Benedicto XVI: La característica esencial de un gran teólogo consiste en la humildad (...), porque solo Dios es realmente santo. En cambio, nosotros, necesitamos siempre que nos perdonen".
Benedicto XVI, prosiguiendo la catequesis de la audiencia general sobre los personajes clave de los orígenes de la Iglesia, habló hoy de Tertuliano -nacido en Cartago alrededor del año 150- el primer autor cristiano que escribe en latín. La audiencia se celebró en la Plaza de San Pedro y contó con la presencia de 32.000 personas.
La obra del escritor africano, dijo el Papa, "ha dado frutos decisivos que sería imperdonable minusvalorar" y su influjo se extiende "desde el lenguaje y la recuperación de la cultura clásica, a la individuación de un alma cristiana común en el mundo, hasta la formulación de nuevas propuestas de convivencia humana".
Tertuliano "se convirtió al cristianismo atraído, parece ser, por el ejemplo de los mártires, (...) pero una búsqueda demasiado individual de la verdad, junto con la intransigencia de su carácter, le llevaron gradualmente a dejar la comunión con la Iglesia".
En sus escritos apologéticos, Tertuliano se propone dos objetivos: "Confutar las acusaciones gravísimas de los paganos contra la nueva religión" y "de forma más propositiva y misionera, comunicar el mensaje del Evangelio en diálogo con la cultura de su tiempo".
Además, prosiguió el Santo Padre, el escritor "da un paso enorme en la explicación del dogma trinitario, dándonos en latín, el lenguaje adecuado para expresar este gran misterio, introduciendo los términos una sustancia y tres personas".
También son muy importantes sus textos sobre "el Espíritu Santo, (...) la Iglesia que reconoce siempre como madre, (...) la conducta moral de los cristianos, la vida futura, (...) María, (...) los sacramentos, (...) el primado de Pedro, la oración".
"De forma especial (...) exhorta a los cristianos a la esperanza, que (...) no es simplemente una virtud en sí misma, sino una modalidad que atañe a todos los aspectos de la existencia cristiana. Así la Resurrección del Señor se presenta como el fundamento de nuestra resurrección futura y representa el objeto fundamental de la confianza de los cristianos".
Benedicto XVI habló del drama humano del escritor, que "con el transcurso de los años se volvió cada vez más exigente con los cristianos", pretendiendo "en cualquier circunstancia (...) un comportamiento heroico".
"Pienso mucho en esta gran personalidad moral e intelectual -comento el Papa-. Se ve que al final le falta la sencillez, la humildad de insertarse en la Iglesia, de aceptar sus debilidades, de ser tolerante con los demás y consigo mismo. Cuando uno ve solamente la grandeza del pensamiento propio, resulta que es precisamente esa grandeza la que se pierde. La característica esencial de un gran teólogo consiste en la humildad de estar con la Iglesia, de aceptar sus debilidades y las propias, porque solo Dios es realmente santo. En cambio, nosotros, necesitamos siempre que nos perdonen".
Tertuliano es siempre "un testigo interesante de los primeros tiempos de la Iglesia, cuando los cristianos empezaron a ser sujetos de nueva cultura al confrontarse con la herencia clásica y el mensaje evangélico", y su obra "evoca la continuidad perenne entre los auténticos valores humanos y los valores cristianos". También es importante su afirmación de que "un cristiano no puede odiar ni siquiera a sus enemigos, donde las consecuencias morales e ineludibles de la fe, proponen la no violencia como regla de vida: y la dramática actualidad de esta enseñanza se hace patente también a la luz del encendido debate entre las religiones".
Al final de la audiencia el Papa saludó a los peregrinos de España, México y Chile, especialmente a la Asociación de Caballeros y Damas de Nuestra Señora de Guadalupe, acompañados por el cardenal Antonio Cañizares Llovera, arzobispo de Toledo, y a los fieles y obispos de las diócesis extremeñas venidos a Roma por el primer centenario de la declaración de Nuestra Señora de Guadalupe como Patrona de Extremadura.
"¡Que la imagen de la Santísima Virgen que hoy traéis a Roma -dijo Benedicto XVI- siga acompañando las celebraciones jubilares y bendiga a toda esa región española que tuvo una participación tan activa en la obra de la evangelización de América!".