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«LOsservatore Romano», el diario de la Santa Sede, considera que el aborto por error de una niña, en lugar de su hermana gemela Down, muestra que «la eugenesia impone sus leyes».
El diario vaticano, en la edición italiana que este martes estará en los kioscos, comenta el caso y lo atribuye a «la cultura de la perfección que impone la exclusión de todo lo que no parece bello, resplandeciente, positivo, cautivador».
«Y lo que queda es el vacío, el desierto de una vida sin contenidos, aunque esté perfectamente confeccionada», reconoce.
Un hospital italiano confirmó este domingo que durante un aborto selectivo por una alteración cromosómica en uno de dos gemelos el equipo médico a cargo de la intervención eliminó equivocadamente al feto sano.
El hospital San Paolo, de Milán, explicó que se trató de «una terrible fatalidad», dado que los embriones, que estaban en el tercer mes de su gestación, cambiaron de posición en la placenta antes de la intervención.
Según informó el hospital, los médicos conocían sólo la posición del embrión enfermo, ya que las ecografías realizadas antes de la intervención mostraban que ambos bebes eran morfológicamente iguales, por lo que no presentaban diferencia alguna.
Pero antes de la intervención, cambiaron de posición y el feto sano se situó en el lugar que ocupaba el gemelo con la alteración cromosómica.
La Fiscalía de Milán ha iniciado una investigación para dilucidar las circunstancias del suceso, pero sin hacer referencia a indagados ni a hipótesis de delito, según dieron a conocer los medios locales este lunes.
Con el título «No hay derecho», LOsservatore Romano constata que al final «han muerto dos niñas, asesinadas como consecuencia de un aborto selectivo».
«Una decisión radical ha llevado a repetir el aborto de la hermanita que había quedado con vida», la niña Down.
Pero nadie, según diario vaticano, «tiene derecho a eliminar otra vida. Ningún hombre tiene derecho a tomar el puesto de Dios. Por ningún motivo».
«Y, sin embargo, inocentes siguen muriendo. Sus palabras no pronunciadas, sus sonrisas nunca expresadas, sus miradas nunca acogidas, siguen suscitando desdén, o al menos las necesarias, profundas y serias reflexiones».
«Es una decisión ilegítima, aunque esté autorizada por la ley, como sucede en Italia», añade.
Comentando la noticia del aborto, el obispo Elio Sgreccia, presidente de la Comisión Pontificia para la Vida, ha hecho un llamamiento a acoger toda vida humana.
«Sólo con este acto fundamental de parte de todas las personas interesadas se alcanza la verdadera serenidad, la verdadera paz de la conciencia y el verdadero bien de la sociedad», aclaró este lunes en declaraciones a Radio Vaticano.
«Tenemos que sentirnos interpelados todos por este y por otros muchos casos que se repiten diariamente para asumir un compromiso nuevo y diferente por el respeto de la vida humana desde el primer momento, pues estas criaturas tienen nuestra misma dignidad».
«Y en el caso de que padezcan alguna enfermedad, simplemente tienen un motivo más para ser ayudados», concluye.
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Entrevista con el padre Fernando Pascual, profesor de filosofía y de bioética en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum (Roma)
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La prensa internacional ha publicado el caso de aborto por error de una niña en lugar de su gemela que tenía el síndrome Down.
La noticia ha reabierto el debate sobre el aborto en Italia y en muchos otros países del mundo, donde se ha legislado a favor de esta práctica.
El padre Fernando Pascual L.C., profesor de filosofía y de bioética en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum (Roma), en esta entrevista concedida a Zenit-El Observador explica los graves riesgos del aborto selectivo.
¿Podría explicarnos brevemente qué ha reabierto en Italia el debate sobre el aborto?
Se trata del caso de una mujer embarazada de gemelas. A través del diagnóstico prenatal, la mujer supo que una de ellas tenía el síndrome de Down, mientras la otra parecía sana. La madre decidió entonces (en junio de este año) abortar a la hija enferma. El equipo médico del hospital San Paolo (en Milán, Italia) eliminó por error a la hija sana y dejó en vida a la hija Down. Al poco tiempo, la madre pidió también que fuera eliminada la hija que había sobrevivido al aborto de su hermana. Sólo varias semanas después la prensa dio a conocer estos hechos.
¿Qué reacciones ha producido la noticia?
La publicación de la noticia ha suscitado un fuerte debate. Por un lado, los mismos defensores del aborto se han dado cuenta del gravísimo «error» cometido: un aborto selectivo no eliminó al feto «sentenciado» a morir, sino al feto querido por su madre. Pero necesitan abrir los ojos para darse cuenta de que el «error» es el mismo aborto, siempre, en todos los casos. Por otro lado, muchos han subrayado que es sumamente injusto eliminar a un hijo antes de nacer por tener defectos genéticos, por su ADN: abortar a los niños Down es caer en una mentalidad eugenésica.
El núcleo del problema radica en la maldad intrínseca del aborto. El aborto no es una técnica «médica», sino un acto sumamente injusto, un homicidio perpetrado contra uno de los seres humanos más indefensos, el hijo no nacido.
Seguramente este hecho no se habría convertido en noticia si los médicos no se hubieran equivocado.
Esto es lo más triste del caso. Para muchos la eliminación sistemática de miles y miles de embriones y fetos no deseados es vista como algo cotidiano: no es ninguna noticia. Incluso hay quienes ven como una práctica rutinaria el aborto que elimina a los hijos con defectos. Lo permite la ley italiana, como otras leyes en diversos lugares del mundo, y por eso no llama la atención a nadie. En realidad, ninguna vida humana vale menos que otra por no tener la perfección exigida por los adultos. El aborto es siempre un homicidio.
¿Qué piensa sobre el uso, cada vez más extendido, del diagnóstico prenatal? ¿Es correcto que los padres conozcan cómo es su hijo?
El diagnóstico prenatal, como todo diagnóstico, es un medio técnico que ayuda a conocer el estado de salud de un ser humano. Aplicarlo a los embriones y a los fetos es perfectamente válido dentro de una perspectiva terapéutica, es decir, en función del bien del hijo. Existen, además, importantes progresos en la medicina prenatal, que permiten atender algunas enfermedades o problemas del hijo antes o inmediatamente después de nacer.
En cambio, el diagnóstico se convierte en un contrasentido cuando es usado como medio para decidir la eliminación de los hijos no deseados. Nunca un diagnóstico «médico» debería convertirse en una sentencia de muerte.
¿Todos los diagnósticos prenatales son seguros?
Hay que distinguir entre técnicas y técnicas, y no entramos ahora en detalles. Algunas técnicas de diagnóstico prenatal, si son aplicadas de modo precoz o con poca pericia, pueden provocar daños graves a los embriones. Por eso conviene evitar un uso excesivo de los diagnósticos, en función del respeto que merece todo hijo, sano o enfermo.
Vivimos en un mundo que ve el aborto como una conquista de la mujer, un triunfo de la «libertad de elección». Si una mujer no ama a su hijo porque está enfermo o porque no es como desearía, ¿puede encontrar alternativas al aborto?
Hay que ir más atrás. Es cierto que nadie, ni siquiera, una madre, está obligado a amar a otro ser humano. Pero hemos de preguntarnos qué ocurre en una cultura en la que existen madres que no son capaces de amar al hijo, venga como venga. La sociedad, por su parte, está llamada a ofrecer apoyo moral y ayuda médica para que cualquier mujer que descubra que su hijo está enfermo no piense en el aborto como «solución». En última instancia, si no es capaz de amar a un hijo que necesita tanto cariño y tantos cuidados humanos y sanitarios, puede darlo en adopción. Gracias a Dios, existen miles de familias dispuestas a adoptar a los niños que no son acogidos por sus madres.
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ABC
«No tenéis derecho». Con este título el periódico oficial de la Santa Sede, el Osservatore Romano, censura la práctica de aborto selectivo efectuada recientemente en Milán, que provocó la muerte de dos fetos gemelos, de los cuales la madre había seleccionado uno, ya que el otro había dado positivo en el test del síndrome de Down.
El caso, que tuvo lugar el pasado mes de junio, saltó ayer a la primera página de todos los medios italianos tras recibir la fiscalía de Milán el dossier con toda la información sobre la aplicación en este caso de la ley 194, que prevé el aborto terapéutico, después del tercer mes de embarazo, cuando se confirman «procesos patológicos, entre los que figuran los relativos a anomalías o malformaciones del feto, que determinen un grave peligro para la salud física o psíquica de la madre».
Para la Ministra de Sanidad, Livia Turco, «la ley 194 es una ley muy sabia que ha permitido reducir el número de abortos». Sobre lo ocurrido en Milán, Turco señaló que «se trata de un error muy grave, estos casos de aborto de embarazo de gemelos el riesgo es siempre muy alto. Seguiré las investigaciones que se están llevando a cabo en la fiscalía, pero repito, el error humano es posible siempre».
Por su parte, a la Santa Sede se unen los principales movimientos por la vida que afirmaron que «la selección embrional añade injusticia a la injusticia» y recuerdan las palabras del Osservatore Romano en su polémico artículo: «ningún hombre tiene derecho a suprimir otra vida, ningún hombre tiene el derecho de sustituir a Dios».
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La Razón
La polémica arrecia en Italia por el caso de una mujer, embarazada de gemelos, que decidió abortar de uno de ellos porque presentaba defectos genéticos. La intervención no hubiera saltado a los titulares de no ser porque los ginecólogos del Hospital San Paolo de Milán liquidaron al hermano sano por error, dejando con vida al otro, que, según se supo ayer, desarrollaba síndrome de Down.
Los médicos alegaron que los embriones, de poco más de tres meses de gestación, habían «intercambiado las posiciones en el último momento», y que, al ser aún «morfológicamente idénticos», les fue imposible identificarlos en la ecografía. La paciente, que decidió finalmente abortar del feto que quedaba, dijo plantearse presentar una querella contra la ginecóloga que dirigió la intervención, según informaba Corriere della Sera, aunque el centro sanitario negó ayer haber recibido notificación alguna.
Lo que sí ha llegado al San Paolo es la visita de la Fiscalía de Milán, que ha pedido toda la documentación relacionada con el caso por si hubiera indicios de delito. El aborto está amparado en Italia por una ley de 1976 que lo legaliza en los primeros 90 días de embarazo, y después de ese plazo, como es el caso, sólo si hay riesgo de daño para la salud mental o física de la madre. La investigación interna del hospital concluye, por su lado, que el «fatídico accidente» fue «de naturaleza fortuita» y que «no es atribuible a ningún error de procedimiento».
Después de que las asociaciones antiabortistas se le echaran encima, tildando la citada ley de injusta y la selección embrionaria in vivo ilegal, la Ministra de Salud transalpina, Livia Turco, declaró que el suceso «obliga a reflexionar». A pesar de mostrarse contraria a cambiar la legislación, admitió que «el caso plantea un problema ético». «Sería inaceptable una ley que impida elegir a las mujeres sobre su maternidad, pero si un gemelo tiene malformaciones, ¿es suficiente para suprimirlo?», se cuestionó.
En España, el presidente de la Sociedad Española de Ginecología, Manuel Bajo Arenas, explica que los casos de embarazos con síndrome de Down «se detectan cuando la prueba del triple screening recomienda realizar la amniocentesis», un análisis genético del líquido amniótico cuyo resultado es definitivo. «Nosotros recomendamos el screening a todas, pero si una embarazada se somete también a la amniocentesis, normalmente abortan si el resultado es positivo. Si no, ¿para qué se iban a hacer la prueba?», sentencia.
El Vaticano también vertió ayer, a través del diario LOsservatore Romano, su opinión sobre el caso, que tilda de «tragedia desesperante», y que considera fruto de la «cultura de la perfección, en la que sólo vale lo que parece bello y cautivador». «Ningún hombre tiene derecho a sustituir a Dios», dice la Santa Sede, que lamenta que «sigan muriendo inocentes sin despertar la indignación».
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San Josemaría, maestro de perdón (1ª parte) |
Aprender a perdonar |
Verdad y libertad |
El Magisterio Pontificio sobre el Rosario y la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae |
El marco moral y el sentido del amor humano |
¿Qué es la Justicia Restaurativa? |
“Combate, cercanía, misión” (6): «Más grande que tu corazón»: Contrición y reconciliación |
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Combate, cercanía, misión (4) «No entristezcáis al Espíritu Santo» La tibieza |
Combate, cercanía, misión (3): Todo es nuestro y todo es de Dios |
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