebelde respuesta a estas posturas han volcado su realización en el afecto sólo han conseguido melifluas formas de felicidad. No significa esto que haya habido siempre una concatenación temporal; es más, con frecuencia en la historia han convivido en la misma época: Ilustración y Romanticismo.
No hay tema más humano que Dios, por eso un pensador, un filósofo no un teólogo ni un santo se ha de preguntar por Él. No es de recibo partir del prejuicio del no existe porque sería divinizar ya la misma negación. La explicación la da Benedicto XVI: Desde la Ilustración, al menos una parte de la ciencia se dedica con empeño a buscar una explicación del mundo en la que Dios sería superfluo. Y si eso fuera así, Dios sería inútil también para nuestra vida. Pero cada vez que parecía que este intento había tenido éxito, inevitablemente resultaba evidente que las cuentas no cuadran. Las cuentas sobre el hombre, sin Dios, no cuadran; y las cuentas sobre el mundo, sobre todo el universo, sin él no cuadran. En resumidas cuentas, quedan dos alternativas: ¿Qué hay en el origen? La Razón creadora, el Espíritu creador que obra todo y suscita el desarrollo, o la Irracionalidad que, carente de toda razón, produce extrañamente un cosmos ordenado de modo matemático, así como el hombre y su razón. Esta, sin embargo, no sería más que un resultado casual de la evolución y, por tanto, en el fondo, también algo irracional [3].
La Carta Encíclica primera de Benedicto XVI parece inocente y no lo es en absoluto. Es un filósofo de primera, santo y buen conocedor tanto de la historia como del alma humana. No da una puntada sin hilo se suele decir de quien hace siempre diana sin alharacas ni ruidos de ningún tipo. Esa Carta va al núcleo de los desvaríos actuales y de otras épocas: desconocer quién es el hombre. La separación racionalista y voluntarista de la Ilustración que todo lo cifra en la experiencia, la demostración, la razón o el Romanticismo que en versión actual basta ver como enganchan los culebrones de la tele: amoríos, lujo, adulterios, pasiones, etc., indican el desconocimiento de la unidad monolítica, sustancial, que se da en el hombre: cuerpo y alma. Esta es la armonía que se transparenta al mirar al hombre, criatura de Dios, sin prejuicios que justifiquen los personales desatinos.
La transparencia no consiste en señalar lo que hay que ver sino en permitir que se distingan las cosas que hay y no en esforzarse por hacer visible el aire. De ahí que cuando nos señalan lo que quieren que veamos ignoremos la verdad que no sea evidente. Benedicto XVI, sale al paso de esto en su primera Encíclica al decir que ante todo de la constitución del ser humano, que está compuesto de cuerpo y alma. El hombre es realmente él mismo cuando cuerpo y alma forman una unidad íntima; el desafío del eros puede considerarse superado cuando se logra esta unificación. Si el hombre pretendiera ser sólo espíritu y quisiera rechazar la carne como si fuera una herencia meramente animal, espíritu y cuerpo perderían su dignidad. Si, por el contrario, repudia el espíritu y por tanto considera la materia, el cuerpo, como una realidad exclusiva, malogra igualmente su grandeza [4].
La verdad y la libertad o caminan juntas o son una mentira que esclaviza. La verdadera libertad se funda y se desarrolla últimamente en Dios. Es un don que es posible acoger como un germen y hacer madurar de manera responsable para enriquecer verdaderamente a la persona y la sociedad [5] dijo el Papa y tiene como referencia una ley moral natural de carácter universal, que precede y une todos los derechos y deberes. Al insistir el Papa en su convencimiento de que una cultura de vida, especialmente en lo que mira a la defensa de la vida embrión y anciano y de la familia, podría revitalizar de nuevo el conjunto de la existencia personal y social.
Como siempre, se mostró optimista y añadió que sabía que era posible. Todavía habló de otra cuestión crucial el mismo 30 de octubre del que habla la reina en el libro. El Papa decía, tocó la cuestión de la enseñanza religiosa, y recordó que es un derecho inalienable de los padres asegurar la educación moral y religiosa de sus hijos [6]. Subrayó que la enseñanza de la religión, debido a la contribución específica que puede aportar, representa un recurso fundamental e indispensable para una educación que tiene entre sus primeros objetivos la construcción de la personalidad del alumno y el desarrollo de sus capacidades, integrando las dimensiones cognitivas, afectivas y espirituales [7].
En suma, que parece que las declaraciones de la reina que era ortodoxa y abrazó el catolicismo no desafinan en absoluto de su fe y que su libro que todavía no he podido leer, tan solo por lo que comenta la prensa dice cosas que cualquier cristiano leal diría. El Papa, que es quien tiene suma autoridad para hablar, dijo el pasado día 30 que la concepción espiritual y transcendental de la vida, fundada sobre la Revelación cristiana, ha dado un impulso vital al desarrollo de una sociedad libre, democrática y solidaria [8]. De ahí que aun cuando haya razones de estado para suavizar colectivos que por su obtusa tozudez, difícilmente se dejarán persuadir, vale la pena no dejar de insistir y aclarar con caridad y paciencia la verdad tantas veces como haga falta.
Pedro Beteta López. Doctor en Teología y en Bioquímica
Notas al pie:
[1] Vigilia de la JMJ de Colonia, Marienfeld, 20-VIII-2005
[2] Cfr. En la aceptación de las cartas credenciales de la nueva embajadora de Canadá, 30-X-2008
[3] Homilía en la explanada de Isling, Ratisbona, 12-IX-2006
[4] Benedicto XVI, Deus Caritas est, 5
[5] En la aceptación de las cartas credenciales de la nueva embajadora de Canadá, 30-X-2008
[6] Ibídem.
[7] En la aceptación de las cartas credenciales de la nueva embajadora de Canadá, 30-X-2008
[8] En la aceptación de las cartas credenciales de la nueva embajadora de Canadá, 30-X-2008
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