Otro factor desestabilizador es, sin duda, el ataque sistemático al matrimonio y a la familia dirigido en el ámbito de una cierta cultura y de los medios de comunicación
Benedicto XVI denunció este viernes el ataque sistemático al matrimonio y a la familia que se registra en los medios de comunicación.
Y este fenómeno, afirmó, tiene lugar en pleno proceso de secularización, particularmente en Occidente.
Estas dos constataciones forman parte del análisis sobre los desafíos que la Iglesia en Eslovaquia tiene que afrontar, después de haber superado la persecución comunista, al reunirse con sus obispos con motivo de su quinquenal visita ad limina apostolorum.
Eslovaquia, país surgido de la separación de la República Checa, el 1 de enero de 1993, cuenta con cinco millones y medio de habitantes, de los cuales casi el 75% son católicos.
Tras el derrumbe de la Unión Soviética, constató el Papa, Eslovaquia está entrando cada vez más, desde el punto de vista religioso-cultural, en la dinámica típica de otros países europeos de antigua tradición cristiana, fuertemente marcados, en nuestra época, por un amplio proceso de secularización.
Las comunidades cristianas que han conservado antiguas y arraigadas prácticas religiosas católicas, después de haber salido del túnel de la persecución, actualmente están expuestas al riesgo de ver seriamente afectado este patrimonio, que el régimen comunista no logró destruir, por los fermentos característicos de las sociedades occidentales: el consumismo, el hedonismo, el laicismo, el relativismo, etc..
Por lo que se refiere a la realidad de las familias, después de haber hablado en días pasados con los obispos y de haber leído sus informes, explicó que «he sabido que también en Eslovaquia comienza a sentirse la crisis del matrimonio y de la natalidad».
Esta crisis, tiene en primer lugar, reconoció, causas de carácter económico, que llevan a las parejas jóvenes de novios a retrasar su matrimonio.
Se registra, además, una menor consideración social por el valor del matrimonio, al que se le añade una fragilidad de las nuevas generaciones, que con frecuencia tienen miedo de asumir decisiones estables y compromisos para toda la vida.
Otro factor desestabilizador es, sin duda, el ataque sistemático al matrimonio y a la familia dirigido en el ámbito de una cierta cultura y de los medios de comunicación.
En este contexto, ¿acaso la Iglesia no debe intensificar la oración y seguir comprometiéndose con decisión para ayudar a las familias a afrontar los retos del presente?, se preguntó.
En este contexto, el Papa alentó una pastoral de los sacramentos bien estructurada, ligada a la de la familia: Matrimonio, Bautismo de los niños, primera Comunión, y Confirmación, con una preparación obligatoria.
En la labor de asistencia de los obispos y sacerdotes a las familias, el Santo Padre concluyó recordando el válido apoyo que ofrecen los grupos, los movimientos y las asociaciones laicales eclesiales, comprometidos en primera línea en la promoción de la vida conyugal y familiar y en la difusión de la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio, sobre la familia, sobre la moral sexual y sobre los temas de bioética.