Personalidades musulmanas buscan el diálogo con las Iglesias cristianas. La iniciativa ha sido auspiciada por el Real Instituto al-Bayt para el Pensamiento Islámico, patrocinado por el rey Abdullah II de Jordania
Hace un año, Benedicto XVI fue el destinatario de una carta abierta de 38 personalidades musulmanas en la que estos respondían al diálogo iniciado por la lección magistral que el Papa ofreció en la universidad de Ratisbona. Fue la primera vez que figuras del mundo islámico tan dispares hablaban al unísono.
El aniversario de aquella carta (12 de octubre) ha marcado otro hito en el diálogo interreligioso. Hasta 138 personalidades han firmado una nueva carta, titulada Una palabra común entre nosotros y vosotros, y dirigida en esta ocasión a todos los líderes de las Iglesias cristianas. Los firmantes afirman que el futuro del mundo depende de la paz entre musulmanes y cristianos e invitan a estos a encontrarse con nosotros sobre la base de lo que nos es común, que es también lo que hay de más esencial en nuestra fe y práctica: los Dos Mandamientos del amor.
El cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, señaló en Radio Vaticano que se trata de un texto muy interesante porque representa un documento nuevo, ya que procede tanto de musulmanes sunitas como chiitas. Es un documento no polémico, con numerosas citas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Calificó la misiva como una señal muy alentadora, ya que demuestra que la buena voluntad y el diálogo son capaces de vencer los prejuicios.
Entre quienes se han adherido al documento de 29 páginas hay profesores universitarios y estudiosos, ayatolás, imanes, grandes muftíes y jeques, y forman parte de las principales tendencias del islamismo. La iniciativa ha sido auspiciada por el Real Instituto al-Bayt para el Pensamiento Islámico, patrocinado por el rey Abdullah II de Jordania.
Terreno común
Precisamente el pasado 5 de octubre, Benedicto XVI pronunciaba un discurso dirigido a los participantes en la sesión plenaria de la Comisión Teológica Internacional, mediante el cual proponía la ley natural como base para entablar el diálogo con todos los hombres de buena voluntad. Ley, que como el Papa recordó con palabras del Catecismo, está expuesta, en sus principales preceptos, en el Decálogo.
Benedicto XVI alertó de un trágico oscurecimiento de la conciencia colectiva fruto del escepticismo y el relativismo ético que es crisis de la civilización humana, antes incluso que cristiana, al que opone la creación de las condiciones necesarias para una plena conciencia del valor inalienable de la ley moral natural. Del respeto de esta ley depende, de hecho, que las personas y la sociedad avancen por el camino del auténtico progreso, en conformidad con la recta razón, que es participación en la Razón eterna de Dios, dijo.
De nuevo, el ancho campo de la razón como lugar de encuentro, tal y como señaló el 12 de septiembre de 2006 en Ratisbona.