Esas palabras de San Josemaría Escrivá, Fundador del Opus Dei, fueron pronunciadas en São Paulo, en mayo de 1974. Resumen perfectamente la grandeza de su fe y el optimismo con los que contemplaba las raíces de la acción de la Iglesia en Brasil y sus posibilidades evangelizadoras.
Eran también una acción de gracias a Dios por la extensión y la variedad de los apostolados desarrollados por el Opus Dei al servicio de las iglesias locales, y una llamada a la libertad y a la responsabilidad de todos los cristianos.
La iniciativa de comenzar la labor del Opus Dei en Brasil se concretó a partir de una solicitación de Mons. Hugo Bressane de Araújo, que en aquella época era obispo de Marília (ciudad en rápido crecimiento del Estado de São Paulo). En 1956, había tenido conocimiento del espíritu y de la labor de la Obra, y pasó a manifestar insistentemente a San Josemaría el deseo de que algunos miembros del Opus Dei trabajasen en su diócesis.
En marzo de 1957 llegó a Marília don Jaime Espinosa, y pocas semanas después desembarcaron en el puerto de Santos un abogado y un médico, juntamente con otro sacerdote. Ninguno de ellos había cumplido aún los 30 años.
A comienzos de 1958 llegaron también algunas mujeres del Opus Dei, profesionales jóvenes procedentes de Portugal y España.
Todos ellos se trasladaban a su nuevo país con una vibración y una esperanza encendidas por la fe de San Josemaría en que el mensaje espiritual del Opus Dei buscar la santidad en medio del mundo y a través de las actividades terrenas sería comprendido y practicado en tierras brasileñas.
Desde el punto de vista material, como sucedió en todos los países donde el Opus Dei comenzó y fue desarrollándose, contaban como único medio material con el fruto de su trabajo profesional.
En 1961, vino de Portugal don Javier de Ayala, cuya experiencia de largos años en España y Portugal fue de gran valor para la expansión y consolidación de las actividades de la Obra.
Contando, en São Paulo, con la bendición del Cardenal Carlos Carmelo de Vasconcellos Motta primero, y de los cardenales Agnelo Rossi y Paulo Evaristo Arns después, fueron instalándose varios Centros de formación en diversos barrios, Centros abiertos como todos los del Opus Dei a personas de todo tipo que deseasen frecuentarlos, y siempre con una clara identidad cristiana.
Simultáneamente, contando también con la bendición y el apoyo de la autoridad eclesiástica, comenzaron actividades de espiritualidad dirigidas al clero diocesano.
El año 1974, marcó un hito señalado y decisivo en el desarrollo de la labor del Opus Dei en Brasil. Durante dos semanas, de fines de mayo y comienzos de junio, San Josemaría estuvo en São Paulo, y miles de personas de todas las edades y ambientes pudieron oír sus palabras, afectuosas y exigentes, llenas de fe en Dios y de amor al Brasil.
Los brasileiros -dijo- deben ser gente de carácter. Estáis todavía en un período heroico. Esta tierra es un mundo entero: estoy cansado de decir en estos días que es un continente. Es un país maravilloso: grande, grande, grande. Y necesita de temperamentos grandes (...), porque no hay tarea pequeña.
Todos los trabajos que hagáis no me interesa cuáles son , lo mismo los intelectuales que los manuales, todos son grandes y buenos: depende de vosotros (...). Hay mucho trabajo, mucha labor. Hay muchas almas buenas en el Brasil. Y vosotros tenéis en el corazón el fuego de Dios, el que Jesucristo vino a traer a la tierra. ¡Hay que pegarlo a los otros corazones! Tenéis simpatía y bondad, capacidad humana y sobrenatural para hacerlo.
El hecho de resaltar los aspectos positivos del carácter brasileño no ocultaba una fina sensibilidad delante de las urgentes necesidades sociales de nuestro país: En Brasil hay mucho que hacer, porque hay gente necesitada de lo más elemental. No sólo de instrucción religiosa hay tantos sin bautizar , sino también de elementos de cultura corriente. Los hemos de promover de tal manera que no haya nadie sin trabajo, que no haya un anciano que se preocupe porque está mal asistido, que no haya un enfermo que se encuentre abandonado, que no haya nadie con hambre y sed de justicia, y que no sepa el valor del sufrimiento.
Y animó a que, en cuanto fuera posible, hubiera iniciativas sociales de gran alcance entre la población más carente.
Fruto de ese deseo fue el intenso trabajo de un grupo de miembros del Opus Dei, lado a lado con muchos Cooperadores y amigos, para poner en marcha el Centro Educacional e Assistencial de Pedreira, una escuela profesional para muchachos en un barrio densamente poblado de la zona Sur de São Paulo, que ya cuenta más de veinte años de actividades académicas y de promoción social.
Simultáneamente, y secundando ese mismo deseo del Fundador, algunas mujeres de la Prelatura, Cooperadoras y amigas lanzaron el centro de Capacitação Profissional Casa do Moinho, en el municipio de Cotia (São Paulo), que ofrece cursos profesionales en el área hotelera a chicas de la región, como lo hace también el Centro de Capacitação Profissional Os Pinhais, en las cercanías de Curitiba.
Además de esas iniciativas, sigue creciendo el trabajo que San Josemaría conoció personalmente del Centro Social Morro Velho, en el barrio paulista de Taboão, una Escuela que cuenta con un larga experiencia en otros cursos profesionalizantes para mujeres, solteras y casadas, además de ofrecer cursos de orientación familiar y educativa, de alfabetización, de orientación para gestantes, etc.
La presencia del Fundador en São Paulo significó una nueva fase en la expansión del Opus Dei por el Brasil. En pocos años, con la venia de los Obispos respectivos, se instalaron Centros de formación en más de diez ciudades brasileñas (Rio de Janeiro, Brasilia, Belo Horizonte, Porto Alegre, Curitiba, Campinas, São José dos Campos, etc.), frecuentados también por personas de ciudades vecinas.
En todas ellas hay también actividades de espiritualidad para el clero diocesano, iniciativas de voluntariado y promoción para la población carente en zonas rurales y favelas urbanas, ambulatorios médicos y odontológicos, actividades culturales para estudiantes, y una amplia labor de catequesis y de formación cristiana en todos los ambientes, al servicio de las iglesias locales.
La fecha conmemorativa de los cinco años de la Canonización de San Josemaría, el día 6 de octubre, es una excelente oportunidad para recordar su ardor apostólico y su visión magnánima de fe que, como sucede en la vida de los verdaderos hombres de Dios, enfrenta y sobrepasa todas las dificultades.
Ese Jubileo de Oro del Opus Dei en Brasil será también ocasión de pedir con intensidad su intercesión, y para agradecer su ejemplo de amor incondicional a la Iglesia, sirviéndola como desea ser servida.
Introducción a la serie sobre “Perdón, la reconciliación y la Justicia Restaurativa” |
San Josemaría, maestro de perdón (1ª parte) |
Aprender a perdonar |
Verdad y libertad |
El Magisterio Pontificio sobre el Rosario y la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae |
El marco moral y el sentido del amor humano |
¿Qué es la Justicia Restaurativa? |
“Combate, cercanía, misión” (6): «Más grande que tu corazón»: Contrición y reconciliación |
Combate, cercanía, misión (5): «No te soltaré hasta que me bendigas»: la oración contemplativa |
Combate, cercanía, misión (4) «No entristezcáis al Espíritu Santo» La tibieza |
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