Scriptor.org
Como si no hubiera otros asuntos que atender, desde las hipotecas al precio del combustible, por no mencionar cosas que atañen directamente al derecho a la vida de los humanos más indefensos, resulta que los parlamentarios españoles andan delirando con el asunto del ser o no ser de la dignidad humana de los monos.
Nadie va a negar la importancia que tienen los grandes monos o los grandes simios para gran mayoría de los españoles y europeos representados en sendos parlamentos. Quienes no somos parlamentarios quizá no nos damos bien cuenta de lo que nos debe importar este asunto hamletiano: menos mal que para eso está el parlamento, para recordarnos nuestros deberes ciudadanos y demás asuntos de conciencia.
Es genial la representación democrática así entendida: los ciudadanos somos actores en el escenario social, y los parlamentarios -ciudadanos electos, sin duda- son nuestros "apuntadores", que desde su concha nos susurran lo que pone en el libreto, lo que hemos de decir para que salga bien la función...
Cada vez me parece más digno ser un ciudadano sin apuntador y sin libreto, en plan Commedia dell'arte. De igual modo que sobre la Constitución europea prefiero el referendum a los tejemanejes e intrigas de los pasillos y corredores secretos de los palacios parlamentarios.
El caso es que ya se ve que no sólo está el síndrome o maldición gitana (con perdón) de La Moncloa, también parece que hay un síndrome de delirio (habla el Drae de "confusión mental caracterizada por alucinaciones, reiteración de pensamientos absurdos e incoherencia") simiesco, en la Carrera de San Jerónimo.
Lo recogía ayer Montse Doval en Internet Política: El Congreso da más derechos a los simios que a los fetos, y comentaba lo publicado por el diario El País (titulando acerca de los "derechos a la vida y la libertad" de los grandes primates):
Como justificación, dicen los partidarios que los grandes simios comparten el 95 por ciento del código genético del ser humano. ¿Y los fetos que comparten el 100 por cien? ¿Los embriones?
Esto es tristísimo, es constatar una vez más la ceguera voluntaria de unas personas poderosas que imponen un punto de vista absurdo a la mayoría. Una mujer de Cangas me decía: máis vale ser can de rico que fillo de pobre, o más vale ser simio que feto humano en España.
Es delirante el asunto del Congreso, insisto, porque además la historia viene de lejos. En 2006, aquí en Scriptor ya sonó un cierto timbre de aviso acerca del asunto (Parlamentarios socialistas piden derechos humanos para los monos, mientras no se conceden a los niños sin nacer).
Hoy encuentro en el diario El Mundo un cierto aire de respiro acerca del delirio parlamentario y del diario El País, cuando en su editorial (Monos en el país de los toros) dice, entre otras cosas:
Todos los partidos aprobaron ayer en el Congreso de los Diputados, a instancias de ERC-IU-ICV, pedir al Gobierno que «impulse» y «emprenda» las acciones necesarias en los organismos internacionales para proteger a los grandes simios «del maltrato, la esclavitud, la tortura y la muerte».
El Ejecutivo no sólo declarará la adhesión de España al Proyecto Gran Simio, sino que promoverá esta iniciativa en Europa convirtiendo a nuestro país -en el que no hay más monos que los que puedan cruzar la verja de Gibraltar- en el principal abanderado de la causa simiesca.
Nadie duda de la importancia de preservar a las especies en extinción, así como de promover el respeto a la naturaleza. No obstante, nuestros políticos se han retratado en una votación que, por el modo en que fue planteada y por cómo transcurrió su debate, no puede sino provocar cierta hilaridad. Es loable que el Congreso y el Gobierno se impliquen en la defensa de una propuesta que, además, ya ha merecido el respaldo de más de cien universidades y fundaciones.
Pero resulta muy llamativo que se intente equiparar en derechos como la vida y la libertad a los seres humanos y los chimpancés, los gorilas o los bonobos.
Lo dicho: esto resulta muy llamativo. Para algunos será hamletiano.
Introducción a la serie sobre “Perdón, la reconciliación y la Justicia Restaurativa” |
San Josemaría, maestro de perdón (1ª parte) |
Aprender a perdonar |
Verdad y libertad |
El Magisterio Pontificio sobre el Rosario y la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae |
El marco moral y el sentido del amor humano |
¿Qué es la Justicia Restaurativa? |
“Combate, cercanía, misión” (6): «Más grande que tu corazón»: Contrición y reconciliación |
Combate, cercanía, misión (5): «No te soltaré hasta que me bendigas»: la oración contemplativa |
Combate, cercanía, misión (4) «No entristezcáis al Espíritu Santo» La tibieza |
Combate, cercanía, misión (3): Todo es nuestro y todo es de Dios |
Combate, cercanía, misión (2): «Se hace camino al andar» |
Combate, cercanía, misión I: «Elige la Vida» |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía II |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía I |