Algunos párrafos que me han llamado especialmente la atención
Sucedáneos de la verdad, la belleza y el bien
En estos días he leído o releído los textos de las intervenciones de Benedicto XVI durante su viaje a Sydney con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. Dedicaré varios posts a entresacar, a modo de documentación, algunos párrafos que me han llamado especialmente la atención.
En el discurso con motivo del primer saludo a los jóvenes, el 17 de julio, el Papa afirmó que la vida humana no es una simple sucesión de hechos y experiencias, por útiles que pudieran ser, sino la búsqueda de lo verdadero, bueno y hermoso. Precisamente para lograrlas ejercemos nuestra libertad, pues en la verdad, el bien y la belleza encontramos felicidad y alegría.
Y añadió algo sumamente interesante: No os dejéis engañar por los que ven en vosotros simplemente consumidores en un mercado de posibilidades indiferenciadas, donde la elección en sí misma se convierte en bien, la novedad se hace pasar como belleza y la experiencia subjetiva suplanta a la verdad. No había visto hasta ahora tan bien explicadas estas características de nuestra época: la reducción del bien a la simple posibilidad de elegir; de la verdad a la experiencia; de la belleza a la novedad.
La fe cristiana es simplemente verdadera
En el vuelo que le llevaba a Sydney (12 de julio), el Papa respondió a algunas preguntas formuladas por los periodistas que le acompañaban. En una de ellas se refirió a la crisis de fe del mundo occidental y a su reacción frente a ese fenómeno. En los últimos 50 años -dijo-, el mundo occidental ha experimentado grandes éxitos económicos y técnicos; sin embargo, la religión, la fe cristiana, en cierto sentido está en crisis. Es evidente: creemos que no necesitamos a Dios, que podemos hacerlo todo por nosotros mismos, que no necesitamos de Dios para ser felices.
Tras esa constatación, el Papa añadió que, al mismo tiempo, vemos que la religión está siempre presente en el mundo y lo estará siempre, porque Dios está presente en el corazón del ser humano y no puede desaparecer nunca (...). Yo creo que, en cierto sentido, en este 'mundo occidental' nuestra fe sufrirá una crisis, pero siempre se producirá también un renacimiento de la fe porque la fe cristiana es simplemente verdadera, y la verdad estará siempre presente en el mundo humano, y Dios siempre será la verdad. En este sentido, en definitiva, soy optimista.
A pesar de que se trata de un comentario improvisado a una pregunta formulada durante un viaje, y que por tanto no pretende ofrecer una respuesta exhaustiva (no hay referencias, por ejemplo, a la gracia de Dios, etc.), es de notar que el optimismo del Papa se basa en la fuerza de la verdad: la fe cristiana es simplemente verdadera.