El santo Padre, Benedicto XVI, recibió ayer por la mañana, en una audiencia especial, a los más de 5.000 jóvenes madrileños que han peregrinado a Roma con la Misión Joven
Después del saludo del Cardenal Arzobispo de Madrid, y de los testimonios ofrecidos por jóvenes de las tres diócesis que integran la Provincia Eclesiástica de Madrid Madrid, Alcalá de Henares y Getafe- el Santo Padre se dirigió a los presentes dándoles su más cordial bienvenida y agradeciendo vuestra presencia aquí, tan numerosa, y de modo especial todo lo que hacéis como fruto de esa intensa experiencia eclesial y de fe que habéis vivido.
De los testimonios ofrecidos, el Papa dijo que he apreciado la intensidad con que se ha vivido la condición del misionero y el colorido que adquieren ciertas facetas de la vida cuando se decide anunciar a Cristo: el entusiasmo de salir al descubierto y comprobar con sorpresa que, contrariamente a lo que muchos piensan, el Evangelio atrae profundamente a los jóvenes; el descubrir en toda su amplitud el sentido eclesial de la vida cristiana; la finura y belleza de un amor y una familia vivida ante los ojos de Dios, o el descubrimiento de una inesperada llamada a servirlo por entero consagrándose al ministerio sacerdotal.
Respecto a la peregrinación realizada por los jóvenes madrileños, el Papa señaló que visitando los lugares donde Pedro y Pablo anunciaron el Evangelio, donde dieron su vida por el Señor y donde muchos otros fueron también perseguidos y martirizados en los albores de la Iglesia, habréis podido entender mejor por qué la fe en Jesucristo, al abrir horizontes de una vida nueva, de auténtica libertad y de una esperanza sin límites, necesita la misión, el empuje que nace de un corazón entregado generosamente a Dios y del testimonio valiente de Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida- Algo que, añadió, ocurre también hoy, cuando a vuestro alrededor veis a muchos que lo han olvidado o que se desentienden de Él, cegados por tantos sueños pasajeros que prometen mucho pero que dejan el corazón vacío.
Benedicto XVI animó a los jóvenes de Madrid a perseverar en el camino emprendido, dejándoos guiar por vuestros Pastores, colaborando con ellos en la apasionante tarea de hacer llegar a vuestros coetáneos la dicha indescriptible de saberse amados por Dios, el único amor que nunca falla ni termina. Y les exhortó a no dejar de cultivar el encuentro personal con Cristo, tenerlo siempre en el centro de vuestro corazón, pues así toda vuestra vida se convertirá en misión; dejaréis transparentar el Cristo que vive en vosotros.
Como jóvenes -continuó Benedicto XVI- estáis por decidir vuestro futuro. Hacedlo a la luz de Cristo, preguntadle ¿qué quieres de mí? Y seguid la senda que Él os indique con generosidad y confianza, sabiendo que, como bautizados, todos sin distinción estamos llamados a la santidad y a ser miembros vivos de la Iglesia en cualquier forma de vida que nos corresponda.
Concluyó pidiendo que la intercesión maternal de la Virgen María os acompañe y os haga ser fieles a los compromisos que, dóciles al espíritu santo, habéis asumido para gloria de Dios y el bien de vuestros hermanos.