La ministra que reguló el uso de anticonceptivos y el aborto en Francia, ha cambiado de opinión
Simone Veil recibió este martes el Premio Europeo Carlos V. En 1981 le fue concedido el Premio Internacional Carlomagno, y en 2005 el Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. La comunidad internacional ha reconocido a lo largo de su vida sus méritos.
Nacida en 1927, sobrevivió al Holocausto, que acabó con la vida de sus padres. Fue la primera presidenta del Parlamento Europeo, y antes, una prominente ministra de Sanidad en los gobiernos de Chirac y Barre.
Desde su cargo al frente de este ministerio llevó a fin varias polémicas leyes: en 1974, reguló el uso de anticonceptivos, y en 1975 legalizó el aborto en Francia. Su postura se apoyaba en el argumento de que demasiadas mujeres morían víctimas de la mala praxis efectuadas en las intervenciones médicas clandestinas.
Hoy por hoy, Simone Veil ha madurado sus ideas. En su discurso de aceptación del Premio Europeo Carlos V, ha admitido que la regulación del aborto facilita e incluso promueve la práctica de la interrupción voluntaria del embarazo. Ya en 2007, según recogía la agencia de noticias Zenit, a raíz de la emisión de un documental en la televisión francesa en el que se mostraba cómo mujeres de toda Europa acudían a España a abortar, ya que aquí estaba permitido hacerlo hasta el octavo mes de embarazo, Simone Veil afirmó que la ciencia, cada vez más avanzada, estaba demostrando que el feto es un ser vivo desde el momento de su concepción: "cada vez es más evidente científicamente que desde la concepción se trata de un ser vivo".