De Bristol Palín, que no se desembaraza
Scriptor.org
Leo con desconcierto la sorpresa ante la maravilla increíble, o quizá mejor, la acusación implícita que el diario El País hace al dar noticia del embarazo de Bristol Palin, de 17 años, hija de Sarah Palin, candidata a la Vicepresidencia Usa.
Dice así el titular, más acusador y más farisaico-escandalizado que sorprendido: La hija de 17 años de Sarah Palin, embarazada.
Yo creía que el periódico estaba -al menos- al tanto de que:
-- a esa edad, las mujeres son fértiles (no maravilla ni sorpresa, por tanto),
-- el feminismo promueve y defiende la libertad generativa de la mujer (¿de dónde el reproche acusatorio?)
-- de igual modo que se aplauden, motivan y deciden los desembarazos abortivos, en una democracia debería poder aplaudirse, motivar y vivir los embarazos con parto incluído de la criatura.
A lo mejor es que a ese diario sólo le parece que está bien que las mujeres sean libres para abortar, sobre todo si tienen 17 años. Lo contrario -eso mantiene el subtexto implícito de la noticia- es inhumano, incívico, insalubre, indecente, insolidario, poco femenino, poco moderno. Vamos, poco de moda.
Da la impresión de que al diario en cuestión -y con él, sin duda a un montón de gente- lo de Bristol Palin, y su "tolerante" madre Sarah Palin resulta casi antidemocrático, pensando que la ideología política (la suya, en este caso en versión abortista) es el último e inapelable recurso de las cosas de la vida.
Así, la democracia deja de ser un modo de convivencia en el que unos toleran muchas cosas de otros, y se convierte en una especie de Bálsamo de Fierabrás, ungüento que basta mencionar para que los males desaparezcan. Pero ungüento del que -en este caso, al menos- el diario El País se siente propietario y discrecional distribuidor.
Y quien dice el diario El País, dice cualquier otro medio, o cualquier colectivo o ciudadano, patéticamente convencido de que él es la encarnación viva de lo que debe ser y hacer un ser humano, y por tanto, portavoz indiscutido de tal mensaje.
Es patente que a ese diario, y a no poca gente, les embaraza el embarazo de Bristol Palin. Porque piensan que lo democrático, lo cívico, correcto y normal, hubiera sido -¿qué otra cosa si no?- desembarazarse del hijo. Como quien se desembaraza de un grano en el cutis, para hacerse una bonita foto de familia.
Con todo esto, ¿dónde queda la libertad? Al menos, la libertad de esta familia y la de estas madres, Sarah y Bristol Palin.
Interesante e inesperada piedra de toque para un debate público, que pone directamente sobre la mesa asuntos vitales, de primera magnitud, que los gabinetes electorales habían tocado con cálculos meticulosos y milimétricos, de puntillas y con sordina.