... la familia no es algo etéreo, sino una realidad que se plasma en la legislación sobre el matrimonio, la vida y la enseñanza. La familia es una realidad social y hablar de la familia requiere hablar de lo que la socava
El Mundo - Castellón
Hemos acabado 2007 con una particular alegría para la mayoría de los españoles. En Madrid se celebró, el 30 de diciembre, un acto de las familias, y asistió más de un millón de personas, aunque El País cifra en 160.000. Un acto convocado por el arzobispado de Madrid, que ha sido muy significativo, tanto por su desarrollo como por el tratamiento informativo.
Significativo, en primer lugar, por su desarrollo. Quedó patente que el acto era un eco, una proyección, un fruto del V Encuentro Mundial de las Familias con el Papa en Valencia, en julio de 2006. Que nadie tenga dudas: el EMF no fue un islote, una ráfaga efímera para las familias, aunque a algunos les disguste. Fue un acontecimiento del que hemos de sentirnos muy orgullosos, y que ha propiciado posteriores decisiones, enfoques e iniciativas variopintas.
Como el EMF, el acto de Madrid se desarrolló en un clima de optimismo, sin estridencias, sin enfrentamientos de ningún tipo, volviendo a destacar la profundidad y mensaje positivo de las palabras de Benedicto XVI. Tanto en Madrid como en Valencia, la convocatoria y el desarrollo fueron religiosos, como es lógico al convocar las autoridades eclesiásticas.
Que el acto de Madrid sea religioso no equivale a ignorar una legislación antifamiliar, porque la familia no es algo etéreo, sino una realidad que se plasma en la legislación sobre el matrimonio, la vida y la enseñanza. La familia es una realidad social y hablar de la familia requiere hablar de lo que la socava. Que sea un acto religioso católico no significa que sólo estén de acuerdo con su mensaje los católicos. Las familias, cristianas o no, han decidido saltar a la arena, alentadas por convocatorias de autoridades eclesiásticas, pero sabiendo que sólo a las familias les corresponde sacarse las castañas del fuego, como ha señalado Benigno Blanco, el Presidente del Foro de la Familia.
Juan Pablo II enseñó que la vida cristiana ha de abarcar la dimensión social. Fue el Papa que hizo posible la caída del comunismo y del muro de Berlín. Defendió los derechos humanos, la libertad y la dignidad del hombre, costándole casi la vida en 1981. Y no se encogió cuando algunos le decían que invadía esferas políticas.
Valencia´06 y Madrid´07 marcan el salto de las familias a la arena pública. TVE, El País y otros medios han reaccionado escocidos y molestos, tildando de político el acto de Madrid. Como quienes acusaron a Juan Pablo II durante todo su pontificado. Si las familias son constantes, se organizan y no recaen en complejos o cobardías, caerán otros muros de Berlín. Ladran, luego cabalgamos. ¡Feliz Año Nuevo 2008, familias sin complejos, y lector que haya llegado al final de estas líneas!