Esta violencia lúdica parte de un permisivismo ético que se manifiesta en el hedonismo desenfrenado y la reducción de la temporalidad al instante presente. La consecuencia es que estamos matando a los más débiles...
La Fundación Vida, institución española dedicada asistir a mujeres en crisis de embarazo, atendió en el tercer trimestre de este año a un total de 287 mujeres con grave riesgo de aborto, de las cuales 151 aceptaron el embarazo, lo que supone un 52,6 por ciento de los casos atendidos en este último trimestre.
"En lo que va de año ya hemos atendido a un total de 742 mujeres con riesgo grave de aborto, de las que 416 aceptaron el embarazo, es decir, un 56 por ciento", afirmó el director de la Fundación, Manuel Cruz Moreno.
"El respeto a la vida humana en España es muy bajo. Aparentemente hay un respeto a la vida de los demás, y una muerte se considera como algo noticioso y lamentable. Pero luego existe una violencia lúdica que tiene como consecuencias que cada año mueren en nuestro país más de 100 000 seres humanos mediante el aborto provocado, y nadie dice nada", añadió Manuel Cruz al referirse al silencio que existe sobre el aborto.
"En España hay además una cantidad incontable de embriones humanos congelados que se estima en más de 200 000, pero que la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida no precisa, muy probablemente porque ya no sabe cuántas vidas humanas hay crioconservadas en España", agregó.
"Una degradación más de la humanidad en España es la promoción del Píldora del día Después (PDD). Numerosos estudios científicos han demostrado que la PDD modifica el endometrio impidiendo, siempre que lo haya, la implantación de un embrión. El embrión no implantado muere, es decir, se produce un aborto precoz, que no por ello deja de ser importante. En España se reparten al año más de 500. 000 PDD y nadie menciona las muertes diarias de seres humanos que ello supone", afirmó Cruz.
"Alegremente -continuó- estamos matando a miles de seres humanos en España. Esta violencia lúdica parte de un permisivismo ético que se manifiesta en el hedonismo desenfrenado y la reducción de la temporalidad al instante presente. La consecuencia es que estamos matando a los más débiles, a los que no tienen voz, y que nadie protesta por ellos", concluyó.