En la homilía de la misa del domingo, que puso fin al encuentro, el Papa insistió a los miles de jóvenes italianos en elegir el camino de la valentía
La valentía de andar la senda de la humildad, que no es la de la renuncia sino de la audacia, que no es el producto de un fracaso, sino el resultado de una victoria del amor sobre el egoísmo y de la gracia sobre el pecado. Por eso es necesario comprometernos humildemente con el Señor porque solo así podremos llegar a ser instrumentos dóciles en sus manos y permitiremos que hagan en nosotros cosas grandes, como -señaló el Papa- muestran los ejemplos de María y los santos.
La valentía, también, de ir contracorriente. De preferir los caminos alternativos señalados por el amor verdadero. Frente a las voces interesadas y disuasorias que hoy propagan desde muchas partes modelos de vida caracterizados por la arrogancia y la violencia, por la prepotencia y el éxito a cualquier precio, por la apariencia y el tener, en detrimento del ser, el Papa alentó a ser críticos y estar vigilantes frente a los mass media. La alternativa que propuso fue un estilo de vida sobrio y solidario, relaciones afectivas puras y sinceras, un empeño honesto en el estudio y en el trabajo, el interés profundo por el bien común. No tengáis miedo -subrayó- a parecer diferentes y a ser criticados por aquello que puede aparecer como fracasado o pasado de moda: vuestros coetáneos, pero también los adultos, y especialmente quienes dan la impresión de estar más lejos de la mentalidad y de los valores del Evangelio, tienen una profunda necesidad de ver a alguien que se atreva a vivir según la plenitud de humanidad manifestada por Jesucristo.
Este ejemplo es todo lo contrario que un modo de vida al margen, dijo Benedicto XVI. Al mirar a la Virgen podemos hacer, como ella, experiencia de aquel sí de Dios a la humanidad del cual brotan todos los sí de nuestra vida.
Custodiar la creación
Después de mostrar la necesidad de sentirse parte viva de nuestra familia la Iglesia, especialmente con la participación en la Eucaristía, el Santo Padre hizo una llamada a trabajar por el bien común en lo referido a la protección de la naturaleza. Se confía a las nuevas generaciones el futuro del planeta, en el cual son evidentes los signos de un progreso que no siempre ha sabido tutelar los delicados equilibrios de la naturaleza. Antes de que sea demasiado tarde hace falta adoptar decisiones valientes, que sepan recrear una fuerte alianza entre el hombre y la tierra, dijo.
Es preciso pronunciar un sí decidido a la custodia de la creación y un fuerte empeño para invertir esas tendencias que corren el riesgo de llevar a situaciones de degradación irreversible. Por todo ello, Benedicto XVI celebró la iniciativa de la Iglesia en Italia de establecer el 1 de septiembre como jornada nacional dedicada a promover la sensibilidad sobre la salvaguarda de lo creado.