las mujeres hemos olvidado que somos mujeres. Desde muchos puntos de vista, hemos perdido nuestra feminidad, aquello que podía conformarnos.
Aceprensa
¿Dónde reside el núcleo de la felicidad de la mujer y qué le ocurre a esta Europa envejecida llena de féminas agotadas de perseguir su autorrealización personal? Plantearse esta cuestión y responderla al margen de la ortodoxia feminista de izquierdas le valió a Eva Herman una persecución que acabó con su despido como locutora del informativo más popular de la radiotelevisión pública alemana tras 18 años de veteranía.
El libro un gran éxito de ventas en Alemania ha despertado fobias entre las feministas a ultranza y filias entre muchas mujeres deseosas de ejercer sin presiones políticas ni mediáticas su derecho a quedarse en casa o ir a trabajar. En sus páginas la autora desvela las claves que permiten convertir el desconcierto en energía para actuar y decidir nuestro destino de manera consciente.
Pero, ¿qué le ocurrió a esta periodista de rutilante carrera profesional para poner patas arriba los postulados feministas de los años sesenta y setenta de los que ella misma se había alimentado? Alcanzar el ecuador de su vida, cosechar tres divorcios y tener un hijo.
Desde su experiencia de maternidad, Eva Herman bucea en los datos científicos, antropológicos y sociológicos según los cuales la capacidad de ser madre es núcleo constitutivo del ser mujer y no una esclavitud superable. Y concluye: Parece absurdo, pero es innegable: las mujeres hemos olvidado que somos mujeres. Desde muchos puntos de vista, hemos perdido nuestra feminidad, aquello que podía conformarnos.
Más adelante pone el dedo en la llaga: La sociedad es incapaz de llamar la atención sobre esta realidad, porque no encaja con el discurso con el que las feministas, en su mayoría solteras, pretendían convencernos hace algunos decenios: todo es planificable, nos decían, y, para realizarnos, debemos superar ese vínculo con un marido y un hijo. Digámoslo con toda tranquilidad: nosotras mismas nos cargamos el peso de esas contradicciones a las espaldas, nosotras mismas nos convertimos en el juguete de los ofrecimientos seductores y las promesas de una carrera profesional. Al emprender la batalla por nosotras mismas, por nuestra independencia
y la batalla contra los hombres, pasamos por el aro que nos pusieron delante de las narices en vez de detenernos y plantearnos las auténticas preguntas vitales.
La alarmante reducción de la natalidad en Europa y en Alemania, la crianza despersonalizada de los niños y su relación con el incremento de la violencia juvenil, la llamada del reloj biológico, las alteraciones hormonales y sus consecuencias fruto de la adopción de roles masculinos, los efectos en la pareja de la separación entre sexualidad y reproducción, y la relación entre guerra de sexos y fracaso matrimonial son algunas de las cuestiones que Eva Herman pone sobre el tapete de la responsabilidad social de las propias mujeres.
Se trata de avanzar asegura a las desconfiadas desde su óptica esperanzada. Si logramos recordar cuál es nuestro auténtico punto fuerte, podremos cambiar el mundo. ¿Grandes palabras? Quizá. Pero resulta que son las mujeres quienes pueden forjar una convivencia más humana gracias a su inteligencia social y emocional.
Y una llamada de atención a las peleadoras, sin acritudes: Dejad que las mujeres vuelvan a encontrar su propio camino y guardaos de tildarlas de bobas que viven sometidas a los hombres. Dejad que elijan libremente, porque entre las distintas opciones también está la de tener marido e hijos.
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Título: El principio de Eva (Por una nueva femineidad)
Autor: Eva Herman
Traducción: Irene Saslavsky Niedermann.
ISBN: 978-84-666-3394-9
B Ediciones. Barcelona (2008). 255 págs. 18 €.