Su país aún la llora (...): estaba embarazada de cinco meses cuando supo que padecía esta enfermedad en fase ya terminal. Y, sin embargo, decidió postergar su tratamiento para que su hijo pudiera nacer
Arvo.net
Caroline Aigle hubiera cumplido 33 años de edad el pasado 12 de septiembre.
Se dice pronto: sólo 33. Tenía toda la vida por delante. Fue la primera mujer piloto de caza de la Fuerza Armada Francesa, y ya estaba en camino de ser una futura astronauta. Aficionada al submarinismo y al paracaidismo, fue dos veces campeona del mundo militar de triatlón. Pero murió el 21 de agosto víctima de un cáncer fulminante. Su país aún la llora y no deja de conmoverse por su valiente sacrificio: estaba embarazada de cinco meses cuando supo que padecía esta enfermedad en fase ya terminal. Y, sin embargo, decidió postergar su tratamiento para que su hijo pudiera nacer.
No es un caso aislado de 'madre coraje'. La doctora italiana Gianna Baretta ya ha sido canonizada por haber sido tan heroica como nuestra protagonista de hoy, cuando sólo tenía 40 años. De hecho, nada más ser sepultada en Mesero, rápidamente se difundió su fama de santidad por su vida y por el gesto de amor grande, inconmensurable, que la había coronado.
A mediados de julio pasado, Caroline recibió la devastadora noticia de su enfermedad. Lejos de derrumbarse, esta mujer de su tiempo se enfrentó a la adversidad y no hizo caso a los médicos, que le aconsejaron abortar para tratar de extender su vida en el tiempo. Pero ella tenía como perspectiva otro tipo de tiempo: el de la eternidad, junto al amor en estado puro. La reacción popular ha sido masiva, como en el caso de Gianna: en el blog especialmente creado por el Servicio de Información y Relaciones públicas del ejército, la afluencia de mensajes no ha dejado de crecer. El diario Le Figaro decía: "En una semana, más de 800 personas, civiles o militares, próximos y anónimos, han expresado su tristeza después de su brusca desaparición (?). Una increíble ola de emoción recorre el mundo de la aeronáutica militar y, más allá, se propaga, deseándole hoy: «Bon vol à Caroline»".
Apenas ha tenido dos meses antes de romper la barrera del sonido rumbo al Cielo de todos los pilotos. Junto a su esposo, el también piloto Christophe Deketelaere, decidió darle una oportunidad al nuevo miembro de su familia.
Su segundo hijo nació a inicios de agosto tras sólo cinco meses y medio de gestación. Lo llamó Gabriel, nombre de arcángel. Nació muy pequeño, con poco peso, pero sigue luchando por su vida y tiene muchas posibilidades de salir adelante. Tiene pasión por vivir, como su esforzada madre, de la que seguro que ha heredado su fortaleza.
Ella lo tuvo claro desde el principio. No podía detener la vida de un ser que había llevado consigo por cinco meses. Me dijo: Él tiene el derecho a tener posibilidades como yo, declaró Christophe a Radio Tele Luxembourg.
Para su esposo, este embarazo fue "su último combate y lo ganó". Antes de morir, pudo ver a su hijo varias veces y cargarlo en sus brazos. "Fue heroica hasta el final", aseguró.
Caroline Aigle (que significa "águila" en francés) nació en Montauban en 1974. A los 14 años de edad ingresó en la escuela militar de Saint-Cyr. En mayo de 1999 se convirtió en piloto de caza y estuvo a cargo de un Mirage 2000-5 del Escuadrón de Caza "Cote d'Or", estacionado en Dijon. En 2005 se convirtió en comandante de escuadrilla y, desde 2006, desempeñaba funciones de seguridad en vuelo en el centro de mando de la ciudad de Metz.
Su funeral fue presidido por el sacerdote Pierre Demoures, un ex piloto de combate. Otro ejemplo: del ejército de los hombres había pasado a engrosar el Ejército de Dios. En su homilía, el Padre Demoures recordó a Caroline como una persona que condujo a la gente a Cristo con sus "sus cualidades, amabilidad, disponibilidad y pasión". Y, además, por sus "opciones" al considerar "a su hijo como una vida que excedía la simple visión humana de la vida" y por la cuál "retrasó un tratamiento que era urgente". Cuando hoy tantas miles de mujeres en España alegan causas psíquicas para abortar, el testimonio de esta madre ejemplar es una bofetada contra la hipocresía que se esconde en una ley que los poderes públicos han convertido en una gran 'tragadera' de un progresismo que no respeta a los que no pueden defenderse a si mismos.
El sacerdote recordó que cuando Carolina y Christophe lo buscaron para preparar su matrimonio, le pidieron un texto que no hablara del amor del uno por el otro, "sino que tratara del amor que nos abre y lleva a amar a los demás". Su jefe de escuadrilla ha escrito: "El ejército del Aire llora a Caroline Aigle, su leyenda".
"La gran lección que nos dio Carolina, es la urgencia de amar. No una urgencia de temer, sino la urgencia vital de saber que sólo el amor trae vida. El hombre está hecho para la vida. Esta urgencia puede hacer que el amor sea más fuerte y dar vida a un tesoro en medio de los eventos más trágicos", aseguró el sacerdote.
Nosotros necesitamos héroes próximos que, con su ejemplo personal, nos recuerden que ese tipo de comportamiento es posible, que está al alcance de nuestras pobres fuerzas. Que nos digan al oído que el amor es más fuerte que cualquier sacrificio. Incluso el de la propia muerte.
¡Buen vuelo, comandante Carolina!