VATICANO - "El cristiano está llamado continuamente a movilizarse para hacer frente a los múltiples ataques a que está expuesto el derecho a la vida… la vida es el primero de los bienes recibidos de Dios y es fundamento de todos los demás": Benedicto XVI a la asamblea de la Pontificia Academia por la Vida
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides)
Almudi.org
"La conciencia cristiana tiene una necesidad interior de nutrirse y fortalecerse con las motivaciones múltiples y profundas que militan a favor del derecho a la vida. Es un derecho que exige ser sostenido por todos, porque es el derecho fundamental en orden a los otros derechos humanos". Ha afirmado el Papa Benedicto XVI a los participantes en la Asamblea General de la Pontificia Academia por la Vida y en el Congreso Internacional sobre el tema "La conciencia cristiana como sustento del derecho a la vida", recibidos en audiencia el 24 de febrero por la mañana,
Haciendo referencia a cuanto afirma con fuerza sobre este argumento la encíclica Evangelium vitae, el Santo Padre ha recordado que el cristiano está llamado continuamente a movilizarse "para hacer frente los múltiples ataques a que está expuesto el derecho a la vida. En eso él sabe que puede contar con motivaciones que tienen profundas raíces en la ley natural y que pueden ser compartidas por todas las persona de recta conciencia". Si bien se ha hecho mucho para que los contenidos de tales motivaciones pudieran ser mejores conocidos en la comunidad cristiana y en la sociedad civil, sin embargo, "los ataques contra el derecho a la vida en todo el mundo se han extendido y multiplicado, asumiendo nuevas formas."
En los Países de América Latina y en aquellos en vías de desarrollo son cada vez más fuertes las presiones por la legalización del aborto y se incrementan las políticas de control demográfico, "a pesar de que ya han sido reconocidas como perniciosas incluso en el plano económico y social". En los Países más desarrollados "crece el interés por la investigación biotecnológica más refinada, para establecer sutiles y extensas metodologías de eugenismo hasta la búsqueda obsesiva del 'hijo perfecto', con la difusión de la procreación artificial y diversas formas de diagnósticos tendentes a asegurar su selección", se promueven leyes para legalizar la eutanasia, multiplican las presiones para legalizar las convivencias alternativas al matrimonio. "En estas situaciones, la conciencia, arrollada a veces por los medios de presión colectiva - ha observado el Pontífice -, no demuestra suficiente vigilancia acerca de la gravedad de los problemas en juego, y el poder de los más fuertes debilita y parece incluso paralizar a las personas de buena voluntad."
Es por lo tanto urgente y necesario recurrir a la conciencia y, en particular, a la conciencia cristiana. "La formación de una conciencia verdadera, basada en la verdad y línea recta, determinada a seguir sus dictámenes, sin contradicciones, sin traiciones y sin compromisos, es hoy una empresa difícil y delicada, pero imprescindible. Y es una empresa obstaculizada, por desgracia, por diversos factores" ha continuado Benedicto XVI, que ha citado el creciente rechazo de la tradición cristiana y la idea de algunos de que "la conciencia individual, para ser libre, debería deshacerse tanto de referencias a las tradiciones, como de las basadas en la razón. Así la conciencia, que es acto de la razón mirante a la verdad de las cosas, deja de ser luz y se convierte en un simple fondo sobre la que la sociedad de los medios de comunicación lanza las imágenes y los impulsos más contradictorios."
Hoy es necesario "volver a educar en el deseo del conocimiento de la verdad auténtica, en la defensa de la propia libertad para elegir frente a los comportamientos de masa y a las lisonjas de la propaganda, para nutrir la pasión por la belleza moral y la claridad de la conciencia". Esta labor corresponde a los padres y a los educadores, pero también a la comunidad cristiana respecto a sus fieles. “No podemos conformarnos con un fugaz contacto con las principales verdades de fe en la infancia, es necesario un camino que abra la mente y el corazón de las personas durante las distintas etapas de la vida para que acojan los deberes fundamentales en los que se apoya la existencia del individuo y de la comunidad - ha afirmado Benedicto XVI -... Cuando falta una formación continua y cualificada de la conciencia", añadió, se hace "más difícil el juicio sobre los problemas planteados por la biomedicina en materia de sexualidad, procreación, así como en el modo de tratar y curar a los pacientes y a los más débiles de la sociedad".
El Papa ha llamado a las familias y a las comunidades parroquiales a sustentar la formación de los jóvenes y adultos: "junto a la formación cristiana, destinada al conocimiento de la Persona de Cristo, de su Palabra y de los Sacramentos, en el itinerario de fe de los niños y adolescentes se debe unir coherentemente el discurso sobre los valores morales que conciernen a la corporeidad, la sexualidad, el amor humano, la procreación, el respeto por la vida en todos los momentos, denunciando al mismo tiempo con válidos y precisos motivos, los comportamientos contrarios a estos valores primarios. En este específico campo la labor de los sacerdotes deberá ser coadyuvada oportunamente por la labor de laicos educadores, especialistas, dedicados a la tarea de conducir las realidades eclesiales con su ciencia iluminada por la fe."
A continuación Benedicto XVI ha concluido su discurso agradeciendo a los profesionales, filósofos, teólogos, científicos y médicos que "en una sociedad a veces ruidosa y violenta" pueden contribuir "a despertar en muchos corazones la voz elocuente y clara de la conciencia", y recordado de nuevo la enseñanza del Concilio, que invita a los laicos "a distinguir con cuidado los derechos y deberes que les corresponden como miembros de la Iglesia de los que les compiten como miembros de la sociedad humana… para que aprendan a armonizarlos entre ellos, recordando que en todo lo temporal, deben dejarse conducir por la conciencia cristiana, porque ninguna actividad humana, ni siquiera temporal, puede sustraerse de Dios" (Lumen gentium, 36). Por último, el Papa ha afirmado: "la vida es el primero de los bienes recibidos de Dios y es fundamento de todos los demás; garantizar el derecho a la vida a todos y de forma igual para todos es un deber de cuyo cumplimiento depende el futuro de la humanidad".