En un artículo publicado en el diario Avvenire, Francesco DAgostino, trata de delimitar algunos de las aspectos que dan luz sobre la polémica que se ha intentado crear en plena carrera electoral italiana
En plena carrera electoral italiana, algunos medios de comunicación han puesto el grito en el cielo por el caso de dos jóvenes pisanas a las que les fue negada por los médicos la píldora del día siguiente.
En un artículo publicado en el diario Avvenire (3-04-2008), Francesco DAgostino, catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad Tor Vergata (Roma) y presidente del Comité Nacional de Bioética italiano, trata de delimitar algunos de las aspectos que dan luz sobre la polémica que se ha intentado crear.
En primer lugar, sostiene que la píldora del día después no es un fármaco de supermercado puesto libremente en venta por la simple petición del paciente. Es indispensable que un médico la prescriba. Y ningún médico está obligado a prescribir un determinado fármaco para el cual sea necesaria una receta, si no lo considera oportuno o conveniente.
Para DAgostino, existe una libertad científica, anterior incluso a la libertad de conciencia, que tiene un esencial valor deontológico y epistemológico: el médico es un aliado del paciente y debe siempre buscar su bien, según su competencia profesional. No es y no debe convertirse en ningún caso en un ciego ejecutor de una solicitud.
Por otro lado, DAgostino sostiene que esta particularísima autonomía del médico está apoyada expresamente por el código deontológico y no tiene nada que ver con la objeción de conciencia (esta ha sido la opinión del Comité Nacional de Bioética).
Para DAgostino, se debería hablar más bien de objeción de ciencia: Al paciente que le pida un fármaco, el médico podrá, si es el caso, oponer un rechazo en cuanto médico, antes incluso que en cuanto católico. Naturalmente será profesionalmente responsable si su rechazo es causa de daño a la salud del paciente, pero su respuesta no será moral sino científica.