Inger Enkvist, asesora del ministerio de Educación de Suecia, considera "cínico" que España copie un modelo psicopedagógico que ha demostrado ya su fracaso con rotundidad.
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Inger Enkvist, asesora del ministerio de Educación de Suecia, considera "cínico" que España copie un modelo psicopedagógico que ha demostrado ya su fracaso con rotundidad. ¿Cuáles son sus pilares movedizos?: La ausencia del esfuerzo, el déficit de autoridad y la precariedad de los contenidos. El informe 'Educación para todos', de la UNESCO, sitúa a España como el 26º país del mundo en cuanto al funcionamiento del sistema educativo, por debajo de casi todos los países de la UE. El ranking coloca la educación de nuestro país al mismo nivel que la de Hungría y Trinidad y Tobago.
Enkvist lleva varias décadas estudiando el proceso de decadencia de la escuela pública europea y considera que el deterioro de la educación se debe al "constructivismo", que es un proceso asumido por la mayoría de los modelos educativos europeos. Se basa en que sólo es verdad aquello que construimos por nosotros mismos, destruyendo de esta manera la tradición y el conocimiento acumulado por generaciones anteriores. El constructivismo enseña que el niño debe de conocer la verdad por sí mismo".
Para la experta, "siempre hace falta que el maestro conduzca al alumno hacia la verdad. Los constructivistas se preocupan mucho del procedimiento de la enseñanza, pero muy poco de los contenidos". Y así nos luce el pelo en las estadísticas internacionales: los alumnos españoles de 15 años (secundaria obligatoria) no lograron alcanzar la media de conocimientos de los países desarrollados ni en matemáticas ni en ciencia ni en lectura. Su nivel se situó entre los peores, hasta el punto de que más del 20% ni siquiera superó ejercicios básicos en esas materias. Tampoco corrió mejor suerte el nivel de excelencia, uno de los más bajos de Europa. Así lo demuestra el Informe PISA 2003, que, mediante 275.000 pruebas directas a estudiantes realizadas en los propios centros, compara los resultados educativos de los países de la OCDE.
Según Enkvist, "una educación en la que no se prima el esfuerzo sino sólo que los niños estén contentos y se dediquen a jugar y a trabajar en equipo y a decir lo que les parece, ha demostrado ya su fracaso. Y dice que eso afianza el poder de los psicopedagogos que han diseñado este sistema educativo y que mantienen una red de intereses creados tejida alrededor de la administración educativa y financiada con dinero público. Y es que, como decía Chesterton, llegará un momento en que tendremos que pelear para demostrar que la hierba es verde. Ya estamos en ello, y ahora la obviedad se ha convertido en heroísmo, debido a la majadería progre.
Resultado: ese constructivismo genera adolescentes adultos que lo quieren todo para ya mismo. Sí, es una especie de generación del 68 permanente. Pero claro, en la vida casi nada es inmediato, la mayoría de los frutos se producen después de un tiempo de esfuerzo y eso inhabilita de alguna forma para la vida, porque se confunde el deseo con la realidad. Ellos terminan creyendo que si quieren que algo sea cierto, la realidad se terminará moldeando a sus deseos", agrega.
Para la experta nórdica, el problema no es sólo de recursos económicos,sino del mismo sistema. Y quizás el sistema funcionaría mejor con menores recursos. En países de Asia, que trabajan con libros mal editados, con 50 niños en cada clase y con profesores no bien pagados, están obteniendo unos resultados magníficos". Por ejemplo Corea del Sur, Hong Kong, las islas Maldivas, las Seychelles y, en América, Barbados. Aunque Suecia dedique el 7,8 % de su PIB anual a la educación, frente al escaso 4,5 % de España. El informe de la UNESCO recoge que en España el 8,2% de los ciudadanos mayores de edad no han pasado del tercer curso de educación primaria. Esta cifra es mucho más alta que la que poseen los países de nuestro entorno.
En este sentido, la asesora sueca también repara en el modelo británico, porque "decidieron dar un giro y regresar del constructivismo a los contenidos. Y aquella reforma de Thatcher fue continuada e incluso mejorada por Blair, convirtiéndolo en política de Estado y, por lo tanto, no sometida a los vaivenes políticos. Mientras tanto, la vigente LOE es la sexta reforma educativa que hay en apenas 27 años de democracia. O sea, que cada ley apenas ha durado menos de 7 años, lo que parece poco serio, por no decir frívolo.
Su memoria económica dice que nos costará 6.000 millones de euros a cinco años vista, de los que el Ejecutivo pondrá el 55%. Entre otras novedades del texto, destaca que se podrá repetir dos veces en 4º de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y la promoción con tres suspensos en cada uno de los tres primeros cursos de la ESO. Andreas Schleicher, responsable del 'Informe PISA', decía que "repetir no produce buenos resultados. Crea una mentalidad en los colegios, entre los docentes, de que se está aplazando el problema.
En el caso español, Enkvist advierte que España es "una sociedad que no se interesa por el conocimiento, no acepta el esfuerzo, no toma en cuenta la realidad, y sus límites no molestan, sino que es feliz en su estado". Por eso le parece "muy cínico que España adopte estas propuestas cuando la experiencia de casi todos los países europeos es que ha fracasado".
Hablando sobre la polémica asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC), en la que, "el gobierno pretende formar en ideología", Enkvist sostiene que "formar en sistema político, en lo que son los impuestos, la Constitución, las instituciones, es muy bueno para los ciudadanos. Pero evaluar las actitudes de los alumnos sobre lo que les impone esta asignatura, me parece tremendo. ¿Y si alguien no está de acuerdo? Le obligará a ser rebelde o a ser hipócrita".