500.000 jóvenes de Italia se reunieron este fin de semana en Loreto para preparar, con Benedicto XVI, la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará el año que viene en Australia.
El santuario de Loreto conserva la casa en la que el ángel Gabriel se apareció a la Virgen María. Por eso, el Papa ha hablado a los jóvenes de valentía, entrega y humildad. Esta es una selección de palabras del Papa:
Quien nos ha reunido [en Loreto] ha sido el Espíritu Santo. Sí, es así: quien os ha guiado es el Espíritu; habéis venido hasta aquí con vuestras dudas y certezas, con vuestras alegrías y vuestras preocupaciones. Ahora os toca a vosotros abrir el corazón y ofrecer todo a Dios. Decidle: estoy aquí; ciertamente, no soy todavía como tú quieres que sea, no logro ni siquiera entenderme a mí mismo en profundidad, pero con tu ayuda estoy listo para seguirte. Señor Jesús, esta tarde quisiera hablarte, haciendo mía la actitud interior y el abandono confiado de aquella joven mujer, que hace más de dos mil años dio su sí al Padre, que la elegía para ser tu Madre. El Padre la eligió porque era dócil y obediente a su voluntad". Como ella, como la pequeña María, cada uno de vosotros, queridos jóvenes amigos, digan con fe en Dios: Aquí estoy, se haga en mi lo que has dicho (...).
Lamentablemente, hoy, a menudo, una existencia plena y feliz está vista por muchos jóvenes como un sueño difícil, y a veces, irrealizable. Tantos de vuestros coetáneos miran al futuro con aprensión y se plantean no pocas interrogantes. Se preguntan preocupados: ¿Cómo insertarse en una sociedad marcada por numerosas y graves injusticias y sufrimientos?, ¿Cómo reaccionar al egoísmo y a la violencia que a veces parecen prevalecer?, ¿Cómo dar un sentido pleno a la vida? Con amor y convicción, os repito a vosotros, jóvenes aquí presentes, y a través de vosotros, a vuestros coetáneos en el mundo entero: No tengáis temor, Cristo puede colmar las aspiraciones más íntimas de vuestro corazón. ¿Hay, quizá, sueños irrealizables cuando el que los suscita y los cultiva en el corazón es el Espíritu de Dios? ¿Hay algo que puede bloquear nuestro entusiasmo si estamos unidos a Cristo?. Nada ni nadie, diría al apóstol Pablo, podrá separarnos del amor de Dios, en Cristo Jesús, nuestro Señor. (Cf Rm 8, 35-39).
Dejad que os repita: cada uno de vosotros si permanece unido a Cristo, podrá cumplir grandes cosas. Por ello, queridos amigos, no debéis tener miedo de soñar con los ojos abiertos grandes proyectos de bien, y no debéis dejaros desanimar por las dificultades. Cristo tiene confianza en vosotros y desea que podáis realizar cada uno de vuestros más nobles y altos sueños de autentica felicidad. Nada es imposible para quien confía en Dios y se confía a Él. Mirad a la joven María. El Ángel le prospectó algo verdaderamente inconcebible: participar en el modo más comprometedor posible en el más grandioso de los planes de Dios, la salvación de la humanidad. Frente a tal propuesta María quedó turbada, advirtiendo toda la pequeñez de su ser frente a la omnipotencia de Dios, y se preguntó, ¿cómo es posible, por qué a mi? Dispuesta sin embargo a cumplir la voluntad divina pronunció prontamente su sí, que cambió su vida y la historia de la entera humanidad. Es gracias a su sí que nosotros nos encontramos aquí esta tarde.
Me pregunto y os pregunto: ¿las peticiones que Dios nos dirige, por cuanto difíciles nos puedan parecer, podrán igualar aquello que fue pedido por Dios a la joven María? Queridos chicos y chicas: aprendamos de María a decir nuestro sí, porque ella sabe verdaderamente que significa responder generosamente a los pedidos del Señor. María, queridos jóvenes, conoce vuestras aspiraciones más nobles y profundas. Conoce bien, sobre todo, vuestro gran deseo de amor, vuestra necesidad de amar y de ser amados. Mirándola, siguiéndola dócilmente descubriréis la belleza del amor, pero no de un amor de usar y tirar, pasajero, engañoso, prisionero de una mentalidad egoísta y materialista, sino del amor verdadero y profundo. En lo más intimo del corazón de cada chico y cada chica, que se asoma a la vida, cultiva el sueño de un amor que dé un sentido pleno al propio futuro. Para muchos esto se cumple en la elección del matrimonio y en la formación de una familia donde el amor entre un hombre y una mujer sea vivido como un don recíproco y fiel, como un don definitivo, sellado por el sí pronunciado frente a Dios el día del matrimonio, un sí para toda la existencia. Sé bien que este sueño es hoy cada vez menos fácil de realizar. En torno a nosotros, cuántos fracasos del amor. Cuántas familias destruidas. Cuántos chicos, también entre vosotros, que han visto la separación y el divorcio de sus padres. A quien se encuentra en una tan delicada y compleja situación quisiera decir esta tarde: la madre de Dios, la comunidad de creyentes, el Papa, están a vuestro lado y oran para que la crisis que marca a las familias de nuestro tiempo no se convierta en un fracaso irreversible. Puedan las familias cristianas, con el apoyo de la Gracia divina, mantenerse fieles a aquel solemne compromiso de amor asumido con alegría frente al sacerdote y a la comunidad cristiana, el día solemne del matrimonio.
Frente a estas tantos fracasos es frecuente esta pregunta: ¿soy yo mejor que mis amigos y que mis parientes que han intentado y han fallado? ¿Por qué, yo, justo yo, debería lograrlo donde tantos se rinden? Este humano temor puede bloquear también a los espíritus más valientes, pero en esta noche que nos espera, a los pies de su Casa Santa, María repetirá a cada uno de vosotros, queridos jóvenes amigos, las palabras que ella misma escuchó al Ángel dirigirle: No temas. No tengas miedo. El Espíritu Santo está con vosotros y no os abandona jamás. A quien confía en Dios nada es imposible. Esto vale para quien está destinado a la vida matrimonial, y más aún, para aquellos a quienes Dios propone una vida de total desprendimiento de los bienes de la tierra para estar a tiempo lleno dedicado a su Reino (...) Queridos jóvenes, si el Señor os llama a vivir más íntimamente a su servicio, respondan generosamente. Estén seguros: la vida dedicada a Dios no se gasta nunca en vano.
Dios ha mirado la humildad de su esclava. La humildad de María, ha explicado el Papa, es lo que más aprecia Dios de Ella. No sigáis la vía del orgullo, sino la de la humildad. Id contra corriente, no escuchéis las voces interesadas y sugerentes que hoy desde muchas partes propagan modelos de vida impregnados de arrogancia y de violencia, de prepotencia y de éxito a cualquier precio, el aparentar y el tener, en detrimento del ser. No tengáis miedo, queridos jóvenes, de preferir los caminos alternativos indicados por el auténtico amor: un estilo de vida sobrio y solidario; relaciones afectivas sinceras y puras; un compromiso honesto en el estudio y en el trabajo; el interés profundo por el bien común.
Al humilde se le percibe como uno que ha renunciado, un fracasado, uno que no tiene nada que decir al mundo. Sin embargo ésta es la vía maestra, no solamente porque la humildad es una gran virtud humana, sino porque, en primer lugar, representa el modo de actuar de Dios mismo. Es el camino elegido por Cristo, el Mediador de la Nueva Alianza, el cual apareciendo en su porte como hombre, se humilló a sí mismo obediente hasta la muerte y en la Cruz
Pienso en tantos muchachos y muchachas que están en el catálogo de los santos anónimos, pero no son anónimos para Dios. Para Él cada persona es única, con su nombre y su rostro. Todos, y vosotros lo sabéis, ¡estamos llamados a ser santos!
Queridos chicos y chicas ha dicho el Papa- en nombre de Jesús, con fuerza os quiero repetir esta noche: ¡Id, vivid, amad! ha exclamado- A los ojos de Dios, cada uno de vosotros es importante. Sois importantes para vuestras familias, para vuestros amigos, para vuestros educadores, para todos aquellos a quien queréis, para vuestro país, para el mundo entero, para la Iglesia, para Jesucristo. Porque no hay vida que no sea importante, sentíos realmente importantes, protagonistas, porque estáis en el centro del amor de Dios.
Si miráis hacia delante descubriréis con felicidad que el futuro está encerrado en vuestra capacidad de responder a la invitación de Cristo a amar sin reservas
En Cristo encontraréis la respuesta a las preguntas más íntimas de vuestro corazón, porque Él, sólo Él, es capaz de haceros realmente libres y capaces de amar. No tenéis que temer nada, porque, incluso cuando Él parece que esté mudo frente a vuestras preguntas, os está cerca, es más, os coge de la mano.
Proponer a Cristo [a los demás] no significa imponerlo. Allí donde hay violencia y coerción, no está Cristo. Sed jóvenes de fuerte personalidad: esto es lo que espera de vosotros el Papa; esto es lo que esperan de vosotros vuestros Obispos, vuestra familias y la sociedad actual.
(...) Desde ahora, quisiera daros jóvenes una cita en Sydney, donde dentro de un año tendrá lugar la próxima Jornada Mundial de la Juventud. Lo sé, Australia está lejos y para los jóvenes italianos es literalmente el otro lado del mundo. Oremos para que el Señor, que cumple cada prodigio, conceda a muchos de vosotros estar allí. Lo conceda a mí, y lo conceda a vosotros. Es éste uno de los tantos sueños nuestros que esta noche rezando juntos confiaremos a María.
Introducción a la serie sobre “Perdón, la reconciliación y la Justicia Restaurativa” |
San Josemaría, maestro de perdón (1ª parte) |
Aprender a perdonar |
Verdad y libertad |
El Magisterio Pontificio sobre el Rosario y la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae |
El marco moral y el sentido del amor humano |
¿Qué es la Justicia Restaurativa? |
“Combate, cercanía, misión” (6): «Más grande que tu corazón»: Contrición y reconciliación |
Combate, cercanía, misión (5): «No te soltaré hasta que me bendigas»: la oración contemplativa |
Combate, cercanía, misión (4) «No entristezcáis al Espíritu Santo» La tibieza |
Combate, cercanía, misión (3): Todo es nuestro y todo es de Dios |
Combate, cercanía, misión (2): «Se hace camino al andar» |
Combate, cercanía, misión I: «Elige la Vida» |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía II |
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