"La JMJ me llena de confianza en el futuro de la Iglesia", ha dicho el Papa. A los jóvenes les ha recordado que: "la vida no es una simple sucesión de hechos y experiencias. Es una búsqueda de la verdad, del bien, de la belleza". Resumimos sus intervenciones.
Los jóvenes llevaron la cruz que ha presidido cada JMJ hasta Sydney. En la ceremonia de bienvenida celebrada el día 16, Benedicto XVI se preguntó cuál era el motivo que llevaba a tantos jóvenes a emprender un viaje tan largo para participar en un evento como la Jornada Mundial de la Juventud.
Están deseosos -dijo- de tomar parte en un acontecimiento que pone de relieve los grandes ideales que los inspiran, y regresan a sus casas llenos de esperanza, decididos a construir un mundo mejor. Para mí es una alegría estar con ellos, rezar con ellos y celebrar la Eucaristía junto con ellos. La JMJ me llena de confianza en el futuro de la Iglesia y en el futuro de nuestro mundo.
¡Que mediante la acción del Espíritu Santo, los jóvenes reunidos aquí para la JMJ -terminó-, tengan la valentía de llegar a ser santos! Esto es lo que necesita el mundo, por encima de cualquier otra cosa.
El día 17, Benedicto XVI llegó en barco al puerto de Sydney. Fue acogido por una multitud de jóvenes de todos los continentes y un grupo numeroso de aborígenes:
"Frente a mí veo una imagen vibrante de la Iglesia universal. La variedad de naciones y culturas de la que procedéis demuestra que la Buena Nueva de Cristo es para todos y para cada uno; ha llegado a los confines de la tierra. Y, sin embargo, sé que buena parte de vosotros sigue buscando una patria espiritual. Algunos, absolutamente bienvenidos entre nosotros, no son católicos ni cristianos. Otros, se mueven en las fronteras de la vida de la parroquia y de la Iglesia. Quiero ofreceros mi aliento: acercaos al amoroso abrazo de Cristo; reconoced a la Iglesia como vuestra casa. Ninguno está obligado a quedarse fuera, porque desde el día de Pentecostés la Iglesia es universal".
Una imagen de Benedicto XVI en Sidney. El Papa hizo reflexionar a los jóvenes sobre la belleza natural y de cada persona y sobre el mal que les amenaza. "Hay algo siniestro que brota del hecho de que la libertad y la tolerancia se separan muy a menudo de la verdad. Todo ello se alimenta de la idea, ampliamente difundida en nuestra época, de que no hay una verdad absoluta que guíe nuestra vida. El relativismo, dando valor a todo sin discriminación, ha hecho que "la experiencia" sea lo más importante".
"¡La vida no está gobernada por la suerte, no es casual! -exclamó-. Vuestra existencia personal ha sido querida y bendecida por Dios y tiene una finalidad. La vida no es una simple sucesión de hechos y experiencias. Es una búsqueda de la verdad, del bien, de la belleza. Con ese fin tomamos nuestras decisiones, ejercemos nuestra libertad y, en esto, en la verdad, en el bien y en la belleza, encontramos la felicidad y la alegría".
"No os dejéis engañar por los que ven en vosotros simples consumidores en un mercado de posibilidades indiferenciadas, donde la elección en sí misma se convierte en bien, la novedad se hace pasar por belleza y la experiencia subjetiva suplanta a la verdad".
"Cristo ofrece más. Ofrece todo. Sólo él, que es la Verdad, puede ser el Camino y por lo tanto la Vida", pero "la tarea de ser testigos hoy es difícil. Muchos pretenden que Dios se deje al margen y que la religión y la fe, oportunas para los individuos, se excluyan de la vida pública o se usen sólo para seguir fines pragmáticos limitados".
"Como toda ideología, el secularismo impone una visión global. Si Dios es irrelevante en la vida pública, la sociedad podrá ser plasmada según una imagen privada de Dios y las discusiones y las políticas relativas al bien común se llevarán a cabo basándose más en las consecuencias que en los principios enraizados en la verdad".
"La dignidad innata del individuo se asienta en su identidad más profunda, como imagen del Creador y que, por eso, los derechos humanos son universales, basados en la ley natural y no en algo que depende de negociaciones o condescendencia, ni tanto menos del compromiso. Así llegamos a pensar en el puesto que ocupan en nuestra sociedad los pobres, los ancianos, los inmigrantes, los que no tienen voz. ¿Cómo puede ser que la violencia doméstica atormente a tantas madres y a tantos niños? ¿Cómo es posible que el seno materno se haya convertido en lugar de violencia innombrable?".
"Nuestro mundo está cansado de la avidez, de la explotación, de la división, del tedio de falsos ídolos y respuestas parciales, y de la pena de falsas promesas- concluyó Benedicto XVI-. Nuestro corazón y nuestra mente anhelan una visión de la vida donde reine el amor, donde los dones se compartan, se edifique la unidad, la libertad encuentre su significado en la verdad y la identidad se encuentre en una comunión respetuosa. ¡Esta es obra del Espíritu Santo! ¡Esta es la esperanza que ofrece el Evangelio de Jesucristo!".
Finalizado el encuentro, el Papa se trasladó a la Cathedral House en papamóvil y durante el recorrido pasó ante la Opera House, desde 2007 patrimonio mundial de la humanidad, siendo aclamado por la multitud.
Primeros días en Australia
Benedicto XVI pudo disfrutar de un concierto durante sus días de descanso previos a la WYD. Tras recorrer 13.269 kilómetros en 15,45 horas de vuelo el Papa ha reposado unos días en la residencia privada del Kenthurst Study Centre, donde permaneció hasta el miércoles 16 por la tarde.
La mañana del jueves 17 comenzó oficialmente la visita a Australia, con la ceremonia de bienvenida de las autoridades del país en la Casa de Gobierno de Sydney, donde pronunció el primer discurso.
Mensaje al pueblo australiano y a los jóvenes
En el primer mensaje al pueblo australiano, del que señalamos las principales ideas, dijo:
¡Cuánta necesidad tiene nuestro mundo de una nueva efusión del Espíritu Santo! Muchos todavía han escuchado la Buena Nueva de Jesucristo; otros, por diferentes razones, no han reconocido en esta Buena Nueva la verdad salvadora, que es la única que puede satisfacer las esperanzas más profundas de sus corazones.
Muchos jóvenes no tienen esperanza. Se quedan perplejos frente a las cuestiones que se les plantean (...) y a menudo se siente inseguros sobre dónde encontrar respuestas. Ven la pobreza y la injusticia y desean hallar soluciones".
El Santo Padre celebra la Misa en la residencia Kenthurst. "Se sienten desafiados por los argumentos de quienes niegan la existencia de Dios y se preguntan cómo responder. Ven el enorme daño causado al ambiente natural por la avidez humana y luchan por encontrar los modos para vivir en mayor armonía con la naturaleza y con los demás.
¿Dónde podemos hallar respuestas? El Espíritu nos orienta hacia el camino que conduce a la vida, al amor y a la verdad. El Espíritu nos orienta hacia Jesucristo. En El encontramos las respuestas que buscamos; (...) la fuerza para continuar el camino que dé origen a un mundo mejor.
Espero que los corazones de los jóvenes que se reúnan en Sydney para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud descansen realmente en el Señor y puedan ser colmados de alegría y de fervor para difundir la Buena Nueva entre sus amigos, sus familias y todos los que encuentren.
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