La Asociación Madrileña de Empresas Privadas de Enseñanza (AMEPE) informa de que en las últimas semanas se han producido más de setecientas nuevas objeciones en sus centros de Madrid. No parece que sea un asunto ya superado comenta Alfonso Aguiló, Presidente de AMEPE, sino que va a más, y es previsible que siga así mientras no cambien los actuales planteamientos del gobierno sobre esta asignatura. Ya se han presentado en Madrid más de 3.200 objeciones, y es un dato que debe hacer pensar a quienes están empeñados en implantar esta asignatura a cualquier coste.
AMEPE no desea entrar en un debate político sobre el tema añade el Presidente de la Asociación, sino sólo defender el derecho de aquellos padres que consideran atropelladas sus convicciones y su conciencia. Las recientes campañas a favor de esta asignatura están poniendo al descubierto su finalidad de adoctrinamiento ideológico, y es particularmente lamentable que persistan las amenazas a los padres y a los centros, poco compatibles con la tolerancia que manifiestan en otros ámbitos.
José Carlos Muñoz Úbeda, profesor de Lengua y Literatura y Asesor de la Plataforma ChequeEscolar.org dice en Aragon Liberal: Los padres que han objetado ya contra Educación para la ciudadanía y los que lo harán en el futuro ejercen un derecho constitucional (el de libertad ideológica y religiosa, reconocido por nuestra Carta Magna en su artículo 16.1), para evitar que sus hijos sean víctimas del adoctrinamiento del gobierno de turno a través de esa materia.
Y más adelante puntualiza: nos parece ilegítimo que, mediante el currículo de Educación para la ciudadanía, el Estado se arroga la potestad de imponer una determinada formación moral a nuestros hijos y con ello vulnera nuestros derechos constitucionales recogidos en los artículos 16.1 y 27.3. ( ) la rechazamos por algunos elementos de su contenido curricular (que, al abordar cuestiones de índole moral, vulneran nuestro derecho a decidir la formación moral que nuestros hijos han de recibir) y por su obligatoriedad (que, al abordarse cuestiones de carácter moral e ideológico desde postulados antropológicos y sociológicos concretos, atropellan el derecho a la libertad ideológica y religiosa).
Multitud de padres de familia y otros tantos docentes están que trinan con esta asignatura totalitaria y con el confusionismo que ha generado el gobierno socialista. Y en este contexto social, no puede menos que sorprender por decirlo muy suavemente la actitud de la Federación de Religiosos de la Enseñanza-Centros Católicos (FERE-CECA). El Secretario General de esa Federación, el sacerdote salesiano Manuel de Castro, dice, entre otras cosas, en una reciente entrevista publicada en ABC y reproducida en Desde mi tarima:
El Ministerio no hace los libros sino el currículum. Son las editoriales las que elaboran los textos con total libertad. Así, habrá libros que para los católicos sean aceptables y otros que no lo sean. Los padres de nuestros alumnos deben estar tranquilos en este sentido, ya que los centros seleccionarán los más compatibles con nuestro carácter propio.
Les dice a los padres de familia que deben estar tranquilos porque elegirán un buen manual. Y no sé si alguien además de él se quedará tranquilo con semejante afirmación. Me parece más inteligente, sensata y también menos ingenua la opinión que refleja un reciente artículo titulado Educación para la Ciudadanía: ¿divide y vencerás? que ha publicado Mons. José Ignacio Munilla, Obispo de Palencia. Dice entre otras cosas:
Ha sido curioso comprobar este primer año, cómo el Ministerio ha dado luz verde a libros de texto que abordan, de forma totalmente contradictoria, los temas morales en litigio. ( ) Ante tantas contradicciones, nos surge una pregunta bastante obvia: ¿qué sentido tiene imponer una asignatura moral obligatoria, argumentando que todos los españoles tienen que ser educados en los mismos valores democráticos, si luego se permite la publicación de manuales tan contradictorios?.
Y más adelante: No creo que sea muy osado concluir que, en este primer año, el objetivo prioritario del Gobierno ha sido el de impedir a toda costa un número elevado de objetores. De lo que se trataba ahora era de introducir la asignatura, sin sufrir un desgaste excesivo, máxime en el contexto de un año electoral. Luego, en años posteriores, ¡tiempo habrá de ir ajustando los contenidos!
Concluye: Y al margen de las consideraciones anteriores, la aprobación de esos manuales académicos tan dispares, deja patente la imposibilidad de una ética global de la vida, basada meramente en los principios democráticos de nuestra legislación (que era uno de los argumentos de los defensores de la asignatura). El caso que comentamos refleja claramente que el Estado no puede imponer obligatoriamente unos conceptos morales tan amplios, sin entrar en colisión con muchos de los principios morales de las familias españolas. En resumidas cuentas, ¡muy ingenuos seríamos si pensásemos que el problema de fondo ha quedado resuelto con esa pluralidad editorial de libros de texto!.
Pues eso, lo copio de nuevo sobre todo para que no pase inadvertido a esos padres que llevan a sus hijos a los colegios que están dentro de la FERE-CECA. ¡Hay motivos fundados para que no se queden tranquilos!, a pesar de lo que dice Don Manuel de Castro: ¡muy ingenuos seríamos si pensásemos que el problema de fondo ha quedado resuelto con esa pluralidad editorial de libros de texto!.
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De acuerdo con los planes previstos, la asignatura de Educación para la Ciudadanía no se comenzará a impartir en Castilla León hasta el curso 2008-2009. Este ínterin en el que nos encontramos, debería ser aprovechado por todos nosotros para llevar a cabo una reflexión, no ya sólo sobre los principios morales en juego, sino también sobre las estrategias prácticas que se están desarrollando. Con este deseo, en el presente artículo me quiero referir a los manuales de esta asignatura que han sido aprobados por el Ministerio de Educación, para el presente curso.
Ha sido curioso comprobar este primer año, cómo el Ministerio ha dado luz verde a libros de texto que abordan, de forma totalmente contradictoria, los temas morales en litigio. Por ejemplo, dependiendo del manual elegido, el aborto puede ser presentado como un derecho de la mujer o, por el contrario, la vida tiene una dignidad que la hace moralmente inviolable desde el momento de su concepción hasta su muerte natural. En la misma línea de lo anterior, el libro de texto de la editorial Casals afirma que "la religión ayuda a las personas a ser buenos ciudadanos, ya que fomenta valores positivos para la convivencia democrática como la honradez, la paz y la solidaridad". Más aún, afirma que la marginación de la voz de los creyentes es injusta y poco democrática y favorece una imposición ideológica por parte del Estado". Ahora bien, en el texto editado por Laberinto, Fernando Savater llama la atención sobre la presencia de la asignatura de Religión en Bachillerato y comenta que responde a "un contorsionismo oportunista que antes o después -mejor antes- habrá que revisar definitivamente". En el libro se previene a los jóvenes de la necesidad de defenderse del clericalismo apoyado por la derecha.
Los textos de las editoriales Octaedro y Algaida defienden el amor libre, explican el matrimonio homosexual como una opción equiparable al heterosexual, arguyen que la diferencia en las relaciones de sexo es una simple construcción cultural sin fundamento alguno en la naturaleza, etc. Por el contrario, en otros manuales, como los de Santillana, Edebé y SM, se dan orientaciones notablemente distintas
Ante tantas contradicciones, nos surge una pregunta bastante obvia: ¿qué sentido tiene imponer una asignatura moral obligatoria, argumentando que todos los españoles tienen que ser educados en los mismos valores democráticos, si luego se permite la publicación de manuales tan contradictorios? Alejandro Tiana, Secretario General de Educación del Gobierno de España, pasaba muchos apuros para responder a esa pregunta: "Cada uno ha adaptado la asignatura a su manera y es lógico que muestren divergencias en una sociedad plural como la nuestra. No tiene importancia. Lo relevante es que cada centro puede elegir el texto que más le guste".
No creo que sea muy osado concluir que, en este primer año, el objetivo prioritario del Gobierno ha sido el de impedir a toda costa un número elevado de objetores. De lo que se trataba ahora era de introducir la asignatura, sin sufrir un desgaste excesivo, máxime en el contexto de un año electoral. Luego, en años posteriores, ¡tiempo habrá de ir ajustando los contenidos!
La estrategia del divide y vencerás se ha concretado, en este primer año, en dar el visto bueno para que los colegios privados puedan impartir la asignatura con algunos manuales de contenidos no problemáticos, con el objetivo de evitar un frente común de rechazo a una inaceptable intromisión del Estado en la educación moral de los alumnos.
De esta forma, se ha logrado quebrar un principio clave, que es formulado en el famoso artículo 27.3 de la Constitución, cuestión tratada específicamente en el anterior artículo de esta sección El valor de la palabra, con fecha de 1 septiembre. Por lo pronto, lo que se ha conseguido es que los profesores, por su cuenta, o los centros escolares, sean quienes decidan la orientación moral de los alumnos, en lugar de los padres.
Y al margen de las consideraciones anteriores, la aprobación de esos manuales académicos tan dispares, deja patente la imposibilidad de una ética global de la vida, basada meramente en los principios democráticos de nuestra legislación (que era uno de los argumentos de los defensores de la asignatura). El caso que comentamos refleja claramente que el Estado no puede imponer obligatoriamente unos conceptos morales tan amplios, sin entrar en colisión con muchos de los principios morales de las familias españolas. En resumidas cuentas, ¡muy ingenuos seríamos si pensásemos que el problema de fondo ha quedado resuelto con esa pluralidad editorial de libros de texto!
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