Vivencia personal de su niñez, que nos envía un habitual de nuestra página, vecino del Río Paraná.
"Yo tenía 6 años. Un día mi papá, mi mamá y mis 4 hermanos fuimos a pasar la jornada a la orilla de un río, el río Paraná, que por cierto es muy grande y caudaloso.
Es un río muy transitado por barcos de gran calado, que transportan todo tipo de mercaderías y productos agrícolas e industriales.
Tiene un canal enorme, al que continuamente están dragando, y el comienzo de dicho canal no está muy lejos de la costa, a unos 7 metros más o menos.
Mi hermana Estela tenía 4 años, yo 6, Mario 9, Jorge 11 y Oscar 13.
Había mucha gente junto a nosotros.
Todos nos bañamos en la orilla con el agua a la cintura, y yo me alejé un poco de ellos y ya no pude hacer pie. No sabia nadar; tampoco ninguno de mis hermanos. Solo mi papá sabía, pero se acalambraba mucho; inclusive, estando acostado en su cama, también le pasaba.
Mi hermano Oscar, vio que me hundía y salía del agua y fue a querer sacarme, con tanta mala suerte, que pisó justo en el borde del canal y se desmoronó, por que es barro, y el también comenzó a ahogarse. A todo, esto Jorge intenta lo mismo, con los mismos resultados. Ya no era yo solo, sino mis dos hermanos también los que se estaban ahogando.
Mi padre, advierte esto por Mario, que del susto se paralizó y le gritó a mi madre lo que pasaba.
Se mete mi padre que en ese momento tenía unos 110 kilos y medía 1,94 m de estatura- y sin éxito alguno ya que no podía nadar bien.
En ese momento, yo estaba más tiempo debajo del agua que arriba, y mi padre se había sumado a la lista de los que se ahogaban, ya que no podía salir por sus propios medios.
Mi madre gritaba desesperadamente y veía con impotencia ahogándose a casi toda su familia.
Dos hombres llegaron y se tiraron al agua sin mediar una sola palabra.
Uno era un hombre grande como mi padre, y fornido; el otro era más bajo, pero también fornido.
Oscar salió solo como pudo, agarrándose del barro. A Jorge lo sacó el hombre mas bajo. Mi papá no podía salir y yo ya no aparecía más sobre la superficie.
Entre los dos hombres intentaron sacar a mi padre, pero no lo lograban y pedían ayuda a la gente, pero estos dos hombres centraban su mirada en un muchacho de 16 años. Nadie ayudó. Este adolescente, se colgó de una rama, que para su peso, era imposible que la rompiera, pero la quebró y con esa rama, que era muy gruesa, los dos hombres sacaron a mi papá.
Ya se retiraban todos cuando mi papá les rogó diciendo que aun faltaba uno de sus hijos (era yo ese hijo).
El hombre más grande corrió hacia el agua, se zambulló y metiendo la mano en el agua (como si supiera donde estaba) me tomó de los pelos y salió conmigo. Ya todos pensaban que estaba ahogado, pero no, este hombre me tomó de los pelos y cuando salí fuera del agua pude respirar, mientras él me sostenía.
Me sacó a la orilla, y me tendió en el suelo; yo respiraba con dificultad, pero aún estaba vivo.
Todos me miraban preguntándose como era posible que estuviera vivo. Y la respuesta se hizo evidente cuando mi papá me dejo para buscar a esos dos hombres que lo habían salvado a él y toda su familia, pero ya no estaban. Nadie los vio llegar y nadie los vio irse. Todos los buscaron, pero fue en vano.
Era imposible que se hubieran marchado, por que tenían que atravesar una calle sin salidas a los costados de más de 500 metros; pero simplemente no estaban. Mi padre, colocó avisos en los diarios, en las radios, pero nunca nadie se presentó.
Aun hoy yo creo que fue mi ángel de la guarda el que me salvó, y la mano misericordiosa de Dios. Yo vi a mi ángel, aunque no recuerdo su cara, y me gustaría que muchos lo pudieran ver, que muchos sepan que ellos están ahí para protegernos, para cumplir la voluntad de Dios.
Introducción a la serie sobre “Perdón, la reconciliación y la Justicia Restaurativa” |
San Josemaría, maestro de perdón (1ª parte) |
Aprender a perdonar |
Verdad y libertad |
El Magisterio Pontificio sobre el Rosario y la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae |
El marco moral y el sentido del amor humano |
¿Qué es la Justicia Restaurativa? |
“Combate, cercanía, misión” (6): «Más grande que tu corazón»: Contrición y reconciliación |
Combate, cercanía, misión (5): «No te soltaré hasta que me bendigas»: la oración contemplativa |
Combate, cercanía, misión (4) «No entristezcáis al Espíritu Santo» La tibieza |
Combate, cercanía, misión (3): Todo es nuestro y todo es de Dios |
Combate, cercanía, misión (2): «Se hace camino al andar» |
Combate, cercanía, misión I: «Elige la Vida» |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía II |
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