Algo habrá pesado en estos estudiantes el hecho de que todo el mundo hable en España acerca de esta asignatura, y los estudiantes no, que son los que tienen que cursarla
El Mundo Castellón
Un grupo de estudiantes ha tenido la iniciativa de recoger firmas en contra de la tan polémica asignatura Educación para la Ciudadanía (EpC) por atentar contra el pluralismo. Aspiran a recoger un millón en dos meses; mucho antes, cuando tengan una cantidad con suficiente entidad, se las presentarán a la ministra.
Esta plataforma estudiantil esgrime su derecho a hacer novillos, es decir, no asistir a las clases de esa asignatura. Algo habrá pesado en estos estudiantes el hecho de que todo el mundo hable en España acerca de esta asignatura, y los estudiantes no, que son los que tienen que cursarla. Habrán pensado que ya son mayorcitos, y que algo tienen que decir.
Es una asignatura obligatoria y evaluable, no cabe margen ni para alumnos, padres o profesores, que en algunos centros podrían encontrarse con la situación con que nadie la desea, y no haría falta impartirla. Nuestro Gobierno es muy democrático, y obliga a adoctrinar a todos con esta asignatura.
En Navarra se acaban de movilizar los padres de 18 centros escolares, de titularidad pública y privados, y han recogido firmas a favor de la objeción de conciencia ante EpC. Y en toda España hay reacciones de toda índole, pero no me constan en Castellón. Puede ser que los castellonenses estén de acuerdo con esta asignatura, lo cual me extrañaría bastante. Puede ser que, con el sentido práctico de estas tierras, se estime que esta ley no tiene ningún futuro de hecho, no se empezará a impartir en la Comunidad Valenciana hasta el curso 2008/09, y las elecciones generales de marzo provoquen un cambio de poder, anulando esta asignatura, como ya ha afirmado Mariano Rajoy-, y no compensa invertir energías y tiempo con esta asignatura. Pero también puede ser que sea un síntoma más de pasividad ciudadana, y eso sería preocupante: la atonía y la afonía ante la manipulación ideológica que pretende EpC no serían un buen síntoma para nuestra sociedad civil.
Conozco docenas de personas que están muy disconformes con esa ley. No movilizarse porque en la Comunidad Valenciana no se imparte por ahora es un error, por falta de solidaridad con el resto de comunidades autónomas. En concreto, en siete comunidades autónomas ya se está impartiendo esta asignatura, con el desconcierto y enfado de muchos padres y alumnos, al comprobar el calado dictatorial, poco riguroso y manipulador de la mayoría de los textos que se han elaborado.
No me parece de recibo la postura de que algunos centros educativos expongan que pueden adaptar el contenido de la asignatura al ideario específico del centro educativo. Es mirar sólo por lo propio, y dejar a los demás abandonados. Al menos, novillada.org va a recoger firmas de objeción de conciencia en toda España.